Olivia Hussey, una Julieta imposible
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El reparto para “Romeo y Julieta” se le antojó ciertamente problemático a Franco Zeffirelli
El reparto para “Romeo y Julieta” se le antojó ciertamente problemático a Franco Zeffirelli. Para el papel del joven enamorado le habían hablado de un chico desconocido pero con grandes posibilidades, Leonard Whiting. Hizo las pruebas y superó con éxito el casting. Daba perfectamente para lo que tenía en la cabeza el director. El problema llegó con Julieta. Necesitaba a una mujer de la misma edad, casi una chiquilla. Cuando apareció Olivia Hussey, el director no la tuvo demasiado en cuenta. Para él iba un poco sobrada de peso y, para colmo, se mordía las uñas. Imperdonable. El problema era que pasaba el tiempo y Julieta no llegaba y decidió volver a convocar a la jovencísima actriz. Cuál no sería su sorpresa al ver que su aspecto femenino se había tonado en un porte bastante más asexuado al cortarse el pelo como un muchacho. La desesperación estaba a punto de adueñarse del realizador. Ella había perdido la oportunidad de su vida. A cambio, le había ocasionado a él un dolor de cabeza histórico. ¿Cómo salir del atolladero? Pasó un tiempo y decidió Zeffirelli volver a llamar a aquellas actrices que había decidido rechazar. Ante sus ojos se presentó una Hussey bastante más moderada de peso y cuyos ojos enamoraron al director de cine. Ya tenía a la pareja protagonista. Podía empezar a rodar. En su biografía relata que aquel verano de 1967 decidió trasladar a todo el equipo a su villa de la Toscana, donde vivían como si de una gran comuna se tratara. Loas actores ensayaban en el césped y Nino Rota, el compositor, creaba la música en el salón. Era una gran familia. El rodaje comenzó el 29 de junio y se prolongó hasta octubre con apenas una semana de descanso. Zeffirelli recuerda que los problemas surgieron de manera inevitable, sobre todo debido a la juventud de los protagonistas. “Hube de ejercer casi de padre para ellos fuera de la pantalla”, escribe en sus memorias. Sobre todo con Olivia, que procedía de un hogar roto “y necesitaba la referencia de la figura paterna”. Con el joven Whiting el rodaje fue un tira y afloja, pues “él ponía a prueba su ego. Estaba en esa época en que necesitaba reafirmarse. Incluso de vez en cuando sacaba a relucir que él ya tenía experiencia cinematográfica. Necesitamos mucha paciencia para que las cosas no se desbordaran”, escribe. Sin embargo, de lo que no hay duda es de que “era el adolescente más bello que había visto en toda mi vida”.