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Crítica de cine

Estrenos en el sofá: “Little Joe", “Tiempo de caza” y “Lo que arde con el fuego”

Emily Beecham protagoniza "Little Joe", la última película de la directora Jessica Hausner
Emily Beecham protagoniza "Little Joe", la última película de la directora Jessica HausnerImdbImdb

Crítica de “Little Joe” : Más que una fábula de terror botánico ★★★★✩

Directora: Jessica Haussner. Guión: G. Bajart y J. Haussner. Intérpretes: Emily Beecham, Ben Whishaw, Kerry Fox. Gran Bretaña-Austria-Alemania, 2019. Duración: 105 minutos. Ciencia-ficción. Filmin

Jessica Hausner dirige "Little Joe"
Jessica Hausner dirige "Little Joe"ImdbImdb

“La felicidad es negocio”, reza la publicidad de “Little Joe”. Qué mejor lema para enfrentarnos a estos tiempos convulsos, sobre todo si proviene de una película que hace suyos los patrones de crítica social que patentó el cine de ciencia-ficción de los cincuenta para denunciar el miedo al otro de la sociedad occidental. En esta fábula de terror botánico las flores del mal tienen un aspecto de un rojo sanguíneo, mucho más atractivo que las plantas carnívoras de “El día de los trífidos” o las vainas gigantes de “La invasión de los ladrones de cuerpos”, película fundacional de la que bebe a tragos “Little Joe”, programada en el magnífico festival D’A barcelonés, que se celebra en formato on-line hasta el 10 de mayo en Filmin e incluye una retrospectiva a su directora, la austríaca Jessica Haussner. Es un rojo alarmante, peligroso, venenoso, que exuda un perfume arrebatador en forma de orgasmo fotosintético, y que, olido por un humano, sumerge a su víctima en una anestesia adictiva, que rompe los enlaces de empatía con el mundo a la vez que produce un estado de serenidad inquietante. Esta felicidad de laboratorio, sugiere la película, es otra más de las enfermedades del capitalismo: aquella que intenta vendernos una nueva normalidad completamente distópica como la panacea, como la única realidad posible a la que tendremos que adaptarnos sí o sí. Es fascinante comprobar la vigencia alegórica de “Little Joe”, que se estrenó el pasado festival de Cannes, durante esta pandemia. Película para ver con guantes y mascarilla, fría y distante como un Cronenberg primerizo, parece envuelta en una atmósfera densa, amenazante pero embriagadora. Haussner extiende la metáfora de ese autismo colectivo a la relación maternofilial entre la científica que inventó la flor sanguínea (Emily Bleecham, mejor actriz en Cannes) y su propio hijo, afectado por la esencia aromática de la planta. También es una película sobre la maternidad como conflictiva potencia creadora. ¿Qué hacemos cuando lo que lleva nuestros genes, se rebela contra nosotros, o nos revela que nuestro yo entra en conflicto con su esencia, con sus principios? ¿Mostrar resistencia es otro signo depresivo de estos tiempos, otra enfermedad neoliberal que nos hace percibir la realidad como si no perteneciéramos a ella? Haussner plantea estas preguntas sin dejar de hacer una película de género que nunca se avergüenza de serlo.

Lo mejor: Poder verla con otras películas programadas como “Lourdes” y “Amour Fou”

Lo peor: Tal vez a los seguidores de la ciencia-ficción paranoica les pueda sonar demasiado

Crítica de “Tiempo de caza” : Esto es un atraco imperfecto ★★★✩✩

Dirección y guión: Yoon Sung-hyun. Intérpretes: Jehoon Lee, Ahn Jae-hong, Choi Woo-sik. Fotografía: Won Geun Lim. Corea del Sur, 2020. Duración: 134 minutos. Thriller.Netflix

El director Yoon Sung-hyun dirige "Tiempo de caza"
El director Yoon Sung-hyun dirige "Tiempo de caza"ImdbImdb

Parece que el cine coreano –ahí están “Parásitos” y “Train to Busan” para demostrarlo– está empecinado en tomarle la temperatura a estos tiempos de caos e incertidumbre económica. Tal vez por ello “Tiempo de caza” está situada en una Corea distópica, endeudada hasta las cejas con el FMI, acostada en el asfalto en ruinas de barrios abandonados que podrían aparecer en “1997. Rescate en Nueva York”. Impregnada de ese telón de fondo apocalíptico, una electrizante película de atracos, protagonizada por un cuarteto de marginados que podría haberse escapado del cine de gangsters de los años treinta se transforma en la violenta persecución entre un asesino que colecciona las orejas de sus víctimas (una especie de gemelo asiático del Bardem de “No es país para viejos”) y tan ingenuos malhechores. No siempre sale victoriosa de su tenso pulso con la inverosimilitud, pero es entretenida como lo suelen ser los thrillers coreanos.

Lo mejor: La escena del parking y la del hospital, que demuestran lo bien que Sung-hyun utiliza los espacios

Lo peor: La trama hace aguas cuando se somete a una lógica narrativa que traiciona por sistema

Crítica de “Lo que arde con el fuego” : Corazones incendiados a ritmo lento ★★★★✩

Director: Paul Dano. Guión: P. Dano y Z. Kazan, según la novela de Richard Ford. Intérpretes: Ex Oxenbould, Carey Mulligan, Jake Gyllenhaal. EE. UU., 2018. Duración: 108 min. Drama. Movistar +

Jake Gyllenhaal protagoniza la primera película de Paul Dano, "Lo que arde con el fuego"
Jake Gyllenhaal protagoniza la primera película de Paul Dano, "Lo que arde con el fuego"ImdbImdb

No debe de ser fácil adaptar a Richard Ford. Su prosa límpida se despliega en una especie de realismo psicológico suspendido en el tiempo: quitas una palabra, una imagen, una metáfora, y parece que su retrato del desencanto americano se derrumbará sin dar más explicaciones. Paul Dano adapta “Incendios” con esa quieta delicadeza, atacando la disolución de un matrimonio (Gyllenhaal y Mulligan, espléndidos) a partir del punto de vista de su hijo único y adolescente (extraordinario Ex Oxenbould). La ópera prima se desliza sobre las frustraciones con la ominosa serenidad con que la cámara filma un bosque que arde. He aquí un triunvirato de corazones incendiados a fuego lento, en ese momento en que los hijos descubren que sus padres son más que humanos: débiles, egoístas, conmovedores depósitos de un legado del que querremos tener una fotografía para recordarlo cuando nos parezcamos demasiado a ellos.

Lo mejor: Hemos encontrado un cineasta que podría adaptar el “Canadá” de Ford sin inmutarse

Lo peor: Que el clasicismo de su puesta en escena puede confundirse con funcionalidad telefílmica