Literatura

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Completamente Quijote

Monumental, definitiva, imprescindible... La edición de «El Quijote» de la RAE, en la que han trabajado casi 100 especialistas y que ofrece gran cantidad de información complementaria, calienta la víspera del cuarto centenario de la muerte de Cervantes

Se añade gran variedad de información complementaria y un texto pulido
Se añade gran variedad de información complementaria y un texto pulidolarazon

Quizás el secreto de la popularidad de «El Qujote» resida antes, un poco antes, de aquel mítico «En un lugar de la Mancha». Unas páginas atrás: en el prólogo, en aquella voz confidencial y cercana que nos interpela sin ampulosidades ni presentaciones, como entre compadres frente a un vaso de vino: «Desocupado lector»... Es esa oralidad en la que no caben afectación ni retórica, junto con la apabullante verdad de sus personajes –arquetipos primero satirizados y luego humanizados por la bondad intuitiva o la inteligencia emocional de Miguel de Cervantes–, la que hace que cuatro siglos después (410 años, para ser exactos) Don Quijote y Sancho Panza sigan despertando nuestro interés, nuestra ternura y nuestro compromiso intergeneracional con esta historia «monda y desnuda» que define por sí sola buena parte del imaginario de Occidente y, desde luego, representa a España en un modo tal que no hay campaña de imagen que pudiera soñar cosa igual.

Para que ese testigo cultural de excepción pasase de mano en mano en la mejor disposición bibliográfica, en 1912 un Real Decreto dispuso la edición de dos versiones de la Real Academia Española –una popular y otra crítica– de la inmortal obra de Cervantes. Aquel libramiento quedó arrinconado. Y no fue hasta 2014 que la versión popular, a cargo del académico Arturo Pérez-Reverte, vio la luz. Ayer, con la presentación de «El Quijote» en edición crítica, bajo la dirección del filólogo y académico Francisco Rico, se dio por finalizado el encargo. «Nos hemos tomado un poco de tiempo», ironizaba el director de la RAE, Darío Villanueva, durante la solemne presentación de los dos volúmenes (1.644 y 1.668 páginas, respectivamente) que marcan un hito en la historia bibliográfica de las andanzas del ingenioso hidalgo.

El Instituto Cervantes como modelo

La publicación es la espina dorsal de la Biblioteca Clásica de la Academia, un corpus de 111 obras canónicas de nuestra lengua que van desde «El cantar de Mio Cid» a «Los Pazos de Ulloa», de Emilia Pardo Bazán, del que ya se han editado casi 30 volúmenes. En el centro (o, mejor, en el corazón) de este compendio se sitúa la obra completa de Cervantes y, en especial, su «Quijote». Y todo ello en el año en que se cumplen cuatro siglos de la publicación del segundo tomo de las aventuras del hidalgo, y a escasos meses de que arranquen las conmemoraciones por los 400 años de la muerte del escritor. Cerca de un centenar de especialistas han trabajado en una edición que toma como referencia la ya impresa a cargo del Instituto Cervantes en 1998. Además del primer volumen, que recoge la obra en sí, pulida de erratas e imprecisiones derivadas del trabajo de los cajistas que han resistido hasta nuestros días, el segundo tomo presenta una ingente cantidad de información complementaria, con textos, de entre otros, escritores como Javier Cercas, Roger Chartier, Alberto Manguel, Javier Marías, Claudio Guillén y Martín Rico. «Es una edición realmente monumental –destacó Villanueva–. Era hora de dar el do de pecho con ‘‘El Quijote’’ para comprender hasta en los mínimos detalles una novela que es la más importante de la historia». Para Santiago Muñoz Machado, secretario de la RAE, se trata de un «Quijote enciclopédico» debido a la ingente cantidad de claves para entenderlo: desde acercamientos históricos y geográficos a precisiones bibliográficas y tópicas. Aparato crítico, apéndices, ilustraciones... Y una edición cuidada y actual a cargo de Espasa y Círculo de Lectores, que, como en todas las obras de la Biblioteca Clásica, cuenta con el patrocinio de la Obra Social La Caixa. «Posiblemente se trata de la edición más completa jamás publicada», valoró ayer Jaume Giró, director general de la Fundación La Caixa.

Sobre la académica Soledad Puértolas recayó el encargo de hacer una presentación más emocional, literaria, de esta obra inmortal que «no deja de ser nunca nueva y resiste a todas las traducciones y a todas las versiones», un libro que «se enriquece cada vez que un nuevo lector se pierde en él, porque ellos, los lectores, son los encargados de renovar el rito». Para Puértolas, «la constante novedad de ‘‘El Quijote’’ es que siempre es Cervantes el que reparte la baraja». Y lo hace en el castellano más llano y expresivo que pudiera darse en una época en que triunfaban en Madrid y Sevilla, principalmente, los maestros del conceptismo y el culteranismo, duchos en el arte de desdoblar el sentido de las palabras o extraer de su musicalidad su sola razón de ser. En cambio, «‘‘El Quijote’’ no está tanto escrito como dicho», en palabras de Francisco Rico. Y es ese «tono familiar, de orador» (Santiago Muñoz dixit) el que le confiere el carácter imperecedero que han alabado los más grandes escritores de todos los tiempos: de Borges a Günter Grass, de Dostoievsky a Gogol...

El romance de Cervantes con el público (desde el más autorizado al mero lector «amateur») arranca en 1605. Entre 1.500 y 1.700 ejemplares salieron de la imprenta de Juan de la Cuesta, en la calle Atocha de Madrid, para conquistar de plano el favor de los lectores. Cientos, miles de ediciones después, la Real Academia vuelve sobre esta obra fundacional. «Cualquier Quijote es bueno para apreciar la grandeza de esta obra e incluso la primera, que es la peor versión, plagada de erratas y morcillas, vale la pena», aseguró Francisco Rico para, a renglón seguido, apostillar con merecido orgullo: «Y si la peor es la primera, la mejor es la última». Vale.

Cuatro siglos de andanzas en papel y tinta

1605

LOS PRIMEROS 1.500 QUIJOTES

Llena de erratas y de baja calidad, la edición de Juan de la Cuesta será siempre recordada por ser la primera que lanzó al mundo a los personajes inmortales de Cervantes. Cerca de 1.500 ejemplares salidos de su local en Atocha.

1662

DE BRUSELAS AL MUNDO

Esta edición de los Países Bajos con 35 láminas contribuyó enormemente a la popularización en Europa de la obra.

1738

EL CANON INGLÉS

La casa J. R. Tonson editó la versión del clásico que durante mucho tiempo fue considerada canónica en el mundo anglosajón.

1780

LA RAE HACE JUSTICIA

La Real Academia quiso evitar la «apropiación» británica del libro con esta histórica publicación.

1863

EL SELLO HARTZENBUSCH

El académico autor de «Los amantes de Teruel» pulió la obra en un trabajo imprescindible.

2015

NUEVA Y LARGA VIDA AL HIDALGO

La edición del Instituto Cervantes, dirigida por Francisco Rico, y editada por la Real Academia Española, Espasa y Círculo de Lectores es un monumental impulso a los estudios cervantinos y una obra de referencia.