«Rush»: Más allá de las carreras
Director: Ron Howard. Guión: Peter Morgan.Intérpretes: Chris Hemsworth, Daniel Brühl, Olivia Wilde, Natalie Dormer, Lee Asquith-Coe, Alexandra Lara. Música: Hans Zimmer. Duración: 123 minutos. EE UU. 2013. Drama/Biopic.
El tipo que sale con gorrita azul y cara de panoli en «Los Simpson», es, realmente, un hombre de suerte en su trabajo y dicen que las películas lo han hecho casi rico. Casi, que el cine resulta siempre un inestable negocio de narices. «Cocoon», «Llamaradas», «Apolo 13», «Una mente maravillosa», «Cinderella Man», el petardo aquel llamado «El código Da Vinci», «El desafío. Frost contra Nixon», sin duda la mejor película del director y cuyo guión también escribiría Peter Morgan, o sea, que las casualidades no existen... Un buen artesano, o correcto en ocasiones a secas, que sin embargo la taquilla ve la mar de simpático. En «Rush», o la biografía de dos de los más grandes pilotos de la historia, Howard ha intentado, y conseguido, que las carreras no suenen demasiado hollywoodienses, lo que era un peligro a tener bastante en cuenta (incluso a veces da la impresión de que ha utilizado imágenes reales de las mismas o esa sensación provoca en el espectador), que esté muy presente durante todo el metraje el drama de saber que la muerte acecha siempre de cerca a estos jóvenes, que la difícil relación entre dos hombres tan distintos no quedase sepultada entre los rugidos de los bólidos, los contratos millonarios y las interminables vueltas a un circuito. Sí, hay diálogos con vida entre el parco, casi militar Lauda (extraordinario trabajo el realizado por Brühl), y el tipo encantado de conocerse que fue James Hunt (Chris Hemsworth; aunque tiene un físico imponente que abre puertas y ventanas, el marido de Elsa Pataky todavía está un poco verde en esto de la interpretación, aunque el chico se esfuerce), mujeriego, bebedor, juerguista, su máximo enemigo en las pistas hasta que algo grave sucedió y ambos decidieron que ya había pasado a un segundo plano aquella mítica rivalidad. Estamos, en fin, frente al mejor Howard. Lo mismo Homer decide levantarle ya el castigo.