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Crítica de “Nuevo orden”: La realidad es que Foucault ya no vive aquí ★★☆☆☆

"Nuevo Orden" está protagonizada, entre otros, por Naian González Norvind (en la foto), Diego Boneta o Darío Yazbek
"Nuevo Orden" está protagonizada, entre otros, por Naian González Norvind (en la foto), Diego Boneta o Darío YazbekLa Razón

Dirección y guion: Michel Franco. Intérpretes: Naian González Norvind, Diego Boneta, Mónica del Carmen, Darío Yazbek Bernal. México, 2020. Duración: 88 minutos. Drama.

¿Habrá leído Michel Franco a su tocayo Foucault? Si lo ha hecho, se ha quedado con el espectáculo literal de la letra, pero no parece haberlo digerido bien. En 1978, el autor de «Historia de la sexualidad» vomitó una intervención en la Universidad de Vincennes titulada «Nuevo orden interior y control social», en la que vislumbraba, gran visionario, que los Estados occidentales tenían dos opciones para sobrevivir: o el fascismo o una tolerancia condescendiente e hipócrita que nos tuviera atados y bien atados sin darnos la impresión de que nos vigilan, nos controlan y localizan las zonas de peligrosidad para neutralizarlas. Han pasado más de cuarenta años desde los vaticinios de Foucault, y la película de Franco no puede resultar más oportuna: el retorno de los reprimidos es inevitable, la masa obrera está enfadada, las criadas de Genet están dispuestas a patear los cadáveres de sus amos. En una larga secuencia introductoria, que transcurre en una mansión acristalada donde celebran una boda a espaldas de las protestas de los insurgentes, Franco establece los parámetros de su discutible distopía, en la que, paradójicamente, el único personaje con el que el espectador puede identificarse es la joven rica y casadera que, a diferencia de sus colegas millonarios, parece entender lo que es la caridad. La visión del mundo de «Nuevo orden» es más cínica que nihilista y prorevolucionaria: los rebeldes son pura escoria terrorista, que no solo castigan a los ricos, sino también a los asalariados que siguen siéndoles fieles, aunque sea a distancia. Imposible dudar de las estrategias discursivas de Franco, que te agarran por las solapas desde un eficaz efectismo, lo que no significa que todos compartan su subtexto ideológico, que busca sobre todo la polémica a costa de la lucidez de pensamiento de un, por cerrar el círculo, Foucault.