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Música
Manuel de la Calva y el Dúo Dinámico: una pareja sin igual
El Dúo Dinámico fue el primer grupo musical que impuso el rock’n’roll y el twist en español

Era la cara alegre del Dúo Dinámico, Manolo de la Calva, pero ningún joven de finales de los años cincuenta lo conocía por su apellido. Eran Manolo y Ramón, dos amigos que compartían sus mismos gustos: el rock’n’roll de Elvis, las baladas de los «Everly Brothers», los dramas juveniles de Paul Anka y la «Poesía en movimiento» de Johnny Tillotson, que ellos cantaban en español: «El sol va pasando, la luna va detrás y tú, al ir andando, pareces una estrella más. Cómo se mueve el viento dentro el rosal, poesía en movimiento contigo siempre va». Ellos fueron los que introdujeron el «baby talk», que en España acabó llamándose «duduá»: onomatopeyas y aliteraciones ingenuas que parecían salidas de los balbuceos de los bebés, para rellenar espacios de la canción con «Oo-wie-oo-wah» y «Shoo-doobie-doo» y otros melismas vocales similares.
Para quienes no solían diferenciarlos, Manolo era el barítono que abría los brazos hasta casi dislocarse, y Ramón era el guapo que tocaba una guitarra eléctrica de estas que no había en la España que iniciaba el desarrollismo con el Plan de Estabilización. Ellos, junto a Marisol, Rocío Dúrcal y Bruno Lomas, fueron los heraldos juveniles de una España que despertaba a la modernidad y quería sumarse a la ola de progreso representada por los bienes de consumo, los ritmos modernos y la sociedad de masas que veían en las pelis norteamericanas de Connie Francis y Frankie Avalon.
El Dúo Dinámico fue el primer grupo musical que impuso el rock’n’roll y el twist en español, al mismo tiempo que los cubanos Los Llopis, los mejicanos Los Teen Tops y los argentinos Los 5 Latinos renovaban con sus letras en español la música pop en una España que en pocos años se puso a la vanguardia del europop con Los Brincos, Los Bravos, Los Canarios y Miguel Ríos, que triunfó en medio mundo con una versión en inglés de «El himno a la alegría» de Beethoven. Al comienzo, el Dúo versionaba éxitos foráneos, pero pronto descubrieron que Manolo como letrista y Ramón como compositor tenían el don de componer éxitos muy similares al pop norteamericano, italiano o francés. Encadenaron éxitos sin precedentes en aquellos años en los que Augusto Algueró era el máximo representante de la música pop. Sus canciones ganaban todos los Festivales de la canción hasta que el Dúo, junto a Bruno Lomas, lo desbancaron en Benidorm con «Como ayer» en 1966.
A continuación, lograron la hazaña soñada por cualquier compositor o cantautor: ganar el Festival de Eurovision, que se resistía, y ganarle nada menos que a Cliff Richard, el sosias inglés de Elvis, que adoraban los jóvenes españoles. Y lo hicieron con una canción tipo protesta blanda –el famoso «La, la, la»– cantada por Massiel, ya que Joan Manuel Serrat fue presionado por el nacionalismo a cantarla en catalán, con la negativa de TVE. Pero lo más relevante del Dúo fue su visión del «merchandising»: fueron los primeros en establecer clubs de fans en todas las regiones; se llamaban «las dinámicas» y luchaban a muerte por el Dúo contra «las milongas», de Los Milos, el primer grupo de Bruno Lomas. Además, fueron los artífices de la moda juvenil y de la música pop en España: crearon un mercado inexistente, orientado solo a los jóvenes. Primero con los cancioneros, luego con las fotos firmadas que ellos mismos producían y enviaban a sus clubs de fans y los banderines, pero lo más singular fue su incursión como protagonistas de tebeos, con historias románticas que estaban basadas en sus canciones.
La marca de fábrica fue el pictograma que lucían todas las portadas de sus discos EP’s: una estrella de cinco puntas y en su interior las iniciales «DD». Y su sello característico: la unidad de criterio estético: el color rabioso de sus fotos, los chalecos y jerséis de cuello de pico rojos, aunque ambos cambiaban de color en cada disco para armonizar la portada, realizadas por excelentes fotógrafos como Figuerola y Román. Todas juntas cuentan su historia.
Ambos componían sus canciones, aunque el más activo fue Ramón Arcusa, que fue el productor y compositor de muchos de los éxitos de Julio Iglesias en su etapa de la conquista de Norteamérica. Manolo seguirá en la imaginación popular como el que abría los brazos y se desgañitaba cantando sus hermosas canciones. No tenían igual.
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