
Opinión | Mar de Azahar
Tampoco podíamos sudar
La muestra «Pioneras del deporte valenciano» consta de 80 fotografías que pueden verse en el Palacio de las Comunicaciones de Valencia

Los amantes del deporte en general, y del femenino, en particular, no deben perderse la muestra de fotografía «Pioneras del deporte valenciano», que acoge el Palacio de las Comunicaciones de Valencia y ha sido comisariada, con excelencia, por Luis Vidal Ayala.
Sabemos que lo de «Mens sana in corpore sano» hay que atribuírselo al poeta Juvenal. Aunque en la actualidad no tenga exactamente el mismo significado que cuando el poeta lo escribió en el siglo I-II d.C., tanto las mujeres como los hombres intuían sus beneficios y deseaban gozar de las mieles del triunfo y la competición.
Parece pues que en el deporte, como en tantas otras cosas, las mujeres hemos perdido un eslabón que recuperamos muchos siglos después porque, si bien es cierto que en la antigua Grecia no podían formar parte de los Juegos Olímpicos ni siquiera como espectadoras, no es menos cierto que existían los Juegos Hereos, una competición atlética femenina dedicada a la diosa Hera. También en la Edad Media participaron en determinados contextos de caza o equitación, y durante la dinastía Tang (618-907d.C.), las mujeres practicaban el cuju en China, un juego de pelota similar al futbol. Sin embargo, es como si no hubiera existido, a nadie le interesa contarlo, y la participación de la mujeres en deportes públicos solo comienza a ganar visibilidad en la era moderna, a finales del siglo XIX.
Un momento clave fue la creación de los Juegos Mundiales Femeninos en 1922 y 1926, organizados por mujeres deportistas como respuesta a su exclusión en muchas disciplinas de los Juegos Olímpicos. Estos eventos ayudaron a demostrar que las mujeres podían competir al más alto nivel, y presionaron al Comité Olímpico Internacional para incluir más disciplinas femeninas en los Juegos Olímpicos.
Esa reivindicación es la que se observa en esta bonita exposición que consta de ochenta fotografías en blanco y negro, y pone de manifiesto el buen hacer de cuatro generaciones de fotógrafos que, Luis Vidal Ayala ha rescatado del archivo familiar de los Vidal para rendir un merecido homenaje al deporte femenino valenciano.
Institución libre de enseñanza
La muestra nos enseña como en Valencia, al igual que en el resto de España, todo empieza a tomar color con la Institución Libre de Enseñanza de Francisco Giner de los Ríos, pero la dictadura volverá a adormecer las pequeñas y merecidas conquistas porque resultaba imposible que las mujeres sudaran en público, si me permiten la metáfora. No decirlo de esta manera creo que me costaría más de la cuenta, y puede doler demasiado a las que lo vivieron, aunque ya no estén; eso debe sentirse hasta en el más allá, estoy segura.
Es un placer escuchar a Luis Vidal Ayala, su magia al desgranar el texto de cada fotografía, de cada sueño, diría yo. Eso es lo que se aprecia en su rostro, la quimera de todas las mujeres que conquistaron un trozo de cielo, por pequeñito que fuera, así como el de todos los fotógrafos de su familia que inmortalizaron esos momentos únicos e irrepetibles.
A pesar de todas las dificultades, de las imposiciones, de las prohibiciones y de los impedimentos morales, estas mujeres fueron avanzando sin desfallecer como en una carrera de fondo para romper esquemas y barreras sociales. No estaban solas, los objetivos de las cámaras de la familia Vidal quisieron convertirse en testigos de excepción, a lo largo de todos estos años, para que los valencianos podamos ver hoy lo que muchos de nuestros antepasados no pudieron.
Paradigma masculino
A finales del XIX, principios del XX, el mundo del deporte era un paradigma masculino en el que se proyectaba un relato, como dicen ahora, inalcanzable para las románticas e inquietas mujeres que, vestidas de falleras o de reinas de juegos florales, limitaban su papel al saque de honor o a la entrega de trofeos con la mejor de sus sonrisas.
La muestra expositiva nos conduce por un pequeño recorrido de varias disciplinas que nos ayuda a reflexionar sobre la importancia y reconocimiento que muchas valencianas merecen y que no obtuvieron con los galones que les eran propios, sino más bien con galones de tiza.
En Baloncesto, las fotografías del archivo de los Vidal nos llevan hasta la primera liga femenina de 1964, en la que ya hubo presencia valenciana con el Royce- Dimar Valencia. El Bétera Samoa, el Dorna y una mujer clave: Dolores Escamilla. En Balonmano podrán ustedes contemplar instantáneas sobre destacadas actuaciones de los equipos de los colegios de Esclavas y Jesús-María. Nombres como Vicenta Cano y Cristina Mayo, entre otras, y clubes de gran renombre internacional como Amadeo Tortajada y Osito L’Eliana. En Hockey, viajaremos con la portera setabense, Amalia Doménech, la primera internacional valenciana que, en 1942, disputa un partido en Alemania ante la atenta mirada de Hitler. En Tenis disfrutaremos con las fotografías de la polifacética, Lilí Álvarez, nacida en 1905 y cuyo nombre estará siempre ligado al tenis de nuestra ciudad. Llegaremos así hasta 1995 con Arancha Sánchez Vicario y Conchita Martínez. También la Gimnasia Rítmica tiene su espacio en la exposición, relanzada gracias a la Sección Femenina, eso sí, con sus claves para el desarrollo personal y educativo, siempre con falda y mucho recato, como no podía ser de otra forma. Natación, con el Club Natación Delfín; María del Carmen Soto, primera nadadora valenciana que apareció en el ranking de los récords absolutos de 1958. Sin olvidar a nuestras paralímpicas: Pilar Javaloyas e Inmaculada Palencia. En atletismo, un recorrido ilusionante hasta Rafa Blanquer y su impulso al deporte femenino con reconocimiento internacional.
Javaloyas y Muñoz
No se pierdan esta magnífica exposición en la que lo más emocionante de todo es pensar que lo que vemos en ella es demasiado reciente para nosotras, demasiado increíble con tantos milenios de existencia. Nuestro mundo tiene 4.540 millones de años, sin embargo, visitando la exposición, nos daremos cuenta de que solo cincuenta años después del inicio de esta historia, nuestra paralímpica en natación, Pilar Javaloyas, consigue el oro en Seúl en 1988, y otra valenciana, la judoca Almudena Muñoz, se alza con el Oro en Barcelona 1992. Visto desde esta perspectiva siento escalofríos, ¿ustedes no?
A pesar de tantas medalla y tantas campeonas, me llama la atención cómo en grandes eventos deportivos con importante soporte publicitario, guapas señoritas posan al lado de los triunfadores.
Y digo yo que podríamos hacerlo también al revés ¿no?
Muchas gracias, querido Luis, por hacernos reflexionar sobre ello.
Hasta dentro de unos días. Y no se olviden de una cosa: el mar les espera.
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