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El chileno Luis Sepúlveda entra en coma por coronavirus

Jesús DigesEFE
  • Periodista. Amante de muchas cosas. Experta oficial de ninguna. Admiradora tardía de Kiarostami y Rohmer. Hablo alto, llego tarde y escribo en La Razón

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El estado de salud del escritor de Ovalle (Chile) que supo describir con lenguaje preciso la pasión que un viejo de la región amazónica de los jíbaros sentía por las novelas de amor y convirtió la extensión de la Patagonia y las celdas de Pinochet en su particular trinchera contra el tiempo, empeora. Después de convertirse hace apenas unos días en el primer infectado confirmado por coronavirus en Asturias -recordemos que el creador de “Historia de una gaviota y del gato que le enseñó a volar” (Andanzas 280) reside en España desde hace más de 23 años- y asistir a la confirmación por parte del HUCA (Hospital Universitario Central de Asturias) de su relativa estabilidad, ahora, fuentes próximas al autor aseguran que se encuentra en estado de coma y consecuentemente con respiración asistida.
El foco del contagio donde Sepúlveda, de setenta años, habría contraído el virus, se ubica en el norte de Oporto, concretamente en la celebración del festival literario Correntes d’Escritas en Póvoa de Varzim. Su estancia en la zona durante los días 16 y 23 de febrero, la agrupación de cientos de personas que se encontraban en el certamen y la condición vital del narrador precipitaron un diagnóstico inesperado que fue confirmado nada más pisar suelo español.
El autor, que tantas veces estuvo cerca de la muerte, conoce bien el significado de la palabra resistencia ya que tuvo que enfrentarse a la represión militar del periodo de Pinochet y se vio obligado a abandonar su Chile natal como consecuencia de la militancia política. Relatos como “Mundo del fin del mundo” (Andanzas 220 y Fábula 101), “Nombre de torero”, “Patagonia Express” o “Diario de un killer sentimental” entre otros muchos avalan una trayectoria literaria extensa.
La poeta Carmen Yáñez y actual mujer de Luis, también fue evaluada por el personal sanitario del hospital tras producirse el diagnóstico por presentar síntomas parecidos a los del escritor. Sin embargo no parece que Yáñez haya sufrido por el momento la desgracia de su marido. Mientras, Sepúlveda, continúa sedado. Quien sabe si recitando en su cabeza todas esas “palabras hermosas que a veces le hacían olvidar la barbarie humana”.