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Música

Alejandro Sanz

Alejandro Sanz: “Los ciudadanos españoles van por delante de sus políticos”

El cantante lanza un proyecto que busca recabar las experiencias de gente anónima durante el confinamiento: #ElMundoFuera

Alejandro Sanz
Alejandro SanzAlejandro Sanz

Después de una positiva experiencia con un concierto que se emitió en directo en YouTube bajo el título #LaGiraSeQuedaEnCasa y que vieron millones de personas, Alejandro Sanz lanza otro proyecto relacionado con el confinamiento: #ElMundoFuera, la película, anima a todo el mundo a que envíe sus vídeos en horizontal a elmundofuera.alejandrosanz.com. “Pueden contar historias, hablar, cantar... lo que todo el mundo quiera”, dice el cantante, que después armará una historia de palabra y música con todo el material.

-¿Cómo está?

-Hoy tengo un buen día, los hay regulares.

-¿Dónde y como le pilló el confinamiento?

-Pues estoy en Madrid, y en pijama, como toda España. Intentando pasarlo, dentro de lo que cabe. Muchos amigos me dicen que ni lo debo notar, porque yo nunca salgo de casa, pero sí que hay algo psicológico en todo esto. Aparte de que no puedes recibir a nadie, y yo soy muy sociable para eso, estás todo día con esa avalancha de información sobre el tema del Coronavirus, de los fallecidos, de las tragedias que hay... y eso te va arañando y te va golpeando.

-¿Ha optado por dejar de ver noticias?

-Estoy ya en ese proceso. Hay varias etapas. La primera es el momento del “shock” en el que te alumbran en mitad de la noche con unos faros y te quedas petrificado. Y empiezas a beberte la información de forma compulsiva e insana y luego buscas soluciones, ya sabes, como que las vas a descubrir tú... (ríe) Y luego haces teoría, ya sabes, alguna conspirativa, otra científica o mágica, y terminas por apagar los aparatos informativos y coges la guitarra que te lleva dos días chillando.

-O sea, que sí ha sido capaz de ser productivo a pesar de todo y agarrar la guitarra.

-Sí. Pero hay una cosa muy productiva que se puede hacer: no joder mucho. No dar información falsa, no estar en la constante conversación, no reenviar memes que al principio hacían gracia pero ya no. Ni bulos que al rato tienes que rectificar. Es más productivo ponerse a leer, ver una película o una serie, o cocinar algo. Que ojo, ya somos todos tres estrellas Michelin. Pero con no contribuir al ruido general...

-Es verdad que al principio lo del confinamiento era emocionante y hasta un poco gracioso, pero ahora ya maldita gracia...

-A mí es que desde el principio, por lo que significaba, no me ha hecho ninguna gracia. Ha sido un drama, algo muy trágico, con pérdida de vidas. Pero bueno, sí que al principio había cierta novedad y no hemos estado desabastecidos y bueno, hay otros sitios del mundo donde no lo hay.

-¿Qué ha pensado de todo esto?

-Yo creo que todos nos hemos dado cuenta que le dábamos valor a cosas que no lo tenían. Y te das cuenta de eso y de todo lo valioso que no valorábamos. Ahora, a ver cómo hacen para convencernos determinados fabricantes de objetos de que son necesarios. Imagino que nos bombardearán de nuevo con anuncios... porque la gente se ha dado cuenta ya de que no hace falta tener un reloj con muchos brillantes o un coche de muchísimos caballos. Pienso que hemos hecho un viaje interior todos. Y después, hay otra cosa: darnos cuenta de que, cuando queremos, nos unimos. Y eso es una ventaja muy grande. Porque hasta ahora parecíamos irreconciliables. Por el partido político, la ideología, tu religión o condición... y resulta que no. Que podemos unirnos incluso cuando pensamos diferente. Y eso es bonito saber que puede ocurrir.

-¿Somos mejores que nuestros políticos?

-Los ciudadanos vamos muy por delante. La ciudadanía ha dado una lección y creo que eso ha dado sus frutos. He visto que se ha creado una mesa para trabajar todos juntos y pienso que no es el momento de tirarnos los trastos a la cabeza, que eso es muy de la política. Y parece que nos encanta, que forma parte de la gracia. Pero en crisis como ésta, no es muy inteligente atacar al que lleva el timón, sea quien sea. En una empresa nadie actúa así. Primero tienes que sumar. Y luego haces ya tu crítica. O pides explicaciones, pero a posteriori. No es muy inteligente hacerlo en mitad de la crisis.

-¿Cuál es el papel de la cultura? ¿Volverán los conciertos?

-Yo quiero ser optimista. Tengo que serlo. A corto plazo está negro, porque hay muchas familias que trabajan de esto. Un concierto mío no solo soy yo. Hay más de 150 personas en gira y contratamos a gente allá donde vamos. El último que hice en el Calderón (se refiere al Wanda) había 1.400 personas trabajando. Eso son muchas familias que subsisten con lo que sale de los conciertos y también está el cine y el teatro... son 800.000 familias que viven de la cultura. Y creo que no se puede arremeter contra un sector en conjunto solo porque no te caiga bien o porque no sean afines políticos, que dentro de los sectores, además, hay de todo. Se tiene que pensar que hay una parte de ese sector muy desprotegido porque son muchos autónomos que va a sufrir. Pero yo tengo la fe de que, si no a finales de año, principios del que viene se pueda retomar cierta normalidad. Y porque el turismo es muy importante esto.

-La gente se va a tranquilizar mucho escuchándole.

-Creo que la esperanza no la vamos a perder. Debemos buscar la luz. Le pondremos color a esto. Y también creo que la vacuna se puede conseguir en poco tiempo.

-¿Cree que nos va a dar reparo abrazarnos y besarnos en el futuro?

-Yo creo que nuestra forma de expresar las emociones y el contacto es así. Al principio, la gente tendrá más reparo pero volveremos a como era antes en cuanto nos liberemos. Forma parte de nuestra cultura. Nos encanta estar todos juntos en un bar pequeñito.

-Trata ahora de dar voz a la gente anónima con el proyecto.

-Lo imagino como dejar un balcón eterno abierto para los que han sido los protagonistas de esta situación tan anómala. En vez de contar un cuaderno de bitácora y de cuarentena, que lo haga la gente. Que envíen sus vídeos a elmundofuera.alejandrosanz.com. Y cogeremos eso y contaremos una historia. La historia del confinamiento contada por la gente sin ninguna intención. Y luego lo enlazaremos con la música.

-Fue bien su experiencia en “streaming”, ¿es el futuro?

-Hombre, eso está ahí, pero donde esté la sensación de un directo... es que un concierto no es solo una colección de canciones, es una colección de momentos. Es distinto. El concierto empieza desde que te compras la entrada, vas con tus mejores amigos y ese día incluso comes con tu gente. Vas allí, y cuando termina el concierto sigue viviendo dentro de ti. Y pasan dos días o un mes o un año y todavía tienes recuerdos. Son insustituibles. Nada se puede comparar.