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El músico y productor británico Alan Parsons: una carrera consagrada al rock progresivo

Alan Parsons: “Puede que los discos conceptuales estén pasados de moda, pero para mí tienen sentido”

El músico y productor, icono del rock progresivo, rinde homenaje a «The Turn Of A Friendly Card» en su próxima gira por España

Si en la historia de la música pocas veces se reconoce a los productores su papel decisivo en algunas obras maestras, a los ingenieros de sonido ni se les pone apellidos. Ese podría haber sido el destino de Alan Parsons, que se encontraba a los mandos durante la grabación del último álbum que grabaron los Beatles, «Abbey Road» (el último publicado fue «Let It Be», pero fue grabado antes), y, sobre todo, en el descomunal «The Dark Side Of The Moon» de Pink Floyd. Sin embargo, por suerte, el enorme talento del británico trascendió las cuestiones técnicas. Después de una abnegada dedicación a los entresijos de la búsqueda del sonido perfecto en la pecera de Abbey Road, el estudio más famoso del mundo, Parsons cruzó el cristal para convertirse en artista y compositor y alcanzar la fama con The Alan Parsons Project, formación con la que pasa de gira por España, en Barcelona (12 julio), Marbella (14) y Madrid (19, Mad Beach Club), celebrando el 40 aniversario de su trabajo «The Turn of a Friendly card».

Una mezcla histórica

Como ingeniero de sonido, su participación en el álbum de los Beatles fue secundaria: «No puedo decir que tuviera ningún impacto creativo en aquel disco. Mi contribución fue más palpable con Wings y Paul McCartney, donde sí que intervine realmente», reconocía esta semana el músico en una charla con la Prensa española. Sin embargo, su papel en «The Dark Side Of The Moon» fue crítico, especialmente en la mezcla cuadrafónica de las pistas, una técnica que resultó revolucionaria en el momento y que no pudo ser superada en calidad ni siquiera por la remasterización que se hizo en 2003 con las técnicas de alta definición. Hay que tener en cuenta que los «loops» de aquel disco se construyen hoy con ordenadores en cuestión de minutos, pero en 1973 suponían un proceso minucioso y manual.

Parsons trabajó después con bandas como The Hollies, pero de aquella implicación con el rock progresivo prendería la mecha del proyecto propio. Primero en las sombras detrás del escenario y después como «frontman» de su propio proyecto. Y es que en los orígenes del suyo musical, Parsons dirigía a Eric Woolfson y a otros músicos de estudio como cerebro pensante de una formación que no daba conciertos. Publicaron diez discos de éxito en un tiempo en que se vendían, odas llenas de imaginación y basadas en un concepto que honraba el concepto de rock progresivo. Hoy en día, la gente no escucha un disco entero, así que ni hablemos de comprarlo. «Bueno, hay fases en la historia. La música es cultura de juventud, un reflejo de ella, y en los últimos tiempos se han dado muchísimos cambios. Hay modas y yo no sigo modas, pero la gente joven quiere estar a la moda y que sus padres odien lo que ellos escuchan», apunta. Entonces, como diría el proverbio, ¿tiene sentido crear un disco conceptual si no hay nadie que vaya a escucharlo? «Hacer buena música nunca es una pérdida de tiempo. Puede que los discos conceptuales estén pasados de moda, pero para mí siempre han tenido sentido. Hasta ahora ha sido así en cada trabajo y lo hará en el próximo, que entro a grabar en unas semanas».

Desenmascarar imitadores

Por eso, a pesar de que Parsons no dio el salto a la primera línea de escena hasta 1990, tiene claro el mensaje para los jóvenes: «Veo demasiada música hecha en soledad. Y es cierto que hoy cualquiera puede grabar un disco con un ordenador en su casa, a diferencia de lo que sucedía en mis tiempos, pero yo defiendo que la música es un proyecto colectivo porque, de lo contrario, se pierde algo. Mi consejo es que cualquier esfuerzo cooperativo será mejor que uno en solitario». Quizá por ese medio anonimato en los primeros años de su carrera, a Parsons le siguen saliendo clones y suplantadores. «Hace dos años, un grupo en el que no estoy yo se presentó en Barcelona para dar un concierto y se hacían llamar The Original Alan Parsons Project Band», dice el músico encogiéndose de hombros ante la empresa de Andrew Powell, unos de los intérpretes de sesión de «Tales of Mistery And Imagination» que reivindicaba el derecho a defender en directo las canciones de las que en su día fue instrumentista.

Por cierto que Parsons quiso desmentir un malentendido: el hecho de que un disco sea conceptual no significa que se trate de una especie de tratado mágico en el que todo tiene sentido. Ese es el caso de «Mammagamma», una de sus canciones más conocidas. «Creo recordar que tenía que ver con una expresión matemática... pero no posee un significado profundo. McCartney decía que son solo palabras, que no hay algo más grande. “Yesterday” iba a llamarse en principio “Scrambled Eggs” (huevos revueltos), así que... no siempre tiene que haber un mensaje fuerte», explica Parsons. Después de unos años de ausencia forzosa, y con el recuerdo de se última visita a Madrid bajo un diluvio, el británico se presenta con su obra y su obsesión: la búsqueda del sonido perfecto.