«Las sillas musicales»: El amor en los tiempos del coma

Como los niños giran alrededor de la sillas para, cuando cese la música, sentarse en una y no perder el juego, así vive Perrine, solitaria, dando vueltas en círculos mientras intenta ganarse el pan de triste animadora en cumpleaños infantiles con un violín a cuestas. Pero un día la suerte de esta treinteañera sin amor y apenas unos euros en el bolsillo cambia cuando, accidentalmente, empuja a un hombre, cuya caída le provoca un coma. Desesperada, decide visitarlo cada día en el hospital para asombro de Lucie (Carmen Maura, que lástima verla tampoco en las pantallas), una nueva amiga inesperada. Paulatinamente, la chica comienza a apoderarse de la vida del enfermo, de su trabajo, de su apartamento, de su perro... hasta que descubre que se está enamorando de él. Posee dosis de realidad esta comedia romántica alejada, por fortuna, del amaneramiento o las toneladas de azúcar que caracterizan a la mayoría, pero algo no acaba de encajar en el puzzle, esa rapidez con que Perrine se inventa otra identidad, aunque tampoco es menos cierto que a veces la desesperación nos hace temerarios. Y un día te despiertas feliz.