Cecil Beaton nos hizo inmortales
La Fundación Canal y PhotoEspaña inaguran hoy la primera retrospectiva del fotógrafo británico en España, que cuenta con retratos de los grandes del siglo XX, de Isabel II a Tennessee Williams y Cristobal Balenciaga
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“Desde que tengo memoria he deseado ser bella. Mientras miraba las fotografías anoche, me di cuenta de que lo fui durante un tiempo y fue gracias a ti”. Audrey Hepburn escribió esta nota a Cecil Beaton en 1963, después de que el británico la retratara con los vestidos que él mismo había diseñado para “My fair lady” (y que le valieron un Oscar). Una de esas imágenes está expuesta ahora en la Fundación Canal como parte de una retrospectiva de Beaton, la primera que se realiza en España del británico que, en palabras de una de sus comisarias, Joanna Ling, “fue responsable de algunas de las imagenes y retratos más icónicos del siglo XX”.
Para él posaron personajes que hoy se han convertido en mitos, desde Greta Grabo, de la que estuvo muy enamorado (le pidió matrimonio, pero ella lo rechazó), Marilyn Monroe -que llegó tarde a la sesión, pero Beaton la perdonó porque no pudo resistirse a “su ingenio y su picardía”- o las modelos Twiggy y Penélope Tree.
Mick Jagger también se sentó ante su cámara en varias ocasiones. Se conocieron en 1967, cuando Beaton coincidió con los Rolling Stones en un hotel de Marrakech. El fotógrafo disfrutaba de unas vacaciones, mientras que los músicos huían del escándalo de haber sido detenidos recientemente por posesión de drogas. Nació entonces una relación de respeto mutuo entre Jagger y Beaton, que encontraba seductora la decadencia del rockero, su rostro a la vez atractivo y feo.
Aunque la muestra no está planteada cronológicamente -han clasificado los 116 retratos según el medio al que pertenecían sus protagonistas: Hollywood, moda, arte y cultura y sociedad y politica-, las diferencias entre las fotos tomadas a finales de los años veinte y las que captó después de la Segunda Guerra Mundial son evidentes. Ejemplo de ello, según Ling, es una de Gertrude Stein y su pareja, Alice B. Toklas. “En las imágenes de sus primeros años la escenografía es casi más importante que la propia modelo; después de la guerra, eso cambió. El retrato de Stein muestra esa transformación: es de corte surrealista y el fondo está despejado, nada que ver con el brillo y el celofán de sus retratos anteriores”, asegura.
Algunas de las fotos que Beaton tomó durante la guerra y que tanto marcaron su estilo están también presentes gracias a las revistas de la época, como “Life”. Las publicaciones fueron prestadas por Terence Pepper, comisario de la National Portrait Gallery de Londres, a cargo de la exposición que ese museo organizó por el centenario del nacimiento de Beaton y que continúa siendo la más exitosa de su historia. Pepper, presente hoy en la inauguración, comentó que “muchas de las imágenes de esta muestra son de personas que están apareciendo en las noticias estos días, como Tom Wolfe, que falleció recientemente y a quien Beation retrató en la cumbre de su fama”.
“Otra que me fascina particularmente es la de Isabel II con el príncipe Carlos de bebé”, asegura Pepper. Dicha imagen, de 1939, es una de las muchas que Beaton hizo para la familia real británica, que le contrató por primera vez en 1937, según Oliva María Rubio, también comisaria de la muestra, “para lavar la imagen de la familia después del escándalo que supuso el matrimonio de Eduardo VIII con Wallis Simpson”.
A Beaton le deslumbraba la aristocracia. Rubio afirma que sentía cierto complejo por sus orígenes de clase media y que aspiró toda su vida a formar parte de la élite intelectual de su país. Y lo hizo gracias a su cámara fotográfica, con la que retrató a muchos de sus miembros, pero, sobre todo, gracias a la poeta Edith Sitwell y Stephen Tennant, miembro del grupo de jóvenes bohemios y aristócratas que la prensa llamaba los “Bright Young Things”.
Por otra parte, la aristocracia española está bien representada en la muestra por la Duquesa de Alba, cuyo retrato playero, con sombrero de paja decorado con borlas, es de una inmensa actualidad; Sonsoles de Icaza, marquesa de Llanzol, aparece vestida de Balenciaga, y el propio diseñador está también presente (junto con otros grandes de la moda, como Dior y Coco Chanel). Vale la pena detenerse ante un retrato de Doña Sofía de 1967. La Reina Emérita y el fotógrafo coincidieron ese año en el yate de los coleccionistas Charle sy Jane Wrighstman. Beaton retrató a Doña Sofía, que entonces tenía 31 años, con un fondo playero y la mirada distante.