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Cherburgo se queda sin Michel Legrand

Michel Legrand y Jacques Demy eran dos chavales agradables con mucho que contar en la década de los 60
larazon

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Michel Legrand y Jacques Demy eran dos chavales agradables con mucho que contar en la década de los 60.
Comenzaban los 60 y Michel Legrand y Jacques Demy eran dos chavales agradables con mucho que contar. Quizá demasiado, al menos, para uno de los primeros productores de cine con los que se toparon. «¿Realmente creen que la gente pasará una hora y media escuchando cantar a los personajes sobre cosas comunes de la vida?», les recriminaron aquellos que debían poner la guita.
Pero lo que tenía entre manos esta pareja de amigos era uno de esos hallazgos que marcan época, «Los paraguas de Cherburgo» (1964) y, sí, esa gente a la que hacían referencia los dueños del negocio iba a quedarse ensimismada delante de la pantalla al ritmo que, por supuesto, le marcase un Legrand que nunca ocultó los problemas para levantar la cinta protagonizada por Deneuve: «Tuvimos que trabajar muy duro para que despegara». Luego ya no volvieron a tocar tierra –también trabajarían juntos en «Las señoritas de Rocherfort» (1967)–. El músico catapultaría desde ese momento una carrera que, años atrás, ya tenía buenas trazas de éxito y que solo el inevitable desenlace al que todos estamos condenados puso ayer punto y final, cuando el francés ya estaba a un mes de sumar 87 inviernos.
Ese tema principal de «Los paraguas...» fue cantado o tarareado por tantos como lo escucharon. «Todos me llamaban»: Barbra Streinsand, Frank Sinatra, Tony Bennet, Liza Minnelli... Hasta Damien Chazelle afirmó en 2017 que «La La Land» es herencia directa de la cinta de Demy. Para eso era «un genio de talento ilimitado», reconocía el ministro de Cultura francés tras saberse la noticia de su fallecimiento. Los genes de su padre, Raymond, director y compositor, no pudieron encontrar mejor continuidad que en el cuerpo y en la improvisación instintiva de su hijo. Consolidado entre las estrellas del cine francés, sirvan Godard y Lelouch como ejemplos, también pronto se haría un hueco como «jazzman» junto a otros nombres de leyenda, como Miles Davis, John Coltrone y «las noches junto a Oscar Peterson», reconocía Legrand en su última entrevista en «Le Figaro».
Así, el francés lograría llevar su música a más de 200 películas, de las cuales, tres le proporcionarían sendas «caricias», como denominó a los Oscar: «No significan mucho, son trozos de azúcar». Por lo que también tres fueron los terrones que le endulzaron. Dos por las bandas sonoras de «Verano del 42» (1971) y «Yentl» (1983), y uno por la mejor canción original del 68, «The Windmills of Your Mind» («El caso Thomas Crown»).