Debate de investidura
Pérez Llorca logra los votos de Vox y exhibe distancia con Mazón
El acuerdo de investidura deja fuera la violencia machista, donde hay más discrepancias
El PP inició ayer un nuevo ciclo en la Comunidad Valenciana. La dimisión del todavía presidente en funciones de la Generalitat, Carlos Mazón, puso en marcha la maquinaria popular para relevarlo con un único objetivo: hacerle ya el menor daño posible a un PP que no quiere dejar escapar las instituciones que logró recuperar tras las elecciones de 2023.
No hubo sorpresas de última hora. Es más, el portavoz de Vox en Les Corts, José María Llanos, avanzó en su última intervención que su grupo iba a dar los votos a Pérez Llorca. Fueron 53 a favor, los del PP y Vox –entre ellos el del propio Mazón– y 45 en contra, los de Compromís y PSPV. El próximo martes se celebrará su toma de posesión en un pleno que le convertirá en el octavo presidente de la Generalitat Valenciana, el sexto del Partido Popular.
La izquierda, que ha reclamado sin descanso la dimisión de Mazón, se esforzó por escenificar su rechazo a Pérez Llorca, le consideran la «mano derecha de Mazón». La realidad es que ningún candidato popular habría conseguido su apoyo.
La investidura de Pérez Llorca dependía exclusivamente de Vox. El partido que lidera Santiago Abascal tenía en su mano la continuidad de esta legislatura. Y solo como excepción, es en la Comunidad Valenciana donde Vox y el PP hablan sin mirarse se reojo.
En esta cuestión pesan dos factores. La situación extraordinaria que ha sufrido Valencia tras la devastadora riada del 29 de octubre y la buena relación que Carlos Mazón mantiene con Abascal. Solo teniendo en cuenta ambas cosas puede entenderse que Pérez Llorca no tuviera ayer más que reafirmar los compromisos que ya ha adoptado el PP hasta ahora con Vox para lograr su investidura. Se comprometió a controlar la inmigración ilegal y a poner límites al Pacto Verde. La cuestión de la violencia de género, donde ambos partidos muestran las principales discrepancias quedó apartada. Ni el popular hizo referencia a este asunto ni Vox le exigió pronunciamiento alguno.
Pérez Llorca elaboró un discurso de poco más de una hora para pedir el apoyo de todos los grupos políticos, pero sabía que solo podría convencer a Vox. Durante el debate de ayer, se comprometió en reiteradas ocasiones a buscar siempre el máximo consenso posible. «Los ciudadanos están cansados de batalla política». Acortó los tiempos y no gastó todo el minutaje que le correspondía. Desde el PP, su portavoz también renunció a una de las réplicas y Llorca contestó a todos los grupos conjuntamente, lo que también ahorró tiempo al plenario.
Distancia con Mazón
Pérez Llorca no hizo ni una sola referencia en su discurso al presidente «saliente». Es más, pese a que todos los anuncios realizados van encaminados a seguir las políticas desarrolladas durante estos dos años, no pronunció su nombre. Se trata, por tanto, de un gesto más que estudiado.
La principal enmienda la realizó con el anuncio que menos coste económico tendrá, pedir perdón a las 229 familias víctimas de la dana. Toda una enmienda a la gestión que ha hecho Mazón de este asunto en el último año.
Dicho esto, no perdió la oportunidad de señalar que también debería hacerlo el Gobierno de Pedro Sánchez, al que la Generalitat lleva un año culpando de la catástrofe de la dana y, sobre todo, de no atender a la reconstrucción. «El Gobierno de España no ha asumido ninguna responsabilidad y las administraciones no han estado a la altura de lo que merecían los ciudadanos».
Pérez Llorca no se vio arropado por nadie de la dirección nacional del PP, algo que fue aireado por los portavoces de la oposición. Los senadores valencianos Gerardo Camps, Eva Ortiz, Luis Santamaría o el diputado César Sánchez, nutrieron de autoridades nacionales el palco de invitados. Los tres presidentes provinciales del partido y de la institución provincial, los mismos que comieron con Llorca para plantar cara a Génova, sí que asistieron. María José Catalá, alcaldesa y diputada, no se separó de Pérez Llorca.
Frialdad en el trago más amargo
El presidente de la Generalitat en funciones, Carlos Mazón, llegó ayer a Les Corts casi a las seis de la tarde a formalizar su ocaso como presidente de los valencianos. Aparentemente, su llegada era más esperada por los medios de comunicación que por los propios diputados de su grupo parlamentario que si bien lo saludaron afectuosamente, no exageraron las muestras de cariño. Llamó mucho la atención la frialdad que reinó entre ambos presidentes, entrante y saliente, que hasta hace una semana eran uña y carne. No hubo abrazo. El traspaso de poderes en ese preciso instante se formalizó con un apretón de manos y un breve gesto de cogerle el brazo a Pérez Llorca. Solo el síndico de Vox saludó a Mazón, el resto de síndicos parlamentarios solo felicitaron a Pérez Llorca.