El arte cambiante de Francesca Martí
Hasta el 9 de diciembre, la Gerhardt Braun Gallery de Madrid acoge «Flux», muestra que habla sobre la inquietud ante el paso del tiempo, la transformación y los cambios constantes
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Madrid es estímulo y tensión, efervescencia de motores y exaltación creativa. Es una ciudad donde todo cabe, donde nada se excluye y donde, cómo no, lo fluctuante cobra vida. Por ello una exposición como la de «Flux» brilla con luz propia. En el 72 de la calle Claudio Coello, entre los muros de la Gerhardt Braun Gallery, se erige una muestra que habla sobre la inquietud ante el paso del tiempo, sobre la incertidumbre ante un mundo cambiante. Una serie de obras artísticas que apelan al movimiento, a lo caótico, pero también al equilibrio entre la superficialidad y lo natural. Así lo concibe Francesca Martí, artista balear que trabaja entre Sóller (Mallorca) y Estocolmo (Suecia), y que en septiembre aterrizó en Madrid para mostrar su obra de los últimos tres años.
Hasta el 9 de diciembre, se despliega en la Gerhardt Braun Gallery una exposición que encarna la esencia del cambio constante, de las perspectivas cambiantes y la transformación. Según explica Martí a este diario, el concepto que engloba esta muestra «es una evolución de varios años, donde la visión más importante es mi observación ante la sociedad en la ciudad, en la comunicación. Cómo todo ello puede afectar a nuestra mente o a nuestros sentimientos». Todo ello, a través de dibujos, esculturas, instalaciones y vídeos, donde Martí se centra en los caminos y comportamientos humanos, y en cómo se relacionan con su entorno, en soledad o en grupo.
Para algunas de sus obras, Martí ha utilizado «el cobre, como un metal transmisor para guardar la memoria y también para transmitirla, así como porque es un metal curativo», explica. Asimismo, en su obra hace alusión a la dualidad que es para ella la vida: «Por un lado, está la sociedad y la ciudad, lo creado por el hombre, y luego la parte natural, que es de donde provenimos. Intento encontrar este equilibrio con mis creaciones». En este sentido, nacen los «Believers»: grupos de pequeñas figuras escultóricas y antropomorfas, que migran sobre escenas surrealistas y paisajes alterados y fotografiados por la artista alrededor del mundo.
Define, por tanto, «Flux», como un proyecto «complejo, porque implica varias ideas relacionadas entre sí. Es la observación del caos en la ciudad, el desequilibrio causado por la comunicación incesante, el proceso de destruir y construir, sobre cómo imaginamos el paso del tiempo». Y, entre estas ideas, no faltan otras de las obsesiones de la artista: la migración y la aparición de una nueva forma de pensar en la actualidad, a partir de la tecnología y la instantaneidad. Unas ideas que se reflejan en esculturas como «Saturn», «Humilis over New York» o «Growing moon».
Estas obras también aparecen en «Passage and Presence», libro escrito por Mark Gisbourne, crítico de arte inglés, y donde se examinan las diversas facetas de la obra de Martí, con especial atención a su trabajo en vídeo y performance. El de la artista balear se trata de un proyecto en constante proceso, y que le gustaría culminar en «Madrid, que es una ciudad muy querida por mí. Me gustaría poder tener aquí una retrospectiva de mi trayectoria. Tengo muchos proyectos y algunos no los he podido enseñar por tiempo y posibilidades, entonces es una buena manera de dar toda mi obra a conocer».