Gastronomía
Habemus cuchara, estos son los mejores restaurantes para disfrutarla en Valencia
Honramos honores a la gastronomía de cuchara omnipresente en invierno. Su universalidad es la piedra angular gustativa de su popularidad
Quién sabe cuántas sobremesas memorables le debe la restauración a la cuchara. Nuestra protagonista posee la enorme capacidad de llegar a un amplio espectro de clientes. Su consumo se vuelve a poner al galope tendido durante el invierno. Asentado el mes de enero, a veces, basta un pequeño gesto para que pasen grandes cosas.
La unanimidad de opiniones sobre la cocina de cuchara no resulta sospechosa. La vitalidad de esta restauración depende de la capacidad de los paladares para entenderse con los guisos y potajes que transitan popularmente por el camino de la excelencia.
Saltando de las formas al fondo por referirme a dos de los honores importantes de la gastronomía de cuchara hispana, es fecunda y frondosa.
Muchos la invocan como la reina del invierno gastronómico, en el centro de atención de manera inevitable como icono de la excelencia de la cocina casera; otros la siguen considerando como un vestigio más conservador, pura arqueología culinaria.
En cualquier caso, sigue tan presente en la restauración como el siglo pasado. El género tiene sus clásicos que nos aferra a los de antes, a lo de siempre, a lo conocido: potajes, guisos, cocidos, pucheros, gazpachos, etcétera, ven reconocidos sus legítimos sabores y tienen su cuota de protagonismo en las cartas que simbolizan la unidad y permanencia de la cocina invernal donde nuestra protagonista arbitra y modera los gustos de los clientes.
Lejos de cansar al auditorio gastrónomo, las alocuciones gustativas de la cuchara calan en el público que, atento y centrado, se empapa de conocimientos antes de devolverle cerradas ovaciones al finalizar la sobremesa. Su legitimidad se traslada a muchos establecimientos como los que siguen.
El Encuentro (San Vicente Mártir, 28), La Principal ( C/ Polo y Peyrolon, 5); Rausell (Ángel Guimera, 61); Aragón 58 (Avd. Aragón, 38); Easo Berri (C/ Ángel Guimera, 54), Maipi (Maestro José Serrano,1); Casa Eladio (C/ Chiva, 40), Napicol (C/ San Isidro, 28, Barrio de Roca, Meliana); Los Madriles (Av. Antiguo Reino de Valencia 48), Milán (C/ Archiduque Carlos, 1); La Utielana (Plaza Picadero de Dos Aguas), Grambinus (Avd Cerro, 15, Siete Aguas), La Pitanza ( C/ Quart, 5) y Leixuri (C/ Cirilo Amorós, 40), que buscan la complicidad con el cliente en lugar de interpelar a experimentos sin finalidad. Créanme, los hechos cuentan más que las interpretaciones. Lo van a entender en cuanto los visiten. Saben de lo que hablan y conocen de primera mano la cocina de cuchara a fuego lento.
Ningún idioma de cuantos existen tiene sustantivos y adjetivos suficientes para expresar con palabras lo que significa la cuchara en la gastronomía. Su pujanza queda delatada desde el principio y poco a poco va ensanchando el surco gustativo. Sus propuestas son una apelación imperiosa al disfrute con una serie de platos dotados para la plenitud gourmet sin trampantojos. Su capacidad de influencia es inmediata. Las tempranas satisfacciones se manifiestan mientras la capacidad del matiz se representa con intensidad.
Las predicciones se cumplen de forma precisa. La satisfacción aparece sola, se cuela en nuestro quehacer gustativo que apela a nuestra sensibilidad para con la cuchara. Se entiende el hábito de repetir de ciertos comensales. Pasa el tiempo pero su esencia no ha perdido su sentido. Son muchos, y muy ilustres, los expertos que callada o explícitamente han caído en una insólita idolatría.
De esta inmensa variedad se desprende una verdad. La predisposición por la cuchara es evidente. Tenemos una inclinación atávica por estos platos.
Ahí radica su pujanza y nuestra adhesión permanente. La expectación que genera cumple sobradamente, el sabor nos marca. Todo un cursillo acelerado que nos descubre el calado de esta restauración. Sí amigo lector, hay días y determinadas fechas en que escribir es invocar a los espíritus culinarios de la cuchara.
Con esperanza damos nuestro parabién a los restaurantes alistados a la gastronomía de cuchara y permaneceremos expectantes, junto al batallón de adeptos y seguidores con las propuestas de platos y jornadas de cuchara que se desarrollarán hasta la primavera. Nunca es tarde para que se cumpla un sueño. Habemus cuchara.
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