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El misterio que rodea a Medjugorje 40 años después

Hoy se cumplen 40 años desde uno de los fenómenos más sorprendentes del catolicismo: las presuntas apariciones de María de Nazaret a seis videntes
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En febrero de 2018 viajé a la remota aldea de Medjugorje, en Bosnia-Herzegovina, para investigar las presuntas apariciones de María de Nazaret a seis videntes desde el 24 de junio de 1981, hace hoy justo 40 años. Todo el exhaustivo trabajo de investigación se recoge ahora en mi nuevo libro “Medjugorje”. El misterio que rodea a uno de los fenómenos más sorprendentes del catolicismo, cuya segunda edición acaba de lanzar el Grupo Planeta en menos de 15 días.
El día de mi llegada a Medjugorje en la vieja furgoneta blanca conocí a un hombre excepcional que irradiaba paz en medio del sufrimiento que atisbé en el trasfondo de su mirada. Supe entonces que se llamaba Mario Mijatovic y que se había desposado con la vidente Vicka el 26 de enero de 2002. El matrimonio residía en Krehin Gradac, a diez minutos en coche de Medjugorje, en el mismo municipio de Citluk. Tenían dos hijos en común, Marija-Sofía y Anthony.
Tras un rato de distendida charla en italiano, Mario quedó en recogerme con su coche a la mañana siguiente para conducirme hasta su casa, donde me aguardaba una inolvidable experiencia con Vicka. Me llamó poderosamente la atención que en tan sólo unos minutos aquel hombre tan sencillo me invitase a compartir con semejante generosidad el santuario de su hogar.
A la mañana siguiente, Mario vino a buscarme con su hijo Anthony. Finalmente accedimos Mario y yo al salón. Me acomodé en el centro del tresillo, junto a una mesa rectangular con tablero de cristal y sofás en ambos extremos. En la pared de enfrente había un cuadro de la Última Cena de Jesús con los doce apóstoles y justo debajo, sobre un aparador de madera, una talla de la Virgen de Medjugorje tal y como la había contemplado Vicka.
-Ella viene enseguida –me indicó Mario, sentado a mi derecha.
Y poco después, me formuló una pregunta que me dejó helado:
-¿Qué tal tu hermana?
-¡Cómo dices! –repliqué, aturdido.
-Tu hermana, sí –repitió él, muy calmado.
-Falleció el pasado 9 de febrero –dije, todavía con un nudo en la garganta.
Mario asintió con la cabeza, como si ya lo supiese, y me dio a entender que mi única hermana estaba en el Cielo.
Entonces irrumpió Vicka en el salón enfundada en un vestido rojo, con jersey de cuello alto a juego y pantalón y zapatos negros. Parecía una “mujercita” con el cabello negro alisado, sus oscuros ojos algo achinados y una sonrisa resplandeciente estampada en su rostro.
Portaba una bandeja con aperitivos y bebidas, que se había entretenido en preparar en la cocina mientras Mario y yo charlábamos solos. Me saludó con dos besos y tomó asiento en una butaca justo enfrente de mí. Desde el primer instante, entablamos ella y yo una conversación fluida y cordial en nada parecida a una rígida entrevista.
-¿Cómo has visto a la Virgen la última vez? –le pregunté.
Ella torció el gesto con cierta inquietud:
-Está alegre, pero veo en su corazón la tristeza y preocupación por los jóvenes y las familias tan atacadas hoy por Satanás. La Iglesia necesita también nuestras oraciones. La Virgen me pide que recemos por el Papa, los cardenales, obispos y sacerdotes. Dice que hay muchos sacerdotes buenos, pero también algunos malos, y los anima a todos a rezar el Rosario. También pide que oremos por las vocaciones sacerdotales que tanta falta hacen hoy.
-¿Cómo se te aparece Ella?
-En Navidad la veo con el Niño Jesús en brazos. En Semana Santa, el Viernes Santo en concreto, la he visto con Jesús ya adulto, coronado de espinas y los estigmas sangrantes en sus manos, pies y costado. La Virgen me dice entonces: “Así sufre mi Hijo por todos vosotros”.
-Descríbeme físicamente a Jesús y a la Virgen…
-Él tiene el cabello castaño y los ojos marrones; Ella, el pelo negro y los ojos azules. Pero ninguna de las imágenes que conocemos de ellos les hace la menor justicia.
-¿Tampoco tu detallada descripción de la Virgen?
-La veo vestida de gris, sí, con un velo en la cabeza y la corona de doce estrellas, flotando sobre una nube… Pero mis palabras tampoco le hacen justicia, porque Ella es mucho más hermosa de lo que yo soy capaz de expresar.
-Una hermosura que procede sobre todo del interior…
-¡Exacto! –prorrumpe Vicka. La Virgen me dijo en cierta ocasión: “Soy hermosa porque amo”. Y a continuación se lamentó por las personas que conceden más importancia a su aspecto físico que a su belleza interior.
“VEO A LA VIRGEN”
La conversación con Vicka a tumba abierta me sirvió para convencerme de que no era una impostora.
-¿Cómo es un día en tu vida? –inquirí.
-Me levanto a las cinco y media de la mañana, como tarde. A veces, a las cuatro y media cuando celebro algún encuentro con peregrinos. Voy a Misa, rezo el Rosario, confieso… La Virgen nos pide que recemos las tres partes del Rosario cada día y que hagamos oración y ayunemos. Me gusta también abrir al azar la Biblia y meditar el pasaje que sale a mi encuentro. Yo abandoné mis estudios para ponerme al servicio de la Virgen. Lo dejé todo por amor a Dios y a los demás.
-¿Qué les dirías a quienes denuncian que en Medjugorje hay demasiadas apariciones?
-Yo sólo puedo decirles la verdad: que veo a la Virgen. Y Ella me ha dicho que Medjugorje es una prolongación de Fátima.
FECHA: 1981. El 24 de junio, hace justo 40 años, María de Nazaret se apareció presuntamente por primera vez a seis videntes en la festividad de San Juan Bautista.
LUGAR: MEDJUGORJE. Vicka asegura: “En Navidad veo a la Virgen con el Niño Jesús en brazos, y el Viernes Santo la he visto con Jesús adulto coronado de espinas”.
ANÉCDOTA: La vidente añade que la Virgen le dijo: “Soy hermosa porque amo”. Y se lamentó por quienes conceden más importancia al aspecto físico que al estado interior.

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