«Ha nacido una estrella»: Cría fama y échate a cantar

Director: Bradley Cooper. Guión: Eric Roth, B. Cooper, Will Fetters. Intérpretes: Bradley Cooper, Lady Gaga, Andrew Dice Clay, Dave Chappelle. EE UU, 2018. Duración: 135 minutos. Drama musical.

Cuenta Lady Gaga que, en su primera entrevista con Bradley Cooper, le exigió verla sin maquillaje. Esa petición resumía el espíritu de un «remake» que aspira a presentarse al público al natural, sin aditivos ni colorantes, poniendo el acento en la creación de espacios íntimos donde prevalezcan los rostros de un melodrama a la antigua usanza. Por el camino, se pierden cosas, sobre todo teniendo en cuenta que las tres versiones anteriores de «Ha nacido una estrella», con Janet Gaynor, Judy Garland y Barbra Streisand como sucesivas protagonistas femeninas, eran, a su modo, dramatizaciones de la evolución del concepto de «star system» en décadas de la historia de Hollywood tan significativas para el estatuto de la actriz como los treinta, los cincuenta y los setenta. Las películas de Wellman, Cukor y, en menor medida, Pierson (autor de la peor del cuarteto) eran hijas de su contexto, estudios más o menos afortunados (la de Cukor es una obra maestra) sobre el lugar que ocupa la celebridad en un sistema social en continua mutación. En su debut como cineasta, Cooper ha preferido aislar a Lady Gaga de su capacidad de metamorfosis, y en el proceso, nada sabemos de la fama en la era de las redes sociales, el conjunto peca de un molesto anacronismo, y la cantante queda relegada al papel de aspirante al Oscar a la mejor actriz secundaria. Está claro que uno de los objetivos del filme es demostrar que la artista sale victoriosa de su primer papel de enjundia. Del mismo modo que el Hollywood clásico nos vendió aquel «¡Garbo ríe!» para publicitar «Ninotchka», la estrategia de Cooper para vender un «remake» innecesario es clamar «¡Lady Gaga actúa!». La estrategia es perversa porque, mientras le quita la máscara, aprovecha para chupar cámara y convertirse en el auténtico protagonista. Y entonces «Ha nacido una estrella» pierde la oportunidad de hacer honor a su título para dar cuenta de un declive egotista, tan poco estimulante como la música que interpreta ante las masas.

Lady Gaga se desmaquilla y de paso se come, con su carisma por fin al desnudo, la pantalla

Bradley Cooper, coprotagonista de la cinta, sigue pareciendo una versión de Jeff Bridges de serie B