Ai Wei wei se pasa a la ópera
El artista chino dirigirá en 2020 “Turandot”, de Puccini, en la Ópera de Roma
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El artista chino dirigirá en 2020 “Turandot”, de Puccini, en la Ópera de Roma
Poco le faltaba hacer al multidisciplinar artista Ai Weiwei en el mundo del arte. Poco o nada. Se le resistía,sí, la ópera, pero hablamos en pasado porque la de Roma, que quiere mirar por encima del hombro a La Scala, ha fichado para la temporada que viene al artista multifacético para que ponga los puntos sobre las íes a “Turandot”, de Puccini. Se encargará de la dirección de escena y del diseño de vestuario y será su ópera prima en el mundo de la lírica. Todo reclamo es poco con tal de epatar al templo milanés, de ahí que tengamos aún en la memoria “La traviata” verdiana que dirigió Sofía Coppola hace tres años. Ahora se va a dar un altavoz a uno de los artistas estrellas del planeta con una de las óperas más populares y bellas que se hayan podido escuchar.
Podemos esperar todo del artista, cuyo nombre aparece registrado en la lista de los más influyentes y al que el gobierno de su país parece tener en un permanente punto de mira. Es un ciudadano no grato, una mosca cojonera, un grano en cierta parte de la anatomía, un pelo en la sopa. Se ha convertido en una estrella que lo mismo rueda un documental sobre inmigrantes llegados en patera que inaugura una muestra en un museo de cualquier punto del globo. También le ha cogido el gusto al “selfie” y es un tipo de lo más activo en las redes sociales. Todo lo documenta.
Ai Weiwei nos sobrecogió cuando nos mostró el calvario al que había sido sometido en aquella angosta prisión sometidos a una tortura permanente, vigilado las veinticuatro horas del día por dos agentes pagados por China, teniendo que hacer sus necesidades a la vista de estos y no pudiendo ni durante un minuto apagar la luz que caía sobre sus ojos. Recibió golpes y estuvo a punto de morir y se convirtió en un héroe. De aquello han pasado unos cuantos años. Ahora el artista, quizá no del todo bien informado, se permite hasta opinar sobre el separatismo catalán, con el que simpatiza, y echa la mano por encima del hombro a Puigdemont. Esa fotografía, de verdad, no habríamos querido verla.
De ahí que verle como regista nos pueda, cuando menos, inquietar. No es el primer artista que se enreda entre las notas de un pentagrama. Ha habido ilustres precedentes. Será curioso ver cómo se adentra en este título. En Italia ya se están preguntando si es ésta la primera pista sobre la nueva dirección de La Scala, tras el paso de Alexander Pereira. ¿Desembarbará Carlo Fuortes, actual superintendente de la Ópera de Roma, en el coliseo milanés? ¿Se trata de un primer golpe de efecto antes incluso de tomar el bastón de mando? En pocos días lo sabremos.