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David Quammen: “Ya podríamos estar sufriendo una segunda oleada”

Hablamos con el escritor de cabecera de la crisis sanitaria mundial, divulgador científico estadounidense, autor del libro más ilustrativo y relevante escrito hasta el momento sobre la crisis del coronavirus, "Contagio: la evolución de las pandemias"
David QuammenLA RAZON

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David Quammen ha escrito uno de los grandes libros de nuestro tiempo, “Contagio: la evolución de las pandemias” (Debate). Escritor de ficción que se pasó al reportaje y la no ficción, sus obras, electrizantes y viajadas, son esenciales para entender la historia, presente y futuro de los patógenos zoonóticos, que saltan de los animales al ser humano, así como el día a día de los científicos que rastrean, estudian y combaten al enemigo invisible, desde las selvas del Congo a las cuevas de Indonesia y los mercados de animales vivos del sur de China. El escritor, naturalista, divulgador científico, responde a LA RAZÓN desde su casa en Montana. Su editor le ha pedido que dedique los próximos dos años a escribir un libro sobre el nuevo coronavirus. En el momento de escribir estas líneas el Covid-19, que a finales de 2019 llegó a la ciudad china de Wuhan desde alguna cueva habitada por murciélagos, acumula 6,66 millones de casos confirmados en todo el mundo y 393 mil muertos en apenas 5 meses.
- En su libro explica que el ébola, excepto que logre mutar para ser más compatible con nosotros, no se transmite con excesiva facilidad, pero que otras enfermedades, por ejemplo una nueva neumonía infecciosa provocada por un nuevo coronavirus, un nuevo SARS, sí podrían causar estragos… y en 2020 llegó. ¿Le ha sorprendido?
- No, en absoluto. Lo único que me sorprende es lo mal preparados que estaban los gobiernos del mundo para responder a la crisis. Pero que llegaría un nuevo virus, de un murciélago, por ejemplo, no me sorprendió en absoluto. Todo eso ya lo habían predicho los científicos hace diez años. Lo cuento en el libro. Lo sorprendente fue contemplar cómo en EE.UU. y en otros países de repente se dieron cuenta que no teníamos tests, no teníamos planes de prevención, habíamos quitado dinero de los programas de prevención y estudio, no teníamos la coordinación… No todos los países respondieron igual, claro. Primero golpea China. Pero China lo aplastó sin miramientos. China es buena en eso: si un problema se puede resolver por aplastamiento ellos lo hacen. Luego llegó a Singapur y Corea del Sur, que también la aplastaron. Después está Italia, donde ha sido terrible, y EE.UU. donde se ha multiplicado. Y bueno, España ha sido golpeada de forma durísima, Francia, Reino Unido… y francamente eso es lo que me sorprende, que nadie estaba preparado.
- En España, por cierto, tenemos la mayor tasa de muertes por millón de habitantes del mundo.
- Eso es muchísimo.
- Sin duda.
- ¡Es una locura!
- Pues como le decía, en nuestro país, a principios de marzo, a pesar de que el norte de Italia ya estaba cerrado, el gobierno animaba a salir a las calles y participar en manifestaciones masivas. Por otro lado recuerdo a Trump, carcajeándose de la posibilidad de que el virus llegara a los EE.UU… ¿Hemos sido injustos con nuestros gobiernos, nadie podía imaginar algo así, o realmente han sido, como mínimo negligentes?
- No puedo hablar de las acciones del gobierno español. Pero conozco bien la actuación de otros gobiernos. Puedo decirle que el desempeño del gobierno de EE.UU. ha sido terrible. Igual que el de Brasil. El de Reino Unido ha sido malo. En cuanto a Italia tiendo a pensar que si bien podría haberlo hecho mejor el país tuvo muy mala suerte, con muchos contagiadores invisibles en el norte. Para cuando la gente comprendió lo que sucedía el virus ya estaba en todas partes. Por supuesto en Italia hubo otros factores. Mucha gente anciana. Muchos hogares multigeneracionales. Gente viviendo muy cerca. Una vida social intensa, con mucho contacto físico. Muchos fumadores. Contaminación... Factores que probablemente contribuyeron. Con todo es un misterio para mí por qué Italia fue golpeada de forma tan dura. Necesitamos respuestas. Necesitamos seguir investigando.
- Usted tiene escrito que con el SARS, en 2003, fuimos afortunados porque los enfermos se volvían infecciosos después de mostrar los primeros síntomas. Pero que era perfectamente posible que sufriésemos un nuevo SARS que operase al revés, como la gripe.
- En efecto, esa es una de las cosas que hace tan peligroso a este virus, y eso es parte de lo que sirve para explicar la tragedia en lugares como el norte de Italia. Pero todavía hay mucho que no sabemos del virus. Demasiado. ¿Cómo responderá a las temperaturas veraniegas? ¿La gente será inmune una vez que haya sobrevivido? Y si sí, ¿cuánto duraría esa inmunidad? No lo sabemos. ¿Habrá una segunda oleada en cuanto abandonemos las medidas de prevención, la distancia social, cuando volvamos a los cafés, etc.? Tampoco lo sabemos. Se trata de un experimento.
- ¿Pedimos demasiado a la ciencia, exigimos respuestas demasiado rápido y, posiblemente, ignoramos cómo funciona la ciencia?
- La gente no entiende cómo funciona la ciencia, exigimos respuestas, ya, y una vacuna, rápido, y bueno, por ejemplo, respecto a la vacuna, hay cosas en el proceso para lograrla que sencillamente no pueden acelerarse. Y no sólo es que no entendamos cómo funciona la ciencia. Existe toda un discurso político alimentado con el desprecio a la ciencia y enemistado con las personas que hacen ciencia. Un discurso anti intelectual. De odio casi contra las élites científicas. Que lleva a preguntar quién es este señor para darme consejos, o para decir que tengo que vacunar a mis hijos, cuando yo he leído algo en internet que dice que la vacunación puede enfermar a mis hijos. Para romper esa dinámica tóxica necesitamos educar en la ciencia, y por cierto, también necesitamos un periodismo que ayude a divulgar con más rigor.
- Usted también alerta de que ritmo de enfermedades zoonóticas, que saltan de los animales a los seres humanos, parece estar aumentando. ¿Por qué? ¿Nuestro éxito como especie es también nuestra invitación al triunfo de nuevos virus?
- Somos 7.800 millones de personas en el mundo. De modo que somos el mayor objetivo de los virus. Nuestro abrumador éxito, en términos darwinistas, nos convierte en una fuente inagotable de alimento. Extraemos recursos naturales del entorno, animales, madera, pieles, minerales, combustibles, y mientras obtenemos todos esos bienes también desenterramos virus, facilitamos que nuevas variaciones o mutaciones salen hasta nosotros, y como estamos tan interconectados aquellos virus que logran hacer el tránsito de un animal al ser humano tienen a su disposición a miles de millones de personas, pueden trasladarse de punta a punta del mundo en unas horas, y bingo, tienes un desastre, tienes una pandemia.
- Por otro lado este tipo de sucesos nos recuerdan que no hay mundo natural. O mejor, que somos parte del mundo natural. ¿Al destruirlo corremos el peligro de destruirnos a nosotros mismos?
- No creo que los humanos llegue a extinguirse, al menos en breve. No es algo de lo que deberíamos hablar. No podemos decir que si destruimos el mundo natural, con todo lo artificiosa que resulte la distinción, pues al fin somos animales y formamos parte de ese mundo, pero bien, lo que quiero decir es que incluso si arrasamos por completo al resto de animales que existen en estado salvaje los seres humanos somos tantos, y somos tan adaptables, y poseemos un grado de desarrollo tecnológico tal, que sobreviviremos como especie, al menos en el corto plazo. Pero eso no quita que cuanto más presionamos el entorno natural más cerca estamos de que nuevos virus muten y salten hasta nosotros. Tampoco impide reflexionar sobre si queremos sobrevivir en un planeta solitario, aburrido y feo, un planeta sin riquezas naturales, sin biodiversidad, envenenado, ¿de verdad queremos eso? Lo dudo. Dudo que la gente anhele que sus hijos vivan en un mundo sin vida salvaje, donde no hay tigres, osos polares, gorilas o mariposas. Tenemos que contenernos. Hay que reflexionar en serio sobre nuestra huella. Cuánto comemos, cuánto viajamos, cuánto combustible quemamos, cuántos hijos tenemos. Tenemos que reducir nuestra huella.
- De vuelta al nuevo coronavirus, encontramos mensajes contradictorios. Los gobiernos suenan bastante más optimistas que muchos de los científicos.
- Nadie sabe lo que puede ocurrir. Nadie. ¿Podríamos sufrir una segunda ola epidémica, como ocurrió con la gripe española? Podríamos. Yo apostaría a que sí, si tuviera que apostar diría que habrá una segunda ola, de hecho podría estar sucediendo ya en algunos lugares, por ejemplo en Corea del Sur. Quizá la segunda ola no llegue en el hemisferio sur, durante el verano. O quizá sí. O quizá suceda en octubre, cuando los niños vuelvan al colegio y la gente frecuente otra vez lugares cerrados. Desde luego el virus no va a desaparecer. No se va a ir a ningún sitio. Mientras haya personas infectadas, y mientras sea tan infeccioso, seguirá ahí, y volverá a propagarse en cuanto tenga la oportunidad. No creo que nos libremos de este virus. Sí creo que dentro de 50 años los niños serán vacunados contra este virus.
- 50 años…
- Sí.
- Seguimos sin saber qué animal es el reservorio del ébola. En el caso del Covid-19 parece seguro que se trata de los murciélagos? ¿Y cuál pudo ser el huésped secundario que lo amplificó?
- Estamos bastante seguros que fue un murciélago, pero entre el murciélago y el primer humano, en la ciudad de Wuhan, pasaron algunas cosas que todavía no sabemos. Pudo pasar a otro animal y evolucionar ahí durante 20 o 30 años. O pudo saltar a un tercer animal y mezclarse con otro virus, con otro coronavirus, y cambiar partes de su genoma. Quizá fue de un murciélago a un pangolín, evolucionó allí durante 20 años, pasó a un cerdo, y otro virus de un murciélago saltó también a ese cerdo y los dos coronavirus se recombinan y luego saltaron al ser humano. Es posible dado lo que los científicos han visto en el genoma, al compararlo con los genomas de otros coronavirus.
- La Casa Blanca insiste en una presunta conspiración del gobierno chino, e incluso añade que el virus podría ser una creación de sus laboratorios.
- Pompeo y Trump mienten cuando afirman que tienen muchas evidencias que apuntan a que esto podría haber sucedido. Mienten. No hay muchas evidencias. Hay rumores, rumores de que quizá sea posible. ¿Es físicamente posible que este coronavirus fuera diseñado en un laboratorio militar? No, no lo es. Tenemos evidencias disponibles para afirmar que es imposible. ¿Es posible que fuera un coronavirus de un murciélago que escapó de un laboratorio? Es teóricamente posible. ¿Existe alguna prueba, alguna evidencia al respecto? No. Ninguna. Cero. Y, en cambio, hay evidencias que apuntan a lo contrario. Pompeo y Trump mienten. Dicen cosas que les gustaría que fueran ciertas. Pero sólo porque ellos lo quieran no es suficiente.
- ¿Qué le parece lo ocurrido con la subvención federal a la empresa EcoHealth Alliance, que indaga en los virus de murciélago en China en colaboración con el Instituto de Virología de Wuhan? La beca no ha sido renovada por los Institutos Nacionales de Salud.
- EcoHealth tenía una beca de 3,7 millones de dólares, de los Institutos Nacionales de la Salud, para estudiar virus peligrosos de distintos animales en todo el mundo, es la clase de trabajo que describo en el libro, en Bangladesh, en China, etc. Estudiar esos virus peligrosos, averiguar qué animales son los portadores, etc., Parte de su trabajo se ha desarrollado en China, en colaboración con el del Instituto de Virología de Wuhan, que dirige la doctora Zheng-Li Shi, y que ha sido acusada de que el coronavirus salió de su laboratorio, porque hace cinco años ella y otros investigadores descubrieron y describieron un virus similar y alertaron al mundo. Es un caso clásico de matar al mensajero. Es lo que le está pasando. ¿Ahora vamos a culpar a la persona que avisó? Total, que EcoHealth habrá gastado unos 100.000 dólares de una beca de 3,7 millones colaborando con ella, buscando muestras de murciélagos en china, llevando esas muestras al laboratorio para que ella y su equipo puedan estudiarlas. Y lo que sucedió es que alguien, en una conferencia de prensa, le preguntó a Donald Trump si era cierto que los Institutos Nacionales de Salud estaban poniendo dinero en este laboratorio en China, el mismo que ha sido acusado de ser el origen del virus, y Trump respondió, bueno, si eso es verdad vamos a suspender la beca inmediatamente, y lo hizo. ¡Lo hizo!
- Vamos, que en vez de recibir el Nobel de Medicina la Casa Blanca la trata como una enemiga pública.
- Ha sido criticada, presionada por sus jefes. Llevo un tiempo tratando de contactar con ella. Ahí hay una gran historia. Pero todo el mundo quiere hablar con ella.
- Cómo podemos prepararnos para la próxima pandemia.
- Los Institutos Nacionales de la Salud son una institución pública que ha existido desde hace mucho tiempo y ha puesto mucho dinero de los contribuyentes en la ciencia, y la ciencia, a veces necesita años para que el fruto de una investigación determinada tenga un impacto en la tecnología o en la salud, y a veces ni siquiera hay un impacto práctico más allá de que nos permite comprender un poco mejor el mundo. En cuanto a la ciencia aplicada, en el campo de salud, hay cosas, como las vacunas, como las redes de colaboración internacional, como la investigación de campo, etc., en las que los políticos no siempre quieren invertir, y son las que permiten estar preparados, y eso cuesta dinero, y claro, los políticos preguntan, y eso, ¿cuándo puede suceder? Oh bueno, puede suceder en tres años, o en diez, o quizá no suceda nunca. Y claro, los ciclos electorales tienen un ritmo completamente distinto, y el electorado no siempre admite que se invierta su dinero, el dinero de los impuestos, en prevención, en conocimiento, en ciencia. Luego llega algo como el Covid-19, y el precio que pagamos en términos económicos es muy superior al que habría costado mantener unas inversiones en ciencia y en salud pública más robustas.
- Por rematar con su libro, o mejor, con su escritura y su método. Uno de los aspectos más fascinantes es la atención no sólo a las enfermedades sino a las personas que las investigan, y por supuesto están escritos en primera persona.
- Si escribes de ciencia escribes de gente, y los seres humanos queremos leer sobre otros seres humanos. Si escribes de ciencia escribes sobre una actividad humana, sobre las motivaciones, las ambiciones, las envidias, las esperanzas de esa gente… Empecé mi carrera como escritor de ficción, y luego cambié a la no ficción. Ahora no invento nada, ni las citas, ni las escenas, etc., pero con todo eso monto historias. No me limito a explicar los hechos. No los dramatizo, pero tampoco me limito a darlos crudos, desprovistos de las circunstancias y las personas. Eso es lo más difícil, respetar escrupulosamente los hechos, las palabras, etc., y trasladarlo luego a una narrativa.