Barcelona

Catalá-Roca: el disparo del corazón

Esta «Gitanilla», tomada en Montjuic, Barcelona, en 1950, es una de las 150 fotografías de la muestra
Esta «Gitanilla», tomada en Montjuic, Barcelona, en 1950, es una de las 150 fotografías de la muestralarazon

El Círculo de Bellas Artes acoge una muestra del pionero del documentalismo gráfico en España

Antes de que Cartier-Bresson revolucionara el mundo de la fotografía con un postulado teórico, el de «instante decisivo», que sentaría las bases del reporterismo gráfico del siglo XX, Francesc Catalá-Roca ya lo había materializado en numerosas fotografías, en las que lo que entendemos por arte carece de total importancia: la construcción de la imagen como fruto de la decisión y oportunidad del disparo es el axioma sobre el que descansa toda su obra. Hijo de Pere Català i Pic, pionero de la fotografía propagandística, se cría rodeado de cámaras, cuya técnica controlará desde muy joven, para desarrollar una obra propia del «fotógrafo ausente. Reniega absolutamente de la intervención en la obra porque cree que el arte está en la calle», explica Chema Conesa, comisario de la exposición que reúne en el Círculo de Bellas Artes de Madrid 150 fotografías en blanco y negro bajo el nombre «Catalá-Roca. Obras maestras», una muestra que cuenta con la colaboración de La Fabrica y la Fundación Barrié, y que ya ha pasado por Vigo .

Posguerra española

«Lo relevante está en la mirada del fotógrafo, en hacer sencillo y directo el impulso de fotografiar: en restar en vez de sumar, en mirar de frente, encuadrar desde la cintura, disparar desde el corazón, en estar dotado de curiosidad y empatía por todo lo humano». Con esta filosofía, Catalá-Roca capta la esencia de la España de la posguerra, en el campo o en la ciudad, y construye el mejor reportaje gráfico de la cotidianidad de los cincuenta y sesenta. Unas señoras esperan a que den el número del Gordo en la Puerta del Sol, cinco jóvenes pasean del brazo por la Gran Vía, unos marineros visitan el barrio chino de Barcelona, un hombre piropea en Sevilla a una mujer por la calle... Una obra que «constituye la piedra angular de la fotografía documental en España. Nadie como él supo intuir primero y construir después un discurso pleno de autenticidad, fe y consciencia en el lenguaje de las imágenes destinadas a reconocer y reconocernos», añade el comisario.

La mejor muestra de las escasas pretensiones artísticas de Catalá-Roca es su «sentido ausente de autoría. Siempre decía que si la fotografía tiene algún valor artístico es por su capacidad de multiplicarla hasta el infinito. Lo vi romper fotografías; para él el primer positivado carecía de importancia», explica el comisario que, junto a sus herederos, realizó una investigación de más de 200.000 negativos y 17.000 hojas de contacto para esta muestra, en la que también se puede ver un documental sobre su vida y obra.