Sección patrocinada por sección patrocinada

Escultura

Chillida Leku: El “lugar” de la magia

El museo, único en su especie en el mundo, reabre sus puertas tras de ocho años de cierre iniciando así una ilusionante segunda etapa de mano de la galería de arte suiza Hauser & Wirth y la familia del artista

Vista del interior del caserío
Vista del interior del caseríolarazon

El museo del escultor donostiarra abre sus puertas al público por primera vez desde 2011, cuando cerró por problemas económicos

Tras varios días de lluvia, la mañana ha amanecido tan clara y radiante en Hernani (Guipúzcoa), que parece haber querido sumarse a la fiesta. Todo está preparado, solo quedan unos días para que el gran sueño del maestro Eduardo Chillida (1924-2002) y de su esposa Pilar Belzunce (1925-2015), vuelva a ser realidad tras ocho largos años de espera. Las praderas de Zabalaga tienen ese tono verde intenso de la primavera y el viejo caserío del siglo XVI, centro neurálgico de todo el museo, luce recién restaurado como el verdadero corazón que hace palpitar Chillida Leku(“el lugar de Chillida”), donde se encuentra el corpus más amplio y representativo de la obra del genial artista donostiarra.

Un lugar, la casa y sus terrenos adyacentes, que fueron adquiridos en los años ochenta por el escultor vasco y su esposa, que los restauraron y acondicionaron personalmente durante más de 15 años. Diseminadas por las once hectáreas de la finca campan al aire libre alrededor de 40 piezas originales de distintos formatos y materiales que de nuevo podrán admirarse paseando entre fresnos, chopos y castaños. Las inefables esculturas de hierro, granito o acero corten, entre las que destacan “Buscando la luz I” (1997) o “Lotura XXXII” (1998), esperan estoicas como menhires sagrados, como soldados guardianes de este santuario en espera de su próxima reapertura el 17 de abril, una vez acabados los trabajos de restauración que permitirán acoger un mayor flujo de visitantes para disfrute de este centro único en el mundo. Estará abierta hasta finales de año.

Fundado por el escultor en 2000, Chillida Leku cerró sus puertas el 1 de enero de 2011 asfixiado por la crisis económica y por el alarmante descenso del número de visitantes, sin haber sido capaz de llegar a un acuerdo de viabilidad entre familia e instituciones, aunque en realidad, nunca llegó a estar cerrado del todo porque desde 2011 podía visitarse bajo cita previa. Hubo varios intentos de reapertura (el último en julio de 2016, tras desmarcarse la Diputación de Guipúzcoa de un preacuerdo entre la familia y el Gobierno Vasco), pero ninguno había cuajado hasta que en 2017 se alcanzó un acuerdo con la galería de arte suiza Hauser & Wirth, que desde entonces representa a la Sucesión de Chillida y colabora estrechamente con la familia del artista para salvaguardar su legado, gracias a su experiencia de más de 26 años en el sector.

El equipo de la galería está aportando asesoría y acompañamiento individualizado en el diseño de un nuevo modelo sostenible para el museo. La emoción en la familia es palpable. “Estamos francamente contentos y encantados de haber puesto el museo al día. Después de tanto tiempo, es una grandísima satisfacción abrir de nuevo la posibilidad de pasear entre estas obras como era el deseo de nuestros padres”, declara Luis Chillida, uno de los hijos del artista. “Nuestras expectativas son altísimas –continuó-, queremos que sea, no sólo lo que ya fue, sino más de lo que fue”.

La primera exposición del programa que ahora se inicia será “Eduardo Chillida. Ecos”, una muestra antológica que recorre lo mejor de su obra incluyendo piezas que abarcan desde finales de los cuarenta hasta el año 2000. Comisariada por Ignacio Chillida y el equipo de investigación del museo, profundiza en la trayectoria creativa del gran escultor vasco, no solo en el uso de materiales, sino en la evolución de sus ideas a lo largo de su carrera. De ahí que la familia remarque “lo importante que son los archivos que, por iniciativa de nuestra madre, siempre guardamos, que hemos digitalizados y creemos que son un complemento necesario a las exposiciones, que enriquecen mucho las visitas porque le dan un valor añadido”.

Esta muestra reúne obras en hierro, granito, yeso, papel y alabastros sin abandonar series significativas como las “Gravitaciones” (esculturas en papel donde el relieve y el vacío cobran especial importancia) y las “Lurras” (piezas elaboradas con tierra chamota). Las salas superiores del caserío trazarán un recorrido dedicado a la escultura pública, cuya obra monumental se encuentra distribuida en más de 40 ciudades. “Esto nunca puede faltar en una exposición porque es algo que le agradaba mucho a mi padre –explica Ignacio Chillida-, pensaba que lo que es solo de uno no es de casi nadie, mientras que lo público pertenece a mucha gente”.

Por ello, un foco especialmente importante de la exposición estará puesto en la escultura “Peine del viento XV”, instalada al final de la playa de Ondarreta en San Sebastián en 1977 en colaboración con el arquitecto Luis Peña Ganchegui, que diseñó el entorno. Un encargo que para el escultor tenía un profundo significado por sus connotaciones personales con el lugar y que recientemente ha sido declarado Conjunto Monumental por el gobierno Vasco. “Esperamos que lo acaben declarando Patrimonio de la Humanidad”, apostilla.

Las piezas de esta primera exposición proceden no solo de la Sucesión de Eduardo Chillida, sino de esculturas raramente expuestas que provienen de préstamos realizados por museos, instituciones y colecciones privadas, así como con material de archivo que nunca antes se había mostrado al público. Es el caso de las relevantes esculturas de hierro “Deseoso” (1954, procedente de Fundación la Caixa) y “Del plano oscuro” (1956, de la Fundación ICO depósito Museo Reina Sofía), además de otras piezas destacadas como “Hierros de temblor” (1957), “Yunque de sueños VII” (1959) o “Buscando la luz III” (1997).

Además, se podrá contemplar un importante material de archivo que incluye fotografías, manuscritos originales, correspondencia o catálogos de algunas exposiciones de sus inicios, todos pertenecientes al archivo de Eduardo Chillida, conservado permanentemente en el museo.

El histórico caserío conservará el mismo aspecto y estructura que concibió el artista, no ha sido necesaria una renovación total, la restauración llevada a cabo ha sido muy respetuosa con las instalaciones. Cuenta con una iluminación mejorada y un mayor aislamiento en suelos y techos, así como con una adecuada accesibilidad para personas con movilidad reducida.

Los trabajos de actualización se han desarrollado bajo la supervisión del arquitecto argentino Luis Laplace, conocido por sus trabajos de interiorismo y restauración respetuosa y sostenible, en colaboración con Jon Essery Chillida, nieto del escultor, así como con la aportación del arquitecto de naturaleza holandés Piet Oudolf, que ha introducido sutiles elementos paisajísticos basados en premisas ecológicas. Otras mejoras son “Lurra”, la nueva cafetería restaurante y la tienda renovada donde el público podrá acceder a una cuidada selección de libros de arte sobre la obra de Chillida, así como nuevas publicaciones especializadas en proceso de edición.

Esta nueva etapa de Chillida-Leku estará dirigida por Mireia Massagué, que asume esta responsabilidad tras haber sido directora del Gaudí Exhibition Center y haber trabajado previamente en el Teatre Nacional de Catalunya. Massagué lleva trabajando en Chillida-Leku desde octubre y su labor al frente del museo guipuzcoano se realizará en estrecha colaboración con la familia Chillida, que sigue ostentando la propiedad y controla la gestión del museo. “Estamos emocionados de que al fin llegue este momento tan esperado”, declara.

“La novedad más importante de esta nueva etapa es haber adaptado el museo al siglo XXI. No solo trabajamos para conservar el legado, sino para mejorar la experiencia de cara al usuario, tienda, productos, cafetería, intervención paisajística, accesos..., as como publicaciones divulgativas o coleccionables. Nuestra intención es que este sea el centro del universo de Eduardo Chillida”. Y prosigue la directora: “Estamos en un momento en el que creemos que podemos aportar valor a esta tierra. Que podemos formar parte de un eje cultural en el norte, junto con el centro Botín, el Guggenheim o el Balenciaga entre otros, un nuevo atractivo para el País Vasco”, afirma.

Chillida buscaba un hogar para sus obras donde las generaciones futuras pudieran conocer y experimentar su arte en un emplazamiento único. La elección de esta ubicación refleja esa conexión que mantuvo durante toda su vida con lo local, con el paisaje y con la arquitectura. “Lo que intentamos –concluyó- es que las futuras generaciones puedan seguir descubriendo la vida y la obra de Eduardo Chillida”.

Hauser & Wirth

“Poner la obra de Chillida en lo alto del panorama internacional”, ese es el principal objetivo de la prestigiosa galería Hauser & Wirth, representantes de la Sucesión Chillida y de su legado. En diciembre de 2017 la galería suiza y la familia llegaban a un acuerdo para reactivar Chillida-Leku y promocionar su obra en todo el mundo. Fundada en 1992 por la pareja Iwan y Manuela Wirth, la convirtieron en una de las más importantes galerías de arte contemporáneo, como indicaba en 2016 la lista “Power 100” confecciona por la revista británica Art Review para determinar los nombres más poderosos y de mayor prestigio e influencia en el sector.

Hoy, Hauser & Wirth cuenta con galerías en Londres, Nueva York, Somerset y Los Ángeles y representa a artistas como Louise Bourgeois, Paul McCarthy, Philip Guston o Henry Moore. Iwan Wirth, se mostró “encantado de la preservación del legado del artista”, que espera divulgar en EE UU, Europa y Asia. Considera que la obra de Chillida “no ocupa hoy el lugar que merece en el mercado mundial del arte” y están dispuestos a cambiarlo.