Cine

“Hopper, el polloliebre”: Todos tenemos complejos

Esta película de animación pretende lanzar un mensaje de tolerancia y de ánimo para querernos y asimilarnos tal y como somos

Imagen de 'Hopper, el polloliebre', de Benjamin Mousquet y Ben Stassen.
Imagen de 'Hopper, el polloliebre', de Benjamin Mousquet y Ben Stassen.A CONTRACORRIENTE FILMSA CONTRACORRIENTE FILMS

Una de las grandes lacras que viene arrastrando la humanidad a lo largo de la historia es el desprecio al diferente. Todo aquello que está fuera de “lo normal”, siempre ha sido susceptible de crítica, de risa, de discriminación e incluso de ataque. No importa si hablamos de una diferencia física o psicológica, es la empatía y la comprensión de que vivimos en un mundo diverso lo que hace falta para erradicar estas injusticias sociales. Unos valores que debemos asimilar desde pequeños, y por ello son necesarias películas como “Hopper, el polloliebre”, que hoy llega a los cines. Ya lo adelanta el título de la cinta: su personaje no es un animal cualquiera, pues es un cruce entre un pollo y una liebre. Tiene las orejas, el rostro, la astucia de una liebre, así como la cresta y las patas de un pollo. Además de otras características que, a lo largo de la cinta, va descubriendo.

Hopper, por tanto, protagoniza esta cinta de animación en la que las aventuras se entrelazan con referencias a películas como “Indiana Jones” e incluso “El rey león”. Adoptado por el Rey Pedro, un famoso aventurero, Hopper deberá mostrar su valor para ser aceptado pese a ser diferente. Junto con sus fieles amigos se embarca en una emocionante aventura en busca de la reliquia conocida como “Hamster oscuro”. La misión, no obstante, se complicará cuando su tío, el malvado Lapin, le sorteará una serie de trampas que intentarán que el valiente “polloliebre” fracase. Un villano que, según explica Benjamin Mousquet a LA RAZÓN, director del filme junto a Ben Stassen, “encarna esa parte necia de nuestra sociedad, que no siempre es justa. Es un personaje seductor a su manera, que sabe manejar la situación. Pero también representa al patriarcado. No quiero entrar demasiado en el tema, pero sí es esa visión antigua de las cosas que no siempre es tolerante”.

Asumirnos y amarnos

Con esto, el equipo principal de la cinta lo configuran Hopper, Abe, una tortuga avanzada en edad, y Meg, una mofeta que hace de guía a los aventureros. Los dos acompañantes del protagonista, para Mousquet, eran imprescindibles para la historia. Porque ambos “escondían algo”, al igual que Hopper. Si bien sus diferencias no eran palpables a primera vista, sí guardaban algo que les distinguía, y no por ello se sentían inferiores o apartados al resto.

Esta aventura y esta compañía, por tanto, le servirán aHopper para salir de su complejo. “No somos necesariamente una sola categoría de personas, también somos esa parte de nosotros que no asumimos, que no queremos desvelar, y en un momento dado podemos sentirnos como Hopper. Sobre todo, siendo niño”, explica el director. “A mí lo que me gusta de la película es que se enseña a un niño pequeño a que siga siendo lo que es, incluso cuando pase la edad adulta. Le anima a asumirse, a amarse como es, y cuando lo consiga se sentirá en alguien totalmente realizado y con todo su potencial asumido”, resume.