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Oliver Stone, Kennedy y Cuarto Milenio

El director presenta en Cannes Premiere el documental de cuatro horas «JFK Revisited: Through the Looking Glass»

Oliver Stone se ganó a la crítica en 1992 con «JFK», película protagonizada por Kevin Costner
Oliver Stone se ganó a la crítica en 1992 con «JFK», película protagonizada por Kevin CostnerVianney Le CaerVianney Le Caer/Invision/AP

Antes de que su amor por los líderes políticos de dudosa catadura moral plagara su filmografía de entrevistas hagiográficas (a Putin me remito), Oliver Stone era capaz de filmar autopsias pantagruélicas de momentos históricos clave para entender qué significa América. Tal vez su «opus magnum», y hay consenso sobre ello, sea «JFK», que este año cumple su trigésimo aniversario, y que se proyectó en Cannes en su «director’s cut», de tres horas y veintiocho minutos. Ese festival del montaje dialéctico, densísimo y apasionante análisis de los agujeros negros que aún hoy ensombrecen el asesinato de Kennedy, tenía aspecto de obra inacabada, como si el curso de la Historia aún guardara ocultos en sus manos unos cuantos ases en la manga que podían iluminar u oscurecer más lo que creíamos saber del asunto. Como buen paranoico oportunista, Stone ha aprovechado la aparición de nueva información sobre el caso para presentar un nuevo documental, «JFK Revisited: Through the Looking Glass» en la sección Cannes Premiere. Eso sí, en su versión reducida: hay otra, de cuatro horas, para las plataformas de streaming que quieran abundar en la teoría de la conspiración kennedyana.

Una obsesión primordial

El revuelo que causó «JFK» provocó la desclasificación de medio millón de documentos que procedían del «House Select Committee on Assasination» en 1976. Entre otros once mil descubrimientos, que se pierden en una marea de datos sin un minuto de silencio, sabremos que Lee Harvey Oswald nunca estuvo en el sexto piso del edificio desde el que se supone asesinó a Kennedy. Que las fotografías de la autopsia del presidente presentaban un cerebro inmaculado, recién salido de un recipiente de formol, sin una pista de los disparos que le habían atravesado. Que el presidente Gerald Ford le confesó a Giscard d’Estaing que el asesinato no había sido obra de una sola persona. Que las notas que el forense tomó de la autopsia desaparecieron misteriosamente. Que la CIA tenía en el punto de mira a Kennedy, que estaba a dispuesto a cambiar radicalmente la política exterior de Estados Unidos y escorarla hacia la paz en el mundo (¿retirar las tropas de Vietnam? ¿suavizar las relaciones con Cuba? ¿proponerle a Kruschev una carrera espacial compartida, para derretir la Guerra Fría? ¿neutralizar la política colonial en el Congo y relanzar las vías de negociación con Oriente Medio vía Egipto? Pobre loco).

Esto es un resumen a vuela pluma del material que podría dar para cuarenta programas de «Cuarto milenio», y que Stone abraza con tal pasión investigadora que se olvida por completo de las formas cinematográficas. Que te lean el listín telefónico (¡qué idea más antigua!) a doble velocidad puede resultar más didáctico que el enfoque entomológico que escoge Stone para volver a su obsesión primordial. Olvídense del sofisticado trabajo de montaje de «JFK»: el documental de cabezas parlantes, ilustrado con las supuestas pruebas desclasificadas, con una música omnipresente que asfixia el muro de palabras y de datos que se nos viene encima como un tsunami, es el formato que adopta Stone para legitimar una teoría de la conspiración rizomática, que se multiplica en varias evidencias a cada cambio de plano, y que concluye que sí, que la CIA fue la culpable de todo, y que también fue la responsable del auge de la era del cinismo y la desconfianza en las instituciones en Estados Unidos. La película tiene más valor, pues, como monumental archivador que como cine en sí mismo. Stone, que confiesa haber votado a Biden, afirma que el peor presidente de la historia sigue siendo Bush, no Trump. Tal vez está preparándose para hacerle una visita con la cámara, mientras sigue pensando en Kennedy como el ángel de la Historia.