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La periodista Inés Martín lleva doce años trabajando en el diario ABC

“En todas las redacciones persiste un tono paternalista hacia las mujeres”

Una imponente y significativa coralidad de voces de escritoras femeninas protagoniza las entrevistas del último libro de la periodista Inés Martín Rodrigo, “Una habitación compartida”

Ha conversado con Lydia Davis sobre el aburrimiento del amor obsesivo, diseccionado con Lena Dunham el desigual tratamiento que socialmente se ejerce sobre las mujeres que tienen ambición, analizado con Zadie Smith el relato fariseo que Estados Unidos ha construido en torno a la historia de la esclavitud, dialogado con Ida Vitale sobre el tango como detonador de sueños, charlado con la nunca indiferente Camille Paglia sobre el rotundo rechazo que le genera a la escritora la existencia de cualquier tipo de protección especial para las mujeres, o departido con Vivian Gornick sobre los tiempos no tan pretéritos en donde los hombres te ponían la mano en un despacho cuando no querías. Inés Martín Rodrigo (Madrid, 1983) lleva doce años materializando sus pasiones a través del diálogo, convirtiendo la entrevista en un refugio confesional infinito, en un contenedor de afectos hablados.

En “Una habitación compartida” (Debate), el nuevo libro compilatorio de la periodista, se amalgama una imponente y significativa coralidad de voces de escritoras femeninas que, en palabras de Enrique Vila-Matas -encargado de prologar el libro- “serían capaces de ocupar hasta el último rincón de un complejo y ambiguo puerto de mar”. A través de este ramillete de entrevistas reveladoras, íntimas, inspiradoras, elocuentes y vivas, la autora dibuja el mapa literario contemporáneo del feminismo actual y radiografía con genialidad las habitaciones propias de cada una de las interpeladas. Ahora intentamos, con cautela y curiosidad, colarnos en la suya.

- Habla en esta compilación que constituye “Una habitación compartida” del género de la entrevista con notable pasión, puntualizando que debe convertirse en una conversación más que en un interrogatorio… ¿Es más complicado hacer preguntas o saber responderlas?

- Depende de quién tengas enfrente como entrevistado, y también de quién te haga las preguntas cuando te toca a ti responderlas. En cualquier caso, la entrevista, como género periodístico, me apasiona, de ahí esta antología, y por eso me siento siempre más cómoda, y disfruto más, cuando soy yo la que plantea las cuestiones.

- Dice Lena Dunham en una de las cuestiones iniciales de su entrevista que ser joven y mujer es lo más emocionante de estar viva. ¿Añadiría alguna realidad a ese tándem aspiracional?

- Dados los oscuros tiempos que estamos viviendo, añadiría, casi, estar viva. Pero, sin caer en el catastrofismo, me decanto por ser escritora y periodista.

- Es indudable que a lo largo de las entrevistas que vertebran este libro tanto la figura como el poder de la mujer y su manera de estar en el mundo colonizan el discurso. Como periodista cultural, ¿se ha sentido amenazada en alguna ocasión por un entorno profesional marcadamente machista? ¿Ha percibido que su condición de mujer incomodaba o molestaba a algún entrevistado?

- Con respecto a la primera pregunta, nunca me he sentido amenazada por un entorno profesional machista, pero sí persiste, en todas las redacciones, me temo, un tono paternalista hacia las mujeres que no se da en el caso de los hombres. Es triste, pero es así. Y, con respecto a la segunda, mi condición de mujer creo que no, pero sí mi supuesta juventud, y no soy tan joven, créeme.

- ¿En qué momento sintió que dedicarse a escribir era una buena idea?

- Siempre he sido de ciencias puras y, de hecho, empecé a estudiar Medicina. Pero aguanté en aquella facultad apenas seis meses. Cuando me di cuenta de que mi sueño de salvar vidas podría convertirse en pesadilla hice un viaje a París de varias semanas -hasta que se nos acabó el dinero, básicamente- con un par de amigas, y fue catártico, revelador y liberador. A mi regreso a Madrid, tenía claro que quería estudiar Periodismo, porque era el camino más corto, que no fácil, para poder escribir. Y hasta ahora.

- ¿Qué diferencia a una escritora de una periodista?

- Lo que separa a la periodista de la escritora es la línea que marca la división entre la ficción y la realidad, aunque esta cada vez sea más difusa.

- Lleva doce años trabajando en ABC y supongo que tiene la mirada muy acostumbrado a los cambios. La muerte del papel sobrevuela desde hace demasiado tiempo esta profesión, pero parece que nunca llega a materializarse… ¿Le da miedo que la cultura se convierta en una suerte de guía del ocio con la integración de lo digital? ¿Que la información cultural se vacíe de significado?

- Ya lo he dicho antes. No seamos catastrofistas. Confío en el poder de las buenas historias, y mientras sigamos contándolas habrá lectores, en el papel o en la web.

- ¿De qué manera conocer, conversar y leer a infinidad de mujeres que se definen como feministas ha modificado o ampliado su campo de visión al respecto? ¿El feminismo se aprende o basta con sentirlo?

- Todas esas conversaciones, esos ratos compartidos, esas charlas, me han enriquecido como persona, y también mi visión sobre aspectos esenciales para mí, como el feminismo. El feminismo no se aprende. El feminismo practica, en el día a día, hombres y mujeres.

- ¿Considera al igual que Camille Paglia que el feminismo moderno enseña a las mujeres a manifestar resentimiento hacia los hombres?

- No soy tan rotunda como ella. Lo que sí creo es que plantear la reivindicación de la necesaria igualdad de derechos entre los hombres y las mujeres como una lucha de unas contra otros es un error. Y es un error que a las mujeres nos saldrá siempre más caro que a los hombres.

- ¿Se nos ha olvidado dialogar?

- Sí, absolutamente, rotundamente. Y, por consiguiente, ya no sabemos escuchar.

- ¿Cómo aprende una periodista a convertir el tiempo en aliado?

- Con el tiempo.

- ¿Qué voz literaria femenina le ha aportado más en términos intelectuales?

- Joan Didion, sin duda alguna. Acudo a “El año del pensamiento mágico” como los católicos buscan refugio en la Biblia.

- ¿Su pasión por la literatura te ha llevado en algún momento a sentir más aprecio por los libros que por las personas?

- No, nunca. Sin personas no habría libros.

- ¿A qué se parece la entrevista perfecta?

- A una charla sin presiones ni tiempo límite, que no esté enmarcada en la gira promocional del entrevistado.