«What’s going on», de Marvin Gaye: 50 años del mejor disco
Hoy se cumple medio siglo de la publicación de un álbum histórico, elegido por «Rolling Stone» como el mejor de la historia, que es considerado un vivo grito de protesta y que fue la revelación de un artista gigante
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La primavera de 1970 fue una época tenebrosa para Marvin Gaye. Su adorada compañera Tammi Terrell había muerto después de tres años de penosa batalla contra un tumor que le devoró el cerebro. Su hermano Frankie acaba de regresar de Vietnam y no dejaba de contarle historias aterradoras sobre napalm, locura, depravación y muerte. Mientras, la segregación racial continuaba en Estados Unidos con Martin Luther King ya solo útil como mártir, las drogas conquistaban las esquinas y su matrimonio con Anna Gordy, hija del dueño de Motown, se desmoronaba. Y en lo musical, Gaye se sentía cada vez más frustrado con el inmovilismo de su sello discográfico. Quería otra cosa para su país y otra cosa para su música. Quería «What’s going on». Se cumplen ahora 50 años desde la creación de un disco absolutamente esencial en la historia de la música. Es curioso: a cada año que pasa, el álbum sigue ascendiendo en todos los ránkings de mejores discos jamás grabados hasta llegar a ser considerado el mejor de la historia en la última actualización de la lista de la prestigiosa revista «Rolling Stone». Su influencia perdura. Es un auténtico roble.
Un disco político
Gaye había crecido agarrado al éxito con su tremenda clase para interpretar. Motown y él se retroalimentaron. «I Heard it Through the Gravepine» había pasado siete semanas en el número uno de las listas para consolidarse como el mayor éxito de 1968. Pero todo había cambiado alrededor de Gaye con el inicio de la década. Ya no soportaba tanta violencia racial en las calles mientras sus familiares y amigos eran enviados a Vietnam con una carta de despedida bajo el brazo. Entró en el despacho del jefe de Motown, Berry Gordy, y le anunció su deseo de hacer un álbum con canciones políticas y sociales. «De ninguna manera», le dijo el mandamás.
El sello de Detroit se había abierto camino con canciones amables, con arduo trabajo para «educar» a sus estrellas en la corrección, y con un afán de conquistar no solo las listas de canciones de R&B, sino también de pop. Y lo había conseguido. Gordy no quería cambiar nada. Gaye se marchó del despacho con tanta calma como determinación. No iba a dar su brazo a torcer. Solo necesitaba un punto de partida y esto se lo ofrecería Renaldo «Obie» Benson, de los Four Tops, al entregarle la canción que daría comienzo al prodigio. Coescrita con Al Cleveland e inspirada en los disturbios políticos que dividían a la nación, «What’s Going On» era una composición poderosa. Pero nadie quería grabarla. Era «demasiado» arriesgada, capaz de poner en peligro la carrera de cualquiera. Benson le propuso a Gaye compartir créditos si se la quedaba y éste no solo accedió, sino que se propuso mejorarla con diversas ideas y versos. «Añadió letras y puso algo de sabor a la melodía. Agregó algunas cosas que eran más gueto, más naturales, partes que lo hacían parecer más una historia que una canción. Lo hizo visual. Se metió hasta el punto de que cuando la escuchabas podías ver a la gente y sentir ese dolor», recordaría Benson. La canción se grabaría en la sala Snakepit de Motown apenas unas semanas después de los asesinatos del campus en Kent State y Jackson State, y contaría con los veteranos músicos de sesión Eddie «Bongo» Brown y el maestro del bajo James Jamerson, además de Gaye en los teclados. Era una canción profunda, evocadora, reflexiva, mágica. «Cariño, acabo de grabar un clásico», le diría Jamerson a su mujer al llegar a casa. «Marvin, ¿por qué quieres arruinar tu carrera?», le contestó Gordy tras escucharla. El jefe de ventas de Motown, Barney Ales, decidió asumir la responsabilidad que exigía el momento y una joya como aquella canción. Y con la completa oposición de Gordy lanzaría «What’s Going On» como single. Los instintos de Ales eran correctos: en marzo de 1971, había alcanzado el número dos.
Arriesgar y ganar
Gaye lo había conseguido: había demostrado que se podía tomar partido, arriesgar y a la vez gustar. El tema central de «What’s Going On», como después ocurriría con el resto del álbum, era la propia vida de Marvin Gaye y lo que veía con sus ojos. Cuando su hermano regresó de Vietnam, Gaye notó que su perspectiva había cambiado. Todos habían cambiado. También América. Woodstock era ya solo un recuerdo, la policía asesinaba a estudiantes en los campus, los parias morían en la jungla, las drogas perturbaban las psiques mientras los ideales hippies se desmoronaban por eso mismo: eran puro idealismo. «What’s Going On» era la canción del momento. «Marvin, tienes un mes para grabar tu mierda de disco», le dijo Gordy. A Gaye no le importó tener ninguna canción más completada. No necesitaría un mes porque en dos semanas, del 17 al 30 de marzo, ya tendría todo listo. Las pistas rítmicas se completaron en tres días y durante los siguientes diez, registraría sus pistas vocales de forma prodigiosamente espontánea. Las cuerdas y vientos serían lo último. La obra maestra estaba lista. Gaye había encontrado no solo la inspiración para componer otros ocho temas más, sino el talento y el coraje para grabarlos en jornadas febriles. Pero la leyenda cuenta que en realidad grabó dos veces el disco. Terminó la primera versión el 5 de abril, pero no le acabó de llenar. En 48 horas agregó nuevas pistas y luego volvió a mezclar todo el álbum casi desde cero. Su impacto en el mundo de la música pop fue inmediato. A finales de año, había metido tres éxitos en el Top Ten («What’s Going On», «Mercy Mercy Me (The Ecology)» y «Inner City Blues (Make Me Wanna Holler)»), pero su influencia iría más allá de las ventas. Engendraría un estilo en sí mismo, toda una escuela de música negra con conciencia. El último gran álbum grabado en el mítico estudio original Hitsville USA de Detroit dejaría una huella indeleble en la historia.