Me echaron... sin echarme
Comprendo que me sigan ¿echando... sin echarme?, pero tratándome infinitamente mejor que al genio/Nobel José Echegaray
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Se me habla y se me escribe de algo que no creo que se pueda considerar ni siquiera como "fake new". Los malentendidos no están reservados únicamente a los que entienden mal.
Me parece que casi todos los ínclitos de ahí me han despedido; es más fino que “mis à la porte”. Sí, creo que casi todos los más prestigiosos de ahí, repito, ¿me han despedido, pero sin despedirme? No me extrañaría que el director de «El País», ¿sigue siendo Juan Luis Cebrián?, decidiera de pronto, hoy, cualquier cosa, en su página más señera. Estar publicado en uno de los más prestigiosos de ahí ¿solo a mí me encanta? Me emocionó figurar en la portada del impar Peón de Rey, nada menos, como si yo fuera el maestro de ajedrez que siempre hubiera querido ser. Un pájaro sin alas es un rucio pollino Mis amigos como Houellebecq o Kundera o mi familia creo que no están al corriente de lo que puedo publicar en lo más prestigio de ahí. Solo soy el reflejo de mi apariencia.
Los más prestigiosos de ahí me trataron siempre infinita y obviamente mejor que los mandos, es su día, a mi abuela-Coraje o a los arrabeaux. Cuántas veces se está sólo entre los demás. En realidad ¿me echaron... sin echarme? A lo mejor ¿no me echaron nunca? ¿Me echaron... sin echarme? sin anunciármelo y aún menos glosarlo. Como Opinión de El País [cuando tuvo la prueba irrefutable (pero falsa) de que había firmado ...]. En Arrabalescos de «El Mundo» me enteré un sábado de que ya no publicarían el siguiente domingo [cuando tuvieron la prueba irrefutable (pero falsa) de que había firmado...]. ¿Usted sabía (con mis amigos, de Günter Grass a Philip Roth) que durante decenas de años...? El director de «El Mundo de entonces tiene ya (¡enhorabuena! -detesto la ironía y la provocación siempre incontrolables y funestos) otro diario libre. Es típico que «Abc» por tercera vez, siempre calladamente, ¿me haya echado... sin echarme? No me extrañaría que me dieran su trofeo de gala, el Mariano de Cavia. Todos ellos, tirios y troyanos, ¿con el mismo sistema –descrito por un malintencionado– el de la Stasi con sus escritores? La aurora llega como un exabrupto.
Sin querer ni mucho menos compararme a él recuerdo que «Arriba» publicaba todos los domingos las greguerías del inolvidable Ramón Gómez de la Serna; en vez de ¿echarle... sin echarle? que hubiera sido de-mal-tono, se publicó su última colaboración semanal (con guasa y poquísima gracia) una detrás de otra sin ningún punto y aparte. En tiempos de la Chelito la primavera era en otoño. Durante años he podido vivir sin ningún artículo en el conjunto de la prensa más ínclita y prestigiosa de ahí y sin saber quiénes son sus mandos o qué son cada una de sus tendencias. Comprendo que me sigan ¿echando... sin echarme? pero tratándome infinitamente mejor que al genio/Nobel José Echegaray. Acordarse del verbo olvidar.
Lamento que la buena relación que siempre he tenido con todos y cada uno de ellos se llegue, a veces, a romper. Como lamento que desgraciadamente ninguno de sus directores haya significado y signifique en mi vida lo mismo que Marcel Duchamp, Andy Warhol, Tristan Tzara o Samuel Beckett. La actualidad es el futuro del pretérito indefinido. ¿Quien ganará el Nobel de Instagram? ¿La presencia de las redes será cada vez más gigantesca ? De toda leña hago mi fuego. ¿Las voces de los más prestigiosos o los más anónimos (a veces ministros, obispos...) representan por ejemplo a ese «teatro-español» que conoce un confinamiento total desde hace años para pagar su delito de cargar con el nombre ¿maldito?: arra-beaux? Se crece al sudor de los vetos y los impedimentos. Por ejemplo este «gran dibujante» me escribe espontáneamente: «España nuestra es puro mestizaje y disparate. Cada cien años llega como un buque fantasma un articulo firmada por usted. Los he leído: se salen de la norma, y eso a algunos se les atraganta. Es usted el poeta crucificado. Creo que es norma ya recortar el discurso, redondear las palabras como pelotas para que se acomoden a no sé qué espacio zeitgeist volátil. Hay una brutalidad que pisotea las yerbas. Y vale más una página de carne que todas las momificadas; usted esta siempre frente al poder sus calumnias o falsas acusaciones. Con el abono que nos siguen echando, mejor se nutrirán las flores de nuestra poesía...» etc. Han dicho. Pues cuando ceso de escribir e inventar retrocedo. Pero se podría encontrar a mil otros que dirían lo contrario.