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Muere Elza Soares, diva de la samba brasileña

La artista falleció ayer a los 91 años en su casa de Río de Janeiro, por causas naturales
Silvia IzquierdoAP
La Razón
  • Sofía Campos

    Sofía Campos

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Elza da Conceiçao Soares, conocida internacionalmente como Elza Soares, murió ayer a los 91 años por “causas naturales”, según informaron sus asesores. La cantare y compositora, que en 1999 fue elegida por la BBC de Londres como la “Voz del Milenio”, se hizo eterna gracias a sus creaciones en la samba, la bossa nova o la música popular brasileña. “Es con mucha tristeza y pesar que informamos del fallecimiento de la cantante y compositora Elza Soares, a los 91 años, a las 15 horas y 45 minutos (18.45 GMT) en su casa, en Río de Janeiro, por causas naturales”, dice el comunicado de su asesoría.
La cantante, famosa por su voz ronca, por su historia de superaciones personales y por su longevidad artística, ya que seguía activa hasta el año pasado, murió un 20 de enero, por coincidencia la misma fecha del fallecimiento, pero en 1983, del campeón mundial Manuel Francisco dos Santos, Garrincha, uno de los futbolistas más famosos del mundo y su compañero sentimental durante 16 años.
“Icono de la música brasileña, considerada una de las mayores artistas del mundo, la cantante elegida como la Voz del Milenio tuvo una vida intensa y emocionó al mundo con su voz, su fuerza y su determinación”, añade el comunicado de su asesoría. Soares, con su inconfundible voz ronca y una exitosa carrera de 70 años creando música, alcanzó fama mundial tras presentarse en Viña del Mar durante el Mundial de fútbol de Chile 1962, cuando conoció a Garrincha.
La artista figura en la lista de las 100 mayores voces de la música brasileña elaborada por la revista Rolling Stone Brasil. Fue una de las grandes homenajeadas en el último carnaval de Río de Janeiro, el de 2020, antes de que la pandemia suspendiera las fiestas.

Una serie de superaciones

La vida de Soares es, cuanto menos, novelesca. Está repleta de situaciones límite, así como su talento fue tan grande como su capacidad para sobrevivir ante cualquier obstáculo. En medio de la extrema pobreza en que vivía, su padre la obligó a casarse a los 12 años con un hombre mayor de quien sufriría violencia machista, incluso le llegó a disparar en un brazo.
A los 13 años tuvo a Joao Carlos, el primero de varios hijos, dos de los cuales murieron a causa del hambre. A los 21 años, viuda, tuvo que hacerse cargo de cinco hijos, una de las cuales fue secuestrada en 1950 y no volvió a verla hasta 30 años después. Su relación con Garrincha también le generó problemas debido a que el futbolista estaba casado cuando decidieron vivir juntos y la sociedad de la época terminó marginándola, incluso con un veto a la venta de sus discos.
Su único hijo con el famoso futbolista, Garrinchinha, nacido en 1976, murió a los 10 años en un accidente de tránsito, lo que le provocó una profunda depresión y hasta la llevó, según admitió posteriormente, a intentar el suicidio. Su matrimonio con el campeón mundial también se caracterizó por episodios de violencia machista y la cantante decidió abandonarlo antes de que el futbolista, alcohólico, terminara muriendo de cirrosis.
Una trágica historia repleta de superaciones que, más tarde, fue resumida en una canción que el cantautor brasileño Chico Buarque compuso en su honor y que tituló “Dura na queda” (Dura para caer). Varios de los episodios de su vida están retratados en sus composiciones, como “Maria da Vila Matilde”, un himno de la resistencia feminista, o la aún más actual “Carne” (2002), un emblema de la lucha antirracista inmortalizado por el verso “A carne mais barata do mercado é a carne negra” (La carne más barata del mercado es la carne negra).

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