Abre la casa de Brenan, el inglés fascinado por la España de los extremos
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Hoy ha abierto sus puertas convertida en centro cultural.
Convertida en un centro cultural tras su rehabilitación, hoy ha abierto sus puertas la casa que habitó entre 1935 y 1970 en la barriada malagueña de Churriana Gerald Brenan, el hispanista “fascinado por la España del todo o nada, del blanco o negro”, como ha afirmado hoy el ensayista Tom Burns Marañón.
“Escribió que la manera de ser del español es moverse en un solo paso de un extremo a otro”, ha resaltado Burns Marañón, nieto de Gregorio Marañón, durante la conferencia inaugural del centro.
Brenan llegó a España “circunstancialmente”, después de una infancia con un padre militar que tenía “un tremendo mal humor”, lo que hizo confesar al hispanista que su madre y él vivían constantemente “al borde de un volcán temiendo que se produjera la erupción”.
Fue enviado a un internado del que escapó con 16 años con la intención de llegar andando a China, y con 19 años fue como voluntario a la Primera Guerra Mundial, “cuyas trincheras le parecieron poco después de haber sobrevivido a la dureza del internado”, según Burns Marañón.
Después, entre varios posibles destinos eligió España “por ser un lugar barato”, llegó a La Coruña y cruzó el país “prácticamente andando”, con Almería como destino final para recoger sus 2.000 libros, que iban a llegar en barco a esa ciudad.
En el trayecto conoció las Alpujarras granadinas y decidió que ahí quería vivir, en Yegen, cuyo medio rural le fascinaba, y cuyas “supervivencias arcaicas” le proporcionaban “un placer especial”, como escribió.
“En Yegen todos eran analfabetos, y Brenan se preguntaba qué importaba esta ignorancia si sabían todo lo necesario para su prosperidad y su felicidad”, ha recordado Burns Marañón, que ha resaltado el gusto del hispanista por el “antiprogreso, lo antiguo, lo no industrializado y lo no mecanizado”.
También ha asistido a la inauguración de la Casa Gerald Brenan el hispanista irlandés Ian Gibson, quien ha aseverado a los periodistas que, “si Brenan no hubiera existido, habría que inventarlo”.
“Yo no estaría hoy aquí si no es por Brenan. Lo leí muy joven y ‘Al sur de Granada’ influyó mucho en mí, esa visión romántica de España que tenía Brenan. Es un gran escritor para imitar su estilo claro, limpio y ameno, y un gran hispanista que ha servido como puente entre las dos culturas”, ha añadido Gibson.
También le influyó en la investigación sobre el asesinato de Federico García Lorca, ya que Gibson leyó un capítulo de “La faz de España” de Brenan antes de viajar a Granada.
“Pensé que iba a hacer una tesis sobre la poesía de Lorca, se me convirtió en una investigación sobre su muerte y creo que Brenan tuvo la culpa. Por eso le dediqué el libro sin conocerle personalmente, y cuando se publicó le llevé un libro a Alhaurín El Grande”, ha explicado Gibson.
De sus lecturas ha aprendido que “hay que saber dialogar”, pero como dice una copla de Antonio Machado, “para dialogar primero hay que escuchar”.
“El español quiere hablar, tiene el afán de proyectar su propia personalidad, pero escuchar más al otro sería muy bueno, y ahora estamos en España con una situación política muy difícil, con tantos chorizos y pícaros, que también es una tradición muy española”, ha añadido Gibson.