Mar de Azahar

Cuando el feminismo se convierte en Virtud

El feminismo surge en paralelo al estado moderno

Manifestación en Valencia con motivo del 8M
Manifestación en Valencia con motivo del 8MLa Razón

He querido dejar pasar unos días tras la conmemoración del 8 de marzo porque siempre es bueno rebajar en varios grados la euforia de las celebraciones. Ya se sabe, no es recomendable sucumbir a los fastos ni a las exaltaciones si lo que deseamos es analizar objetivamente. El veneno de la mediocridad que envuelve a la mayoría de nuestros dirigentes parece que ha empañado también este día y, como no podía ser de otra forma, siempre buscando dos bandos, el de: «Las mujeres obtienen avances gracias a nuestra labor reivindicativa de fuerza porque somos inflexibles» y el de: «No, el mérito es nuestro que llevamos toda la vida en la lucha». Vergonzoso y falso en ambos casos, como siempre.

Resulta que temas como la sanidad, la educación, la cultura y el feminismo que, tanto si queremos como si no, solo pueden ser patrimonio de la izquierda, sea radical o moderada, pero de la izquierda, en cualquier caso. Pues yo digo alto y claro que no, les falta cultura formal para entenderlo y humildad para reconocer que no saben nada; esto no se inventó ayer ni antes de ayer.

Cierto es que desde un punto de vista histórico, las bases para la configuración del orden simbólico de la actualidad nacen del sistema ideológico del siglo XVIII y en él se incluyen los albores del feminismo como movimiento social. Sin embargo, muchos siglos antes ya se detectaban acciones reivindicativas en los derechos de lamujer, sobre todo en la formación y la escritura. Y esto no lo digo yo, lo dicen estudiosos de la talla de la profesora María Dolores Martos y el profesor Julio Francisco Neira.

Como sistema de pensamiento organizado, el feminismo surge en paralelo al estado moderno, en cambio ¿qué sabemos del debate teológico, filosófico, científico y literario conocido como la «Querella de las mujeres»? ¿Saben las que tanto reivindican para sí y para sus logros que esto surgió ya en el siglo XIV? Apostaría varios cientos de maravedíes, para seguir en el contexto que toca, que no tienen ni idea, que si me leen pensarán que estoy trastornada, soy una facha o mejor, ambas cosas.

A poco que se investigue con rigor, uno empieza a ser consciente de las inexactitudes que se han escrito sobre el papel que representaba la mujer siglosatrás, y nos damos cuenta de que la mirada contemporánea con la que observamos el pasado resulta, en la mayoría de los casos, viciada por prejuicios y anacronismos. Partimos de conceptos sesgados que nada tienen que ver con la historia verdadera. Me gustaría preguntarles a todas estas vendedoras de feria si saben qué ocurría ya en la antigua Mesopotamia. ¿Qué pasaba allí en el Periodo Dinástico Arcaico I, es decir, en el 2900-2800 a.C?

No lo saben, seguro que ni lo saben ni les interesa porque: «Los grandes logros se los debemos a ellas, que son las garantes de todas nosotras (mientras no tengan un relato que esconder ni alguien a quien proteger, claro está)». Poco importa que les digamos que las mujeres de la antigua Mesopotamia tenían acceso a la escritura, a la lectura y a la cultura de igual forma que los hombres. Que eran escribas tanto los hombres como las mujeres, que administraban las cuentas, que eran artífices de los relatos en los templos, que trabajaban codo con codo, que muchas escribas estudiabanmatemáticas, astronomía, agricultura… seguro que me dicen que eso no es verdad, que deformo, que adultero, que tergiverso. Aunque esto tampoco lo digo yo, así que les aconsejo que se hagan con un ejemplar de: «Ella habla, las ciudades se derrumban».

Pero si todo esto de los sumerios y los acadios les resulta complicado, me conformaría con volver a la Edad Media y que me explicaran quien fue Christine de Pizán, qué hizo por nosotras, por qué escribió ‘La ciudad de las damas’, qué la hizo participar en el debate literario sobre el Roman de la Rose. Esta veneciana fue una revolucionaria en su tiempo y apostó a gran escala, como otras muchas que nunca conoceremos.

Reconozco que el ruido mediático es importante mientras quedan tantos puertos por conquistar, en cambio, no es solo esta la reflexión que debemos hacer. Es absurdo negar por negar, sobre todo cuando se hace por desconocimiento. Creo que lo importante es responder a una pregunta bien distinta: ¿por qué esta invisibilización con el devenir histórico?.

Esto va de otra cosa

Todo esto no empieza con la habitación de Virginia Woolf, las grandes autoras olvidadas del 27 o la exiliadas, vaya por delante todo mi reconocimiento y admiración por sus esfuerzos, por su dolor, no se me malinterprete, aunque… ¡Esto va de otra cosa! Que los constructos masculinos, el patriarcado, la sumisión y los fanatismos religiosos nos han denigrado, escondido, que sí, pero no nos podemos quedar ahí, que el mundo es ya muy antiguo para seguir así.

Que no hay que conformarse con una cuota, que hay que quererlo todo, saber por qué perdimos el paso, por qué nos varamos en el camino; hablar del porqué de los silencios, del porqué del olvido, no de cuatro gritos una vez al año mientras me envilezco escondiendo acciones que no interesa reconocer porque las han hecho los «míos», aunque sean denigrantes. El caso es vender y engañar con un falso discurso de protección femenina.

Estas son las cuestiones que debemos plantear, las que sirven de verdad: las de la educación, las de la formación, las de la igualdad sin lucha y sin rencor porque, aunque no se lo crean, en otras épocas muy lejanas parece que ya las tuvimos. Lo decía Teresa de Cartagena y Oliva de Sabuco o María de Zayas cuando defendía la formación y la autoría en los prólogos de sus novelas; Margarita Hickey o Inés Joyce con la carta a sus hijas.

Que no, que no habéis inventado nada, que otras lo hicieron, que otras nos lo enseñaron hace milenios. Ellas sí fueron verdaderas activistas, fueron feministas con mayúsculas… con virtud.

Hasta dentro de unos días.

Y no se olviden de una cosa: el mar les espera.