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Arte

Así seguí al Caravaggio: dos viajes a Madrid y una oscura negociación

«Advertí a la casa de subastas de que no era una chorrada sino una verdadera obra de arte», comenta

"Selfie" de Andrea Ciaroni con el supuesto Caravaggio
"Selfie" de Andrea Ciaroni con el supuesto CaravaggioAndrea Ciaroni.

«Nada más llegar, me hice un “selfie” con el cuadro, porque no todos los días se descubre un Caravaggio». Andrea Ciaroni, codirector de la galería Altomani de Milán, subió esa foto a Facebook el 27 de marzo. Hasta ahora es la única que existe de alguien delante del supuesto Caravaggio. Entre aquel día y el 7 de abril, cuando se retira de la subasta el cuadro, viajó tres veces a Madrid. «Cuando las casas de subasta preparan una puja y creen que hay algo interesante, lo comparten con los clientes habituales. Este material te da ventaja porque te permite estudiar la obra antes de que salga a la venta. Es una forma de tener opiniones porque las valoraciones, a veces, son superficiales», dice a este diario.

«Ostras, es él»

La primera noticia que recibe es de un hombre de confianza que les advierte de que es un Mattia Preti, un pintor más importante, valorado entre un millón y un millón y medio de euros. «La primera en abrir el email fue mi madre, experta en esta pintura, y reconoció que era un Caravaggio. En pocos minutos mandamos una foto al profesor Massimo Pulini, historiador del arte. Enseguida responde diciendo: “Ostras, es él”. Rápidamente pedimos a Antonello di Pinto (un intermediario en estas adquisiciones) tener el derecho exclusivo para acceder a él. Aunque hubiera sido un Mattia Preti, el valor habría sido enorme porque salía a subasta por 1.500 euros. El problema es que Di Pinto manda la misma foto a Vittorio Sgarbi, uno de los mayores estudiosos de arte de Italia», dice resignado.

Una oferta

Como no deseaba perderse nada, Andrea se hizo una PCR y viajó a Madrid. «El mundo de las subastas es tan rápido que a veces se equivocan en la catalogación. Nosotros descubrimos un Guido Reni en Milán hecho para la familia Farnese por 10.000 euros porque se creía que era de la Escuela de Albani». Ciaroni asegura que habló «con el responsable de la subasta. Hice una propuesta seria por teléfono y por email al responsable de la casa por una cifra, que él me pidió por escrito. Les dije que este cuadro no era una chorrada sino una obra de arte. No pretendí comprarlo, pero propuse una cifra que oscilaba entre 500.000 y un millón y medio de euros para convencer a la familia de que el cuadro valía más y que lo retirara. De hecho, podría llegar a costar 200 millones, pero, matiza «para eso tendría que ser restaurado, tener licencia de exportación y ser expertizado». Para Ciaroni, el negocio más rentable para la familia habría sido ese, apartarlo de subasta, obtener licencia para exportarlo, restaurarlo y venderlo fuera. «Es lo que se llama hacer desaparecer una obra. El precio había sido mejor. Si llegados a ese punto no se obtiene la licencia de exportación, se habría vendido en España, pero después de un proceso de expertización de forma que se consigue también una cifra más alta». Y da una razón para hacer esto: «Las personas que pueden comprar un Caravaggio en España son pocas, aparte del Prado o la Fundación Thyssen».

Hay más. El lunes, ya en Italia, recibe la noticia de Ansorena de que el cuadro está retirado. Y vuelve a la casa de subastas. Desvela sus cartas para negociar. Entrega un estudio de Massimo Pulini donde se argumentaba «por qué podría tratarse de un Caravaggio». «Se lo di en mano para subrayar que era de este artista y hacerlo de una forma profesional». Una de las revelaciones que aporta es que «nunca vi a la familia. Siempre me la escondieron». Ciaroni está convencido de que los propietarios desconocían el valor de la tela. En cuanto entregué el estudio, la casa de subasta tendría que haber comunicado a la propiedad su contenido para verificar si era cierto. Es por ley. Si lo han hecho o no, eso lo sabrá la familia. Quizá eso explica este cambio de dirección para retirarlo de Ansorena y dárselo a otro marchante». Ciaroni piensa que el Caravaggio acabará musealizado y asegura: «La propiedad pierde 150 millones de euros, porque ya no saldrá de España».