Cargando...

Fallas

La mascletà recuerda a las víctimas de la dana

La pirotecnia Tamarit despliega una «senyera» en el cielo, acompañada por una columna de humo blanca en homenaje también a los voluntarios

A pesar de la lluvia, miles de personas se han concentrado hoy en la plaza del Ayuntamiento para disfrutar de la mascletà de la pirotecnia Tamarit La Razón

En Valencia la fiesta siempre puede más que la lluvia. Es habitual que al menos varios de los días de Fallas estén siempre marcados por la lluvia, es lo que tiene en el mes de marzo... Pero el mal tiempo no es óbice para que miles de personas salgan a la calle para disfrutar de uno de los momentos más mágicos de estos días: la «mascletà». El momento en el que la plaza del Ayuntamiento de Valencia hace honor a su título de catedral de la pólvora. Y este año las ganas, la ilusión y la emoción, son aún mayores. Porque cuatro meses después de la dana, nadie olvida a las víctimas mortales, a sus familiares, y a todos aquellos que vieron su vida arrastrada por el agua y el lodo y que aún hoy intentan salir adelante.

La pirotecnia Tamarit ha querido hoy rendir homenaje a los que ya no están, y ha desplegado una «senyera» de humo en el cielo, bajo las gotas de lluvia que a esa hora caían sin clemencia. La bandera en recuerdo de los fallecidos en la tragedia ha estado acompañada por una columna de humo blanco en recuerdo también a los cientos de miles de voluntarios que no dudaron en dejarlo todo para acudir a ayudar a los que más les necesitaban. «El pueblo salva al pueblo», fue el lema de aquellos días, y una frase que nunca desaparecerá del imaginario valenciano.

Mientras tanto, la inestabilidad meteorológica prevista para los próximos días en Valencia preocupa al sector fallero, sobre todo por el viento, que puede afectar a la estabilidad de los monumentos plantados en la ciudad, cuando quedan ya pocas horas para la plantà de las fallas infantiles y un día más para las grandes.

José Jiménez, presidente de la falla Cuba-Literato Azorín, explica a EFE que, en previsión del mal tiempo, su monumento está prácticamente terminado para evitar que el agua penetre en los huecos y cause desperfectos. «El frío es lo de menos, lo que preocupa es el viento», señala.

Falleros de la comisión Convento Jerusalén expresan su «confianza» en la estabilidad del monumento, a pesar de su altura, que este año rozará los 23 metros, dependiendo del ángulo del remate final, aún pendiente de colocar.

Por su parte, Pedro Santaeulalia, artista fallero de Sueca-Literato Azorín, coincide en que el viento supone el mayor riesgo, sobre todo durante el montaje. «Una vez montada, la estructura aguanta», aseguró.

En su caso, su falla alcanza los 19 metros de altura, lo que la expone a rachas más intensas en la parte superior. Aun así, la mayor parte del monumento ya ha sido colocada con grúas, lo que les da «tranquilidad». En cuanto a la lluvia, Santaeulalia indica que su efecto es principalmente estético, provocando desgaste en la pintura y dificultando los retoques si las precipitaciones son continuas.