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«The guilty»: no cuelgues el teléfono

larazon

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Solo una habitación, un hombre y un terminal telefónico. Con estos escasos medios, el debutante Gustav Möller construye un suspense de altura y un trepidante «thriller» protagonizado por Jakob Cedergren.
A veces basta poco para hacer cine. Incluso buen cine. Decía Jean-Luc Godard, cuando todo costaba dos pesetas, que para una película solo necesitaba una pistola y una chica. No muy lejos de ese postulado se mueve «The Guilty», una cinta a la que la economía de medios no solo no la lastra sino que la convierte en un peculiar e inmersivo «thriller» que demuestra hasta qué punto el cine es una cosa que en el fondo solo necesita de nuestros sentidos para completar la experiencia. De hecho, una pequeña oficina, compartimentada apenas en dos espacios, es el lugar en el que transcurre todo el metraje de esta cinta danesa del debutante Gustav Möller que, al mismo tiempo, como decimos, transita por muchos escenarios en la imaginación del espectador.
¿Cómo es posible? Veamos: la película se centra en una noche en la vida de Asger Holm, un oficial de Policía que ha sido suspendido de sus funciones por motivos que se irán revelando poco a poco, y arrinconado en la centralita del Servicio de Emergencias 112 mientras se decide qué hacer con él. De la acción de las calles a la inactividad que supone descolgar y colgar un teléfono, tramitar alertas a la Policía, los bomberos o los servicios de urgencias... Nada que pueda colmar las noches de este tipo que se nos presenta hastiado e incluso insensible a los problemas ajenos, más concentrado en sus propios demonios internos que en satisfacer a la persona que le habla al otro lado del teléfono, de los auriculares de diadema que siempre usa.
La calma chicha de las largas noches de atención al ciudadano en el 112 se romperá cuando una mujer realice una llamada que, en principio, parece una broma pero que Asger irá descodificando como lo que es: el grito de auxilio de alguien que ha sido secuestrada y que se dirige en coche con su captor a algún lugar fuera de Copenhague, capital de Dinamarca. Dada la poca información que la mujer puede facilitar, el agente, en lugar de tramitar la alerta y desentenderse, se interesará personalmente por el caso y, desde las cuatro paredes de la centralita del 112, ejercerá de policía para intentar con los medios a su alcance (es decir, el teléfono) evitar el drama.
«La idea de la película –explica el director danés– me vino cuando me topé con una llamada real al 911 (el 112 de Dinamarca) de una mujer secuestrada. Viajaba en coche y, como estaba sentada al lado de su secuestrador, hablaba en clave. Al principio me intrigó el suspense de la llamada, como a cualquier otro oyente. Pero después empecé a reflexionar sobre lo que la hacía tan intrigante». La imaginación de Möller se puso a trabajar a partir de aquella voz: «A pesar de que solo había escuchado una grabación de sonido, tuve la impresión de haber visto las imágenes. Había visto a la mujer, el coche en el que estaba, la carretera por la que iba el coche, e incluso al secuestrador sentado a su lado. Me di cuenta de que cada persona que escuchara esa llamada telefónica vería imágenes diferentes: una mujer diferente, un secuestrador diferente, y así sucesivamente. Empecé a darle vueltas. ¿Qué pasaría si se utilizara esa idea de imágenes mentales en una película?».
De ahí surge «The Guilty», una cinta de suspense «que ofrece a cada espectador una experiencia completamente única», añade el realizador, ya que «las imágenes más fuertes de la película, las que te cuesta olvidar, son las que no se ven», y esas dependen de la imaginación del público para ser completadas, rellenando los huecos de la narración, de este inmenso fuera de campo que es la cinta con la que Möller se ha dado a conocer al mundo con una resonancia nada desdeñable para una cinta escandinava.
Tanto es así que el filme se ha colado en la temporada de premios. Y hasta podría llegar a figurar en la terna de candidatos a mejor película de habla no inglesa en los Oscar. Es una carrera dura y difícil en la que también está inmersa «Campeones», la propuesta española. «The Guilty» representa a Dinamarca y el mes que viene se sabrá si pasa el corte para luchar por la estatuilla. Jakob Cedergren, protagonista absoluto y casi único de la cinta, lo considera algo así como «una campaña electoral. Sinceramente, ya no tiene nada que ver conmigo. Ahora solo puedo ayudar haciendo lo que me pidan, pero nos esforzaremos al máximo y esperamos llegar lo más lejos posible».
Él mismo puede hacerlo muy lejos en los premios del Cine Europeo, cuya gala se celebra en Sevilla el 15 de diciembre. Aspira al galardón a mejor actor, complementando el premio a mejor guión que puede llevarse Möller y Emil Albertsen. Sus grandes rivales en el apartado de interpretación son el debutante Marcello Fonte, por «Dogman», Tomasz Kot, por «Cold War» (la cinta con más nominaciones), y Victor Polster, por «Girl». Cedergren cuenta a su favor con una actuación que, partiendo de recursos muy escasos (una habitación y sin posibilidad de interactuar con otros personajes), mantiene siempre la tensión y demuestra una pericia gestual muy grande para reflejar las tensiones internas de Asger. «No me pareció especialmente difícil trabajar con tal economía de medios. Tampoco dependía todo de mí, sino de muchas personas. Aparte de un maravilloso director, del sonido y del montaje, no debemos olvidar a mis compañeros de reparto: no es fácil comunicar sensaciones al espectador a través del teléfono», señala.
En la piel de los operadores
El rodaje ocupó solo 13 días. La preparación previa fue exhaustiva. «Estuvimos cinco meses antes de empezar a rodar y Gustav puso toda su confianza en mí. Me dijo desde un principio que debíamos prepararnos con mucha antelación para que no hubiera ninguna duda durante el rodaje. Sin una preparación a fondo antes, habría sido imposible rodar en tan poco tiempo». Como parte de esa preparación, Cedergren, cuya carrera se remonta al año 2000, visitó varias veces los centros del 112 para ver cómo se gestionan las llamadas. «También hablé con varios agentes que se dedican a este trabajo. Era importante hacerme con su forma de trabajar, sentir el ambiente», añade. Asegura sentirse «muy orgulloso» de la nominación de la Academia del Cine Europeo, que pone el foco en un intérprete que ha desarrollado su carrera principalmente en Dinamarca y Suecia, pero que también ha realizado papeles secundarios en Reino Unidos y Francia.
Por cierto que, como buen «thriller», esta historia de un hombre pegado a un teléfono, tan trepidante como estática (que además ganó el premio del Público en Sundance), no ahorra en giros de guión que sorprenderán al espectador y cambiarán sus apriorismos. O no. Porque, como recalca Möller, «The Guilty» es una construcción que depende del concurso del espectador. Él manda en la historia.