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Tracy de Sà: “El hip-hop es muy competitivo, no tienes derecho a ser mediocre”

La compositora y cantante de rap hindú-malagueña presenta en España “In Power, un álbum cargado de reivindicaciones que mezcla el hip hop con múltiples influencias culturales
Cristina BejaranoLa Razón

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“Soy una mujer, de color, soy una inmigrante y mi música es reflejo de quien soy”, son palabras de Tracy de Sà, compositora y cantante de rap hindú-malagueña afincada en París, que ha presentado en Madrid “In power”, su segundo álbum, 14 canciones en las que se mezclan distintas influencias culturales y abordan temas como la sexualidad, la libertad o el orgullo de ser mujer, que concuerdan con su ser como persona, sus ideas y su modo de estar en la vida. En su intención: “luchar contra la desigualdad y romper todas las barreras a la que por mi sexo y color de piel he tenido que enfrentarse”. De Sà define su disco como “una explosión de colores y positividad para las mujeres que dudan de sí mismas, una reivindicación de nuestra libertad y de aceptación de todas nuestras identidades”.
-Sus comienzos fueron en el baile.
-Empecé bailando flamenco y bailes latinos en Málaga, Cuando me propusieron meterme en clase de hip-hop ni lo conocía, pero me informé y cuando descubrí su agresividad, la mentalidad de competición y el dinamismo de su baile, me empecé a identificar con él, me di cuenta que reivindicaba muchos valores con los que me identificaba, tener una madre soltera, ser inmigrante, vivir en la pobreza, ser un poco antisistema y yo me identificaba con todo eso. Luego en Francia me junté con bailarines y raperos y así empecé.
-¿El hip- hop es algo más que un género musical?
-Exacto, es toda una cultura, un estilo de vida, un grito de guerra, una manera de expresar muchas cosas que no podemos en la sociedad normal. Cuando salía a la calle sentía que tenía que ser invisible, al hacer ciertas cosas, como mujer inmigrante tenía que hacerme pequeña y pasar desapercibida y no estaba de acuerdo. El hip-hop me dio una herramienta, un altavoz para empezar a hablar de estas cosas y cuestionar el mundo que tenía alrededor.
-¿Quiere que su música sea militante?
-Cuando empecé no lo veía así, pero tenía la necesidad de expresarme. Más que textos profundos y reivindicativos, quería jugar con la musicalidad, tener mucha técnica y un flow diferente, pero en mi condición de mujer india y emigrante, hacer rap era un acto político, no tenía opción de no ser militante y activista, automáticamente ya lo era. Cuanto más hablaba de mi vida, más politizaba la gente mi música. Al final son ellos quienes lo ven así porque hay una situación social. Quiero reivindicación, un mensaje, una reflexión, pero no solo eso, también hacer canciones y cosas que me hagan feliz, que me gusten, porque hablar solo de problemas y traumas es muy duro, cada vez que vuelves a cantarlos los revives.
-¿Están creciendo las mujeres en el mundo del hip-hop?
-Sí, aunque cuesta hacerse un hueco en un mundo tan masculino, hace diez años apenas tenía referencias y ni me imaginaba siendo rapera. Cuando decidí escribir, los talleres lo dan hombres, si llegas a un micrófono abierto todos son hombres y es muy difícil buscar tu lugar, sentirte legítima, que tienes talento, porque te van a juzgar, aparte de que hay muchos estereotipos sobre la música que deben hacer las mujeres. Lo más duro fue subir al escenario, porque el 90% de los que estaban delante de mí y a mi alrededor eran hombres y era muy difícil porque el hip-hop es muy competitivo y tienes que ser el mejor, no tienes derecho a ser mediocre.
-¿Cuesta conseguir un estilo propio?
-Me costó tener mi personalidad, aunque eso significó tener menos exposición y visibilidad. Dicen que mi rap es difícil de encuadrar, no entra en la categoría de español, ni francés, ni de La India, pero no me importa, lo que quiero es que sea auténtico a mí misma, que refleje mi historia, quién soy, mi identidad. No quiero copiar a nadie, ni que la gente pueda imitar mi estilo ni mi flow ni mi sonido Quiero ser reconocible, que cuando escuchen una canción mía en la radio digan, esa es Tracy.
-¿Le molesta que se hable más de su feminismo que de su música y creatividad como artista?
-Ya lo he aceptado, pero hubo una época en la que estaba harta de ser una mujer en el hip-hop, emigrante…parece que no se ve otra cosa con todo lo que he hecho, estudios, creaciones…siempre lo mismo. Hoy entiendo que tengo que aceptarlo porque antes no se hablaba de feminismo y ahora al menos tenemos el derecho de expresarlo, esta es una fase por la que las mujeres de mi generación tenemos que pasar para que las de mañana no tengan que repetir lo mismo.
-Además de las letras, ¿es importante transmitir emociones?
-Por supuesto, hay muchas formas de interpretar una canción, está el texto, pero también la musicalidad, voz, la transmisión de emociones, el alma y la imagen, sobre todo en los vídeos, que es otro lenguaje que utilizo para transmitir mi mensaje. La interpretación es muy difícil de hacer, ahí te das cuenta si lo estás haciendo de corazón, si es auténtico y capaz de tocar la fibra, de emocionar, de tener un impacto fuerte del que uno no es consciente al componerlas, pero que al cantarlas me hace llorar a mí y a otra gente.
-En “In between” reivindica a la mujer con un video-clip muy significativo..
-Es una celebración de la anatomía femenina en todos sus sentidos, con mujeres de orígenes y etnias diferentes, hemos jugado con el rojo de la menstruación, cosas de las que no tenemos que avergonzarnos, con la imagen de la bruja, porque en la antigüedad las consideraban mujeres malignas, cuando muchas veces sus intenciones eran buenas. Es una reivindicación de todo esto, hoy seguimos siendo brujas, mujeres independientes que queremos saber y elegir lo que hacemos con nuestro cuerpo y con nuestra vida. Es un grito de guerra.
-¿El escenario la transforma?
-Mucho, me considero una persona muy tímida e introvertida, pero cuando subo al escenario es otra cosa, porque me lo he tenido que trabajar, convertirme en una bestia porque si no me comían, he tenido que imponerme, trabajar mi confianza y he convertido el escenario en mi territorio, ese es mi terreno y nadie me lo quita, ahí pongo toda mi energía. Son dos identidades, dos facetas complementarias en mí y el escenario es el lugar donde me transformo, donde me convierto en un animal. Juan Beltrán

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