Estrenos de cine
«Mi amiga Eva»: el primer amor no basta
Cesc Gay firma otra comedia romántica poco convencional con Nora Navas
No es Cesc Gay director de grandes epopeyas, sino que cuenta pequeñas historias que engrandece con su enfoque cotidiano, con su escala humana, con la naturalidad que imprime a la ficción, que hace que fluya igual que una conversación de frutería. Como el media punta más hábil –pongamos por caso a su tocayo, el mejor Cesc Fábregas–, se mueve entre líneas, en su caso sentimentales, con una sutileza a la altura de pocos. Lejos del terrorismo sentimental, el barcelonés es un cirujano cardiovascular que cose con primor las relaciones humanas contemporáneas. El director de «delicatessen» como «En la ciudad» (2003) o «Truman» (2015) vuelve a dar muestra de ese oído tan preciso que tiene para recoger los matices –el bla, bla de la calle, de las cafeterías– en la décima película que dirige, «Mi amiga Eva», donde por primera vez cuenta con una protagonista femenina, encarnada con talento por Nora Navas, algo que asegura que «tenía ya ganas de escribir».
El papel de la suerte
El azar o la casualidad toman un cariz protagónico en la cinta, al punto de que deciden el destino de Eva. Un papel, el de la suerte, que para Gay es también fundamental en nuestra vida real: «Me parece que no nos damos cuenta de muchos momentos en los que el azar ha condicionado de una forma tremenda lo que somos, lo que hacemos». La protagonista, claro, es una indecisa que necesita ese viento que sople su vela: «Yo quería que Eva, a pesar de tener un sentimiento dentro, una inquietud, no fuese una mujer decidida a dar el paso; que fuera muy poquita cosa, con sus inseguridades y sus miedos, para que el azar hiciese que las cosas le sucedieran como le suceden», desvela.
La película trata de una mujer que al cumplir 50 años decide dar un golpe de timón y cambiar de un punto cardinal al contrario el rumbo de su vida: se separa de su marido, con quien tiene dos hijos adolescentes, en busca de volver a enamorarse. Para pasar esa frontera, con la sonrisa como parapeto, recurrirá a la mentira. Una práctica que Cesc Gay no condena, sino que, por el contrario, alaba: «Mentir es algo que hacemos todos los días, desde la cosa más pequeñita. Ayuda a tener relaciones, a ser cuidadoso y respetuoso con las personas que no piensan igual...», dice. Y añade: «La hipocresía está muy infravalorada; siempre que se hace bien tiene que ver con la buena educación. A veces, la verdad, cuando es innecesaria, hace mucho daño», sentencia el director.
Cuenta asimismo Cesc Gay que esta historia nace cuando supo que una conocida suya, casada, miraba pisos de alquiler. También le ayudó saber que «amigas en esa edad fronteriza habían dado el paso de romper con tantos años de relación». El cineasta catalán asegura que «Eva es un personaje construido a través de la intimidad con el espectador. Yo quería que al otro lado de la pantalla hubiese una relación de empatía con ella, con lo que está viviendo y sufriendo. Por ejemplo, cuando tiene las citas, a través de sus pequeños gestos, sabes cómo las está viviendo».