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Alejandro Palomas: «La muerte de uno es el gran misterio que existe en el mundo»

El escritor cierra el ciclo de Amalia con «Una vida», una novela que nos enfrenta al duelo, la pérdida y la ternura
Alejandro Palomas: «La muerte de uno es el gran misterio que existe en el mundo»
El novelista Alejandro Palomaslarazon
Henar Soto

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Con su característico estilo intimista y emotivo, Alejandro Palomas nos invita a recorrer el final de una saga familiar que ha conquistado a miles de lectores. En su último libro, «Una vida» (Planeta), reflexiona sobre la evolución de los personajes, la literatura actual y el poder de la ficción para transformar nuestra percepción de la muerte.
¿Por qué cerrar esta saga?
Siempre he hablado de esta familia como un planeta y me faltaba la última pieza para redondearlo. Me ilusionaba el hecho de que habían pasado siete años desde la última novela y todo el mundo creía que la historia había quedado en trilogía. Pero yo sabía que no. Así que quise sorprender a los lectores y ver su reacción al descubrir que, ostras, están aquí otra vez. Pero la historia de Amalia en novela se cierra aquí, aunque se abre en otros espacios. No los voy a perder. De hecho, voy a empezar a escribir la adaptación teatral en junio y también llevaremos esta familia al cómic.
¿Cómo ha evolucionado el personaje de Amalia?
Curiosamente, diría que es el personaje que menos ha evolucionado, porque la conocimos ya mayor. Cuando tomas a un personaje tan maduro, su evolución es más sutil. Ella funciona como un punto de encuentro: es el pilar alrededor del cual todo gira. Y eso la ha convertido en alguien a quien nos gusta reencontrar, porque sabemos lo que nos espera en ella.
La novela aborda el tema de la orfandad y el duelo anticipado.
Sorprendentemente, esta ha sido la novela que menos me ha costado escribir. Ha sido la más amable. Tenía miedo porque toco temas muy cercanos a mi proceso personal, pero me he dado cuenta de algo importante: escribir sobre una madre cuando ya no está significa que ya no escribes para ella, sino con ella. Es como si ya la hubieras incorporado a tu cuerpo. Antes escribía solo, pero esta vez ha sido distinto: estaba escribiendo en compañía. Y eso lo ha hecho un proceso más bonito.
¿Hay alguna escena que le costó escribir?
La escena que ocurre en el santuario de animales fue la más difícil.Mi madre era una gran fan de ese santuario, siempre quiso ir, pero nunca pude llevarla. Primero llegó la pandemia y, antes de eso, el santuario estaba cerrado al público porque lo estaban remodelando. Luego, ella enfermó y ya fue imposible. Así que escribir esa escena fue como cumplir su sueño sin que ella estuviera presente. Fue difícil, pero también una manera de cerrar ese capítulo.
«Existe un miedo ideológico, no literario, a lo que vamos a encontrar en un libro»Alejandro Palomas
¿Cómo logra que lo simple tenga tanto peso emocional?
Extrayendo la magia de lo cotidiano. Nos pasamos la vida buscando cosas lejanas, especiales, que no tenemos. Y eso nos hace perder de vista lo que tenemos cerca. Cuando decides detenerte y mirar lo que tienes al lado, descubres cosas impresionantes. Si eliges un lugar pequeño con pocas personas y decides mirarlas bien, de repente ese espacio se multiplica. Se convierte en un universo en sí mismo. Es como si de pronto apareciera un espacio detrás del espacio.
«Una vida» habla de la pérdida y el duelo. En un mundo donde a menudo evitamos hablar de la muerte.
La no ficción que aborda directamente la muerte suele quedarse corta. Sin embargo, la ficción es diferente. Nos despista, nos llega de otra manera, nos cuenta historias en las que la muerte no siempre es un final, sino también un principio. Porque, realmente, la muerte es el principio de muchas otras cosas. La muerte propia es el gran misterio del mundo. No sabemos qué hay detrás, así que tampoco hace falta hablar de ella de manera directa. Pero sí podemos narrarla del mismo modo que contamos historias a los niños. Creo que la mejor manera de enfrentar la muerte es contárnosla como si fuéramos niños. Contársela a nuestro niño interior.
¿Cómo ve la evolución de la literatura contemporánea? ¿Cree que está perdiendo emoción en favor del entretenimiento?
No podemos hablar de «literatura contemporánea» como un todo. El sector editorial ya se ha encargado de compartimentarlo todo. Más que hablar de literatura, hablamos de tipos de libros. Tenemos literatura de entretenimiento, literatura de pensamiento, no ficción, ensayo… Demasiadas casillas. Lo difícil es escribir un libro que combine todas esas capas y que sea aceptado por todos. Pero el problema es que ahora hay muchos lectores que solo leen un tipo de literatura y están cerrados a las demás. Eso complica mucho la convivencia dentro del mapa literario actual.
¿Cómo podemos fomentar la diversidad literaria?
Deberíamos empezar eliminando las etiquetas de edades en los libros. No deberíamos decir «esto es literatura infantil» o «esto es para niños de 3 a 5 años». Esas categorizaciones encasillan a los lectores desde muy pequeños. Hay adultos que disfrutan la literatura infantil y no entiendo por qué tienen que ir a la sección infantil para encontrarla. Creo que hay un miedo ideológico, no literario, a lo que nos vamos a encontrar en un libro.
¿Cuál es la pregunta que nunca le han hecho en una entrevista y que le gustaría responder?
«¿Estás a gusto?» Nunca me lo han preguntado y creo que es fundamental. A veces no estoy nada a gusto en una entrevista, pero claro, nadie lo pregunta. Me gustaría que alguien lo hiciera, porque es una conversación entre dos personas y el ambiente influye mucho en la respuesta.
¿Qué mensaje espera que los lectores se lleven después de leer Una vida?
Lo que espero es lo que creo que ya está ocurriendo: que salgan de esta historia con una sonrisa inmensa y con unas ganas de vivir tremendas. A pesar de que el tránsito de la novela es a veces complicado, la energía con la que terminas es la de querer salir, respirar hondo y decir: «Wow, qué ganas tengo de dar un paseo».

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