Una anomalía que sabe a poco
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Director: Tim Burton. Guión: Jane Goldman y Ransom Riggs. Intérpretes: Eva Green, Asa Butterlfied, Samuel L. Jackson, Judi Dench. EE UU, 2016. Duración: 119 minutos. Fantástico.
Algo le sucede a Tim Burton, humano en el fondo, aunque en ocasiones lo parezca poco. Algo le ronda a esa cabeza rematada por una melena sempiternamente revuelta desde hace nueve años largos, cuando estrenó «Sweeney Todd», porque, con una honrosa excepción, «Frankenweenie», casi nada ha vuelto a ser como antes. «Alicia en el país de las maravillas», «Sombras tenebrosas» y «Big Eyes» aportan bien poca cosa, probablemente sólo una risa amarga, a su otrora incomparable, genial y hermosa filmografía, y tampoco suena afinada la próxima segunda entrega de «Beetlejuice», una decisión quizá más motivada por necesidades económicas que por buscar la excelencia. Y he aquí que en medio de la semi catástrofe, el soberbio Burton presenta con poco ruido su nuevo trabajo, «El hogar de Miss Peregrine para niños peculiares», o la historia de Jacob, un adolescente que tras perder a su abuelo (el siempre inquietante Terence Stamp), viaja a la brumosa costa de Gales para saber si aquello que le contaba sobre jóvenes de poderes asombrosos era cierto. Y allí Jacob se topa con una destartalada mansión habitada por seres extraordinarios que regenta la ínclita Miss Peregrine. Hay más: unos seres diabólicos que deben alimentarse de ojos para seguir soportando su propia y deforme fealdad, para seguir gobernando desde el otro lado del espejo. Qué decir de personajes como la chica con esos enormes zapatones de acero para no salir volando, de los gemelos enmascarados sabe Dios por qué, de la pequeña con dos bocas... A todos, encantadores «frikies» injustamente abandonados por sus especiales circunstancias, a la postre, los admira y defiende Burton, él mismo un sempiterno fenómeno encerrado en el desgarbado cuerpo de un adulto (lean en este sentido su libro publicado por Anagrama). Qué decir de esos villanos de ojos blancos liderados por el peor canalla, Samuel L, Jackson, qué de esos fatalistas paisajes donde uno parece estar a punto de vender el alma por una birra de cerveza caliente. Burton ha vuelto, y parece que con las ideas menos desordenadas, aunque no lo suficiente. Existe en «El hogar...» ese pozo hondo de oscura, densa poética («La novia cadáver», «Frankenweenie»), esa conmovedora defensa de los extraños («Ed Wood», «Eduardo Manostijeras»), cierto humor negro («Mars Attacks!», «Charlie y la fábrica de chocolate»)... Sí, pero en dosis insuficientes. A lo mejor porque Depp ya no está para estos trotes o porque el chico ostra debe entreabrir de nuevo la concha para no asfixiarse. Seguiremos esperando.