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Premios Goya

Sábado de gloria: Almodóvar consigue siete Goya, incluido el de Mejor Película

«Mientras dure la guerra» aguantó el tipo durante toda la gala hasta que el «sprint» final de «Dolor y gloria» terminó decantando la balanza del lado del manchego. Por su parte, Belén Cuesta cumplió con los pronósticos a mejor actriz

La noche se presentó como una de esas fiestas «remember» en las que suenan viejas voces de la adolescencia. El duelo Almodóvar-Amenábar nos hacía retroceder a finales de los 90, cuando el descarado y jovencísimo director de «Tesis» le hizo frente al manchego durante una década –aunque el cara a cara dentro de una misma gala solo diera en una ocasión, 2005–. Por eso, lo de ayer fue condensar en tres horas y media esos diez años. Dos voces conocidas que se presentaban con nuevas pistas: «Dolor y gloria» y «Mientras dure la guerra». Aguantó el tipo la cinta de Amenábar durante toda la ceremonia, pero, llegado el «sprint» final, Almodóvar es mucho Almodóvar cuando se presenta de esta guisa. Mejor actor, director –entregado por una Penélope que también otorgará el de mejor película de habla no inglesa– y película para cerrar la gala y dejar un magnífico regusto que completaba los cuatro aperitivos anteriores (actriz de reparto, guión original, música y montaje).

Especial ilusión le hace al director –que en unas semanas tiene un nuevo asalto en Los Ángeles– ganar con una cinta que siempre ha defendido que este es su largometraje más representativo: «La película habla del cine y de la importancia de este en mi vida. La auténtica droga de la película es el cine, no la heroína, la verdadera dependencia de Salvador es la de seguir haciendo películas, el cine le ha vampirizado por completo». Será por ello que no lo puede dejar. También porque le «salvó la vida», como al protagonista, Salvador Mallo, encarnado por un Antonio Banderas que siempre olió a premiado. Jugando en casa y respaldado por la nominación a los Oscar, además de su trabajo, claro, hubiera sorprendido que no hubiera subido a recoger el Goya. Así que premio para el malagueño. Sorprendentemente, el primero. Celebradísimo por todos, Banderas pasó del discurso preparado y se acordó de su cardiólogo cuando se cumplen tres años del infarto –«no solo estoy vivo, sino que me siento vivo»–, pero también de su director y su ocho trabajos juntos, de la Movida, de Asier Etxeandía, etc. «Nunca he tenido la oportunidad de conocer a un artista con la lealtad que tienes a tu cine, nunca te has traicionado», decía mientras miraba a Almodóvar, sentado en primera fila. «Tenía que encontrarme contigo para llegar hasta aquí [su primer cabezón]. Espero que podamos seguir trabajando juntos en el futuro».

Seguro que el director recoge el guante, aunque entre tantas subidas y bajas, el manchego tuvo palabras para todos. Especialmente, para Pedro Sánchez, presente, al que se refirió en dos ocasiones para pedirle, sobre todo, más apoyo: «En los próximos cuatro años va a ser el autor del guión de los ciudadanos españoles, así que espero que le vaya muy bien porque así nos irá muy bien a todos los demás».

Completaba así Pedro Almodóvar una noche casi soñada en la que, pese a los cinco galardones, Amenábar terminó derrotado, o, por lo menos, con un sabor agridulce. Ya lo decía a su llegada: «Tener 17 nominaciones solo me garantiza poder perder más premios».

Premios repartidos

Por lo demás, Belén Cuesta cumplió con los pronósticos y se hizo con el galardón a la mejor actriz protagonista por su papel de Rosa en «La trinchera infinita», que se llevó dos. Los mismos que «Intemperie», de Benito Zambrano, y «O que arde», de Óliver Laxe. En esta última estaba otra de las caras de la noche, Benedicta Sánchez, que subió en el escenario a recoger el premio a la actriz revelación. No se hizo esperar. Primer galardón y esta pequeña gallega, a sus 84 años, había puesto en pie al auditorio. Decía en la previa que ganar la supondría la vergüenza y el sufrimiento de tener que mirar a la cara a sus rivales de nominación. Pero dudamos mucho que se lo tengan en cuenta. La actriz «amateur» se quedó sin palabras, así que incitó a los presentes a ayudarla: «Díganme cosas para que pueda decir algo, que si no me quedo enmudecida». Por lo que el respetable, entregado, la incitó a mirar a su tierra, a la que, entonces, dedicó el Goya en «galego», aunque también se arrancó a hacer un guiño a Málaga al confesarse una «perita» más. Recogiendo el mismo galardón que Benedicta, pero en el apartado masculino, estuvo Enric Auquer, uno de los descubrimientos de 2019 que ya venía de triunfar en los Feroz y que durante su intervención se arrancó a dar las «gracias a todas las antifascistas».

Y si el nombre de Benedicta sonaba con fuerza, no era menos el de otra compañera de generación, el de Julieta Serrano. Una de las chicas Almodóvar más veteranas que recogió anoche el primer Goya de su extensa carrera, un hito especialmente celebrado por una platea que volvió a levantarse en una gala en la que la política pasó desapercibida quitando un par de pellizcos del guión y en la que Silvia Abril entonó varias reivindicaciones feministas.

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