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Care Santos: «Tiene que haber más mujeres en la cresta de la literatura»

La autora cuenta en «Media vida» –ganadora del Premio Nadal– la historia de cinco amigas con destinos totalmente diferentes.
Care Santos: «Tiene que haber más mujeres en la cresta de la literatura»
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La autora cuenta en «Media vida» –ganadora del Premio Nadal– la historia de cinco amigas con destinos totalmente diferentes.
Care Santos ha vuelto a tirar del hilo de la memoria colectiva para elaborar «Media vida», un relato que gira alrededor de cinco amigas de la infancia –unidas por un hecho que les marcará para siempre– que se reencontrarán 30 años después. Ganadora del Premio Nadal de este año, la novela reivindica el papel de las mujeres que tuvieron que responder ante una realidad cambiante.
–Su novela cuenta la historia de cinco mujeres totalmente diferentes pero unidas por los años de dictadura y la Transición.
–Sí, unidas por unas circunstancias no muy halagüeñas y cada una de ellas responde de manera totalmente diferente a lo que les tocó vivir: un momento social y una educación gris y castradora para las mujeres.
–Este libro coge el testigo de la memoria de su madre. ¿Qué le contó de esa época?
–Es un privilegio pertenecer a una familia en la que las mujeres hablan y, siendo novelista, aún más. El último eslabón es mi madre, a la que le he tomado prestadas algunas parcelas de su memoria. La ambientación del internado donde las protagonistas crecen se parece mucho al que se crió ella.
–¿Y era un relato triste o más bien agridulce?
–Las conversaciones sobre la memoria siempre son estupendas, no son tristes porque se evocan para comparar, para ironizar... Aunque ella no puede tener buen recuerdo de ese internado, los lectores se darán cuenta de por qué.
–30 años después, ellas se encuentran viendo la boda de Lady Di. ¿La vivió usted?
–La recuerdo perfectamente. Tenía 11 años, una edad en la que era bastante cursi (risas). La veía con ese vestido horroroso de repollo y a mí entonces me parecía precioso. Todo el mundo estaba pegado a la televisión. Creía que era un cuento de hadas, cuando en realidad no fue así.
–¿Se quería parecer a ella?
–Claro, como todo el mundo, pero mirado con los ojos de la madurez piensas: «Menos mal que he cambiado...». Como técnica narrativa, esa boda es un lugar común para cualquier lector del mundo, es muy agradecida.
–Suele buscar en el pasado para elaborar sus novelas. ¿Toca ahora hablar de su generación?
–No te quepa duda. Aquí apunto a esa segunda generación de jóvenes que han nacido en la época de libertad pero que se diferencian de sus madres.
–¿Cómo fue el diálogo entre esas madres e hijas con pensamientos tan diferentes?
–Mi generación es muy distinta, no solo no nos parecíamos sino que no queríamos parecernos. Nos consideramos más liberadas, pero también nos diferenciamos muchos de nuestras hijas. Teníamos una vocación de modernidad que nuestras madres no pudieron tener y a nuestras hijas les ha dado igual porque ya contaban con ella.
–Pero todavía ustedes tienen que seguir reivindicando.
–Sí, la lucha es constante, parece mentira que sigamos así. Pero esperemos que eso cambie poco a poco, que empiecen a llegar mujeres a los altos cargos.
–En la literatura cada vez existen más mujeres que compiten con los escritores más grandes.
–Llevamos varias decádas pero ahora se ha normalizado. No sé si hablar de paridad, pero estamos bastante igualados en cuanto a autores y, sobre todo, lectores, donde hay mayoría de mujeres. Lo que hay que reivindicar son los laureles, porque en la cúspide no se termina de dar esta paridad. ¿Cuántas escritoras son académicas? ¿Cuantás son Premios Cervantes o Premios Nacionales? Muy pocas.
–En su novela ha preferido dejar a los hombres en un segundo plano de la historia.
–Sí, llevo muchos años discutiendo que no hago libros de mujeres, yo no creo eso. Y tampoco que son para ellas, eso me horroriza, yo no escribo para un género. En «Media vida» he decidido darles la razón y acometer una novela en la que las mujeres mandan y sólo un personaje masculino tiene algo de importancia.
–¿Cómo ha cambiado la forma de escribir en los 20 años que lleva como autora?
–Pues casi nada, aparte de internet, que ha revolucionado todo. Yo trabajaba con máquina de escribir y documentarme sobre algo en concreto resultaba muy difícil. Ahora con un click consigues muchísima información.
–Cómo crítica literaria, ¿escucha lo que dicen sus compañeros de sus libros?
–Por supuesto, he llegado a memorizar párrafos completos de críticas negativas (risas). No soy amiga de las positivas tampoco, no necesito peinar mi ego. Las malas las acepto, pero si son insultantes, ni las leo.