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El Centro de Arte Botín, la instalación cultural que se está levantando frente a la bahía de Santander, será un laboratorio para probar la aplicación de los programas educativos de la Universidad de Yale que estudian la inteligencia emocional y la relación entre las emociones y el arte.
La Fundación Botín y esta universidad norteamericana firman hoy un convenio de colaboración para poner en marcha una iniciativa de desarrollo de las emociones, la creatividad y el arte, que servirá de base al programa educativo del Centro Botín, que estará construido en la primavera de 2014.
El acuerdo se firmará a las 21.00 horas española en New Haven (Estados Unidos), por el presidente de la Fundación Botín, Emilio Botín, y el presidente electo de la Universidad de Yale, Peter Salovey, experto en inteligencia emocional.
Pero la universidad norteamericana ya ha presentado el acuerdo en un acto retransmitido por su televisión, en el que, además de Salovey, han participado el director general de la Fundación Botín, Íñigo Sáenz de Miera, y el codirector del proyecto, Marc Brackett.
En este encuentro, que los periodistas han podido ver desde la sede de la Fundación Botín en Santander, Sáenz de Miera ha recalcado que la voluntad de la entidad es que el Centro Botín se convierta en una referencia internacional y en "una caja mágica para la creatividad", aplicando los programas del Centro de Inteligencia Emocional de Yale.
Y no sólo para niños, sino también para adultos, pues el Centro Botín dará la oportunidad a las personas que participen en sus actividades a examinar cómo puede aplicarse el arte para favorecer el desarrollo de capacidades emocionales.
Así, los programas de Yale analizan la importancia que tiene en el desarrollo de capacidades artísticas la forma en que se controlan y canalizan las emociones, y tratan de servirse de distintas escenas y concitar la participación de personas para probar esas emociones y las habilidades en diferentes entornos.
Pero todo ello, utilizando un enfoque "basado en el rendimiento", pues el objetivo es poder entender "cómo las emociones pueden ayudar a las personas a tener una vida mejor", puntualiza Brackett.
El papel del Centro Botín en estas investigaciones será el de una especie de laboratorio, al tratarse de un espacio que acogerá distintas manifestaciones artísticas, en el que comprobar los modelos teóricos sobre cómo funcionan las emociones, la creatividad y el arte.
Brackett ha indicado que se planteará a los visitantes qué emociones les han transmitido las piezas artísticas o qué creen que ha querido transmitir los autores con sus obras.
Y eso, porque se trata de una instalación en la que "se quiere despertar la creatividad a través del arte", señala el director general de la Fundación Botín.
Esta entidad y Yale apuestan por "desbloquear la creatividad"para evitar que haya una sola forma de pensar y para no considerar las emociones "como el ruido de fondo que se tiende a ignorar", apunta Salovey.
Al final, lo que se quiere es conseguir que las personas tengan mayor capacidad de liderazgo y sepan trabajar en grupo y resolver problemas en comunidad.
"El Centro Botín será un lugar en el que vamos a poder mejorar las capacidades creadoras que necesitamos en Europa y en España actualmente", ha añadido Sáenz de Miera.
El director de la Fundación Botín ha hecho hincapié en la importancia de poder contar con "la dilatada experiencia"de Yale y ha destacado que, cuando el Centro Botín esté en marcha, colaborará con otras instituciones.