Los Hermanos Cubero, una joya entre el romance y el country
El dúo publica un doble disco excepcional en el que recuperan la figura de Toribio del Olmo y en el que invitan a diez artistas de toda la Península a celebrar la lírica popular
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La música, cuando se toca, ya no tiene edad ni antigüedad. Es del presente, está viva y no importan los instrumentos ni el estilo. Tampoco es de ningún lugar. Eso es lo que dice el trabajo de Quique y Roberto, los Hermanos Cubero, que se publica hoy. Un hermoso y valiosísimo disco doble, «Errantes telúricos / Proyecto Toribio» (Primavera Labels), que ofrece dos perspectivas sobre la tradición. Por un lado, la recuperación de una figura, Toribio del Olmo, que no era folclorista ni estudioso, sino que simplemente cumplía su oficio, el de músico, con toda su humildad y su grandeza. Por otro lado, una maravilla para los amantes del folk: «Errantes telúricos» son diez temas en las que los Cubero hacen magia. Por ejemplo, invitan a Manu Ferrón y Jota de Grupo de Expertos, y adaptan un tema country de Tom T. Hall a la Sierra de Granada. O llaman a Christina Rosenvinge a sumarse a una canción tradicional y a Rodrigo Cuevas a darle un aire norteño a un tema propio de los Cubero. Y así con diez artistas que aportan su raíz para hacer una deliciosa mezcla con alma de romancero.
Música de ronda
Consciente de que el disco de colaboraciones tiene más tirón comercial, Quique pide que le prestemos atención al trabajo sobre Del Olmo «porque tiene tanta importancia para nosotros como el otro; en realidad, son complementarios». «Este hombre era un músico de la ronda del pueblo, de los bailes en Algora (Guadalajara) y alrededores. Así que nunca trascendió más allá de la comarca misma, aunque hizo una canción, el Foxtrot de Algora, que fue grabada después por Carlos Beceiro y Diego Galaz, creo, que son folcloristas y le dieron difusión. Pero este hombre trabajaba en el campo y era un músico aficionado y tocaba por los pueblos, porque a principios del Siglo XX, claro, no había ni equipos de sonido ni nada. Él era el baile», explica Quique, nacido como su hermano en la Alcarria (Guadalajara) aunque viven en Barcelona desde hace ya casi tres décadas.
Del Olmo era autodidacta y tocaba el violín. «No era estudioso o etnógrafo ni nada. Su afán no era recuperar la tradición, simplemente tocar para que la gente bailara. Tocaba un repertorio que incluía rancheras, canciones populares o de autor. Y nos enseñaron una grabación de tres horas que le hicieron cuando ya era mayor y le pidieron que recordase las canciones que tocaba por los pueblos. Roberto, mi hermano, fue cribando y elegimos lo más alejado de lo comercial, digamos, rescatando lo folclórico. Hay jotas, pero también un pericón, una mazurca...», explica Quique. El resultado son diez piezas puras y bellas, dos de ellas tocadas a guitarra y mandolina por los Cubero, y, para el resto, llamaron a ocho violinistas de acompañamiento. «El violín era el rey del baile de la época y muy importante en Guadalajara. Lo que pasa que hubo una recuperación muy potente de la dulzaina, que era más segoviana, y se perdió. Así que queríamos poner en valor todo coincidiendo con que ahora hay muchos nuevos violinistas haciendo cosas muy interesantes».
Louvin Brothers de la Alcarria
El trabajo, incluso para el que pueda resultar ajeno a esa tierra, es muy emocionante. «Para nosotros lo es, pero entendemos que no se aprecie en otros contextos. Pero sabiendo que el disco de colaboraciones es más comercial, o todo lo comercial que puede ser un disco nuestro, queríamos que constase». Los Hermanos Cubero llevan años «haciendo lo mismo», como dice Quique: mezclando el folclore de la tierra castellana con el «country» o el «bluegrass» americano, como si los Louvin Brothers hubieran tenido descendencia en la Alcarria. «Poco a poco parece que la gente lo entiende y vamos sumando público y repercusión. Pero claro, la instrumentación y la puesta en escena son muy limitadas», explica. Lo que no es limitado es su creatividad. «Errantes Telúricos» demuestra hasta qué punto su conocimiento de ambos lenguajes les permite hacer una mezcla única.
Todo surgió a raíz de una posible colaboración con Amaia, que fue creciendo en estilos y en territorio. Andaluces del pop como Grupo de Expertos, y del flamenco, como Rocío Márquez. Josele Santiago y Christina Rosenvinge, del rock de Madrid; Nacho Vegas, cantautor asturiano, como Rodrigo Cuevas, agitador folclórico. Y también Carmen París, Ara Malikian, Hendrik Röver y Los Míticos GT’s desde la tradición, la clásica y el blues y cada uno con su bagaje. «Iba a ser un tema, luego un EP de dos y luego de cuatro... y la bola se fue haciendo. Grupo de Expertos propusieron ellos la canción, que es de Tom T. Hall, que nos gusta muchísimo. Había canciones ya compuestas de antemano, como “Llama encendida”, que es nuestra y se la enseñaos a Rodrigo Cuevas pensando que podía aportar mucho, y otros son temas tradicionales como “La Rama”, que elegimos pensando en Christina Rosenvinge. Las cosas fueron surgiendo», explica. Sucedían al calor de una actitud compartida y, escuchado el trabajo, es difícil elegir una de las diez canciones, todas magníficas. «La actitud es exactamente lo que define el disco. El título de ’'Errantes telúricos’' va por ahí. Ellos nos motivan porque interpretan la música de forma parecida a nosotros. Son gente que anda errando y buscando debajo de las piedras dónde sale una canción. Es ese concepto. Esas fuerzas telúricas».