«La espuma de los días»: Puro Boris Vian
Director: Michel Gondry. Guión: Michel Gondry y Luc Bossi, según la novela de Boris Vian. Intérpretes: Romain Duris, Audrey Tautou, Gad Elmaleh, Omar Sy. Francia-Bélgica, 2013. Duración: 125 minutos.Drama surreal.
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Da la impresión de que Boris Vian escribió «La espuma de los días» pensando en un Michel Gondry cualquiera. Es tal la simbiosis entre los imaginarios de ambos autores que, vista en perspectiva, «La ciencia del sueño» parece un borrador de esta abigarrada fábula sobre el amor como hermosa enfermedad terminal, sobre la pérdida de la inocencia como ese principio del fin del que todos huimos mientras soñamos despiertos. A los que no conocen la novela de Vian la película les puede agotar a los diez minutos, con ese barroquismo «homemade», marca de la casa Gondry desde su gloriosa época videoclipera, apología de la dirección artística analógica y de la poética naïf de cierta canción francesa. Habría que decirles que es una adaptación literal del libro, si es que se puede representar literalmente algo –la imaginación coagulada en un universo con reglas propias– que parece irrepresentable. Gondry comparte con Vian algo más que una visión del mundo: hay algo de una urgencia artesanal, versátil y proteica, que transpiran tanto las imágenes de orfebre de uno como las palabras de poeta visceral del otro. La película se hace más ligera a medida que la retina se acostumbra a sus excesos y el campo visual detecta, entre el desparrame de felicidad surrealista, el amor tímido pero locuaz, ingenuo pero no impostado, entre Colin (Romain Duris) y Chloe (Audrey Tautou). Hay varias subtramas, algunas más conseguidas –esa obsesión siniestra por el filósofo Partre, ajuste de cuentas con el Sartre que le robó a Vian su primera esposa–, otras menos –el ratoncito Pérez tampoco convence en la novela–, pero cuando todo se hace más siniestro, cuando el nenúfar se extiende por un pulmón ennegreciendo las paredes, sembrando la miseria del tiempo, Gondry afronta el cambio de tono con una madurez admirable. Si Vian murió de un ataque al corazón en un cine mientras maldecía al director de la adaptación de «Escupiré sobre vuestra tumba», ahora su fantasma debe de estar aplaudiendo en la oscuridad.