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«Glass», superhéroes en el diván

Con esta película M. Night Shyamalan cierra la trilogía que comenzó hace 18 años con «El protegido»; reúne a Samuel L. Jackson, Bruce Willis y James McAvoy y profundiza en una de sus obsesiones, el trastorno de identidad disociativo.
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Con esta película M. Night Shyamalan cierra la trilogía que comenzó hace 18 años con «El protegido»; reúne a Samuel L. Jackson, Bruce Willis y James McAvoy y profundiza en una de sus obsesiones, el trastorno de identidad disociativo.
Hay actores con carisma, energía y fuerza de voluntad, uno de ellos es Samuel L. Jackson. En una ocasión, el americano fue personalmente a decirle a George Lucas que su «lightsaber» en «La guerra de las galaxias», en la que interpreta a Mace Windu, debía ser de color púrpura, a pesar de que hasta entonces todos eran azules o verdes. Su intención era que se le pudiera identificar fácilmente en medio del caos de la batalla de Geonosis, que se desarrolla en «El ataque de los clones» (2002). Su fetiche con los tonos lila no ha disminuido desde entonces. De hecho, en la alfombra roja del estreno en Londres de su más reciente película, «Glass», Jackson lució un llamativo traje color berenjena que bien podría pertenecer al personaje que interpreta en dicho filme, Elijah Price, también conocido por su predilección por el púrpura.
«Glass» cierra la trilogía que comenzó en 2000 con «El protegido», en la que el director M. Night Shyamalan presentó al brillante Elijah, también llamado Mr. Glass por la fragilidad de sus huesos, que se quiebran con la facilidad del cristal. Elijah está convencido de que David Dunn (Bruce Willis) es su contraparte, un hombre tan fuerte como él es débil, y se dedica a demostrarle que tiene habilidades sobrehumanas. Desde aquel rodaje Jackson conocía la intención del cineasta de continuar la historia, aunque no cómo ni cuándo lo haría. «Nos ha hecho esperar un buen rato», comenta. Efectivamente, entre la primera entrega y la última han pasado 18 años, aunque hace apenas dos se estrenó la segunda, «Múltiple», protagonizada por James McAvoy y en la que no aparecen ni Elijah ni David Dunn. Según Jackson, el tiempo ha suavizado a Shyamalan: «Cuando hicimos “El protegido” nos obligaba prácticamente a no pestañear –comenta entre risas– ahora, en cambio, es mucho más tranquilo y está mas dispuesto a colaborar».
Si ese filme trataba sobre un hombre cuya imagen de sí mismo había cegado sus verdaderas capacidades y «Múltiple» exploraba el poder letal de un monstruo creado por una mente traumatizada, «Glass» profundiza en la raíz de la propia identidad: ¿hasta qué punto puede nuestra mente moldear y, en última instancia, determinar nuestra visión de la realidad y de nosotros mismos? A Shyamalan la psicología y la terapia le han interesado desde muy joven, en especial durante sus años universitarios, por lo que no sorprende que el origen de la trilogía sea la psique, en particular el trastorno de identidad disociativo, una enfermedad mental normalmente causada por traumas de infancia que impiden a las personas integrar sus experiencias en una única identidad. Es el caso de Kevin Wendell Crumb, el personaje de McAvoy, que tiene 24 identidades diferentes, entre ellas, un diseñador de moda, un hombre con trastorno obsesivo compulsivo, un niño de 9 años y la Bestia, un caníbal que sofoca a sus víctimas como una boa constrictor y puede trepar por las paredes.
Doble identidad
Por lo tanto, no existía mejor escenario para reunir a estos tres súper hombres –Elijah, la mente prodigiosa; David, el inquebrantable, y la temible Bestia– que un hospital psiquiátrico. Allí, la doctora Ellie Staple (Sarah Paulson) intenta convencerles de que los poderes que creen poseer son tan solo producto de sus mentes inestables. Ustedes no son superhéroes, les repite una y otra vez. Y allí encontramos la segunda clave del filme: se trata, como en las dos anteriores, de un homenaje a los cómics y al clásico esquema del superhéroe, en especial de sus orígenes. Es una combinación casi natural si se toma en cuenta que la característica básica de casi todos es su doble identidad: Peter Parker/Spiderman, Bruce Wayne/Batman, Clark Kent/Superman. «“El protegido” y “Múltiple” eran, en cierto sentido, películas de superhéroes deconstruccionistas», explica el director.
Cualquier lector de cómics encontrará guiños evidentes en la trama y en la estética del filme, como el momento en que Dunn recupera su impermeable –que utiliza como una especie de capa cada vez que sale a combatir algún villano– y por tanto recupera también la confianza en sí mismo y en sus superpoderes. Como en tantos cómics, los protagonistas de «Glass» son los marginados, como afirma Jackson: «Tendemos a pensar que las personas con alguna anomalía son menos inteligentes. Pero la fragilidad de Elijah le ha hecho fuerte, a diferencia de lo que la gente pueda creer».
A Shyamalan le resultaba nostálgica la idea de reunir a los personajes principales de las tres películas, además de que pudo utilizar para ésta algunas escenas de «El protegido» que no se incluyeron en la primera: «Ha sido increíble poder utilizarlas. Sabía que podrían incorporarse en “Glass” si se escribía de una forma adecuada». Para el director, ver a McAvoy, Willis y Jackson juntos era un momento que los seguidores de su trilogía estaban esperando con ansias. De hecho, asegura que el público ha establecido una relación peculiar con estas películas. Sin embargo, la primera de ellas no tuvo un éxito espectacular, al menos si se compara con «El sexto sentido», aunque Jackson asegura que «funcionó de una manera decente cuando se estrenó en su día, no considero que fuera un fracaso, como han dicho algunas personas. Es como si ves “Pulp Fiction” y luego “Jackie Brown”, la segunda no deja de ser un peliculón. “El protegido” funcionó bien y ha ido mejorando con el tiempo hasta convertirse en una película de culto. Con eso me quedo».
Sin mediar palabra
Además, asegura haber disfrutado de volver a trabajar con Willis: «No cabe duda de que a través de los años desarrollas vínculos con ciertas personas con las que trabajas, existe una camaradería que facilita el trabajo. Siempre sé que con él las cosas van a funcionar», asegura. También insiste en lo mucho que le gustó retomar el papel de Elijah: «Es un personaje fuerte en un cuerpo frágil, me ha encantado interpretarlo, es un tipo calmado», afirma. Aunque ya en la primera Elijah está confinado a una silla de ruedas, en esta entrega el personaje tiene una nueva dificultad interpretativa: durante gran parte del filme apenas se mueve, ni siquiera parpadea, porque los médicos le obligan a tomar una enorme cantidad de sedantes para evitar que se escape del hospital. «Es cierto que me mantengo bastante tranquilo, pero no te creas que es tan fácil estar ahí sin mediar palabra y observando lo que sucede a tu alrededor. Lo más gracioso es que nadie se percata de que estoy prestando atención», asegura Jackson, y añade: «Es complicado estar en la misma escena en que James McAvoy da vida a siete personajes diferentes y no poder mediar palabra, pero, a la vez, es increíble poder observarle».