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Estreno

Crítica de "Godland": la imagen negada ★★★★½

). Dirección: Hylnur Pálmason. Intérpretes: Elliott Crosset Hove, Ingvar Sigurdsson, Vic Carmen Sonne, Jacob Lohmann. Islandia-Dinamarca-Francia-Suecia, 2022, 142 min. Género: Drama.

Crítica de "Godland": la imagen negada ★★★★½
Crítica de "Godland": la imagen negada ★★★★½LA RAZÓN

No es extraño que sea una fotografía negada la que sirva como catarsis dramática de una película que se inspira en las siete primeras fotografías que se conservan del sureste de Islandia. Como si esa imagen que se resiste a ser robada de la realidad, la que no obedece a la puesta en escena que quiere ordenar la belleza de lo terrible, fuera la única que puede decirnos la verdad: sobre el silencio de Dios pero también sobre la miseria del hombre, tal vez también sobre el futuro del ser y la carne, que es convertirse en tierra y hierba, y dejarse engullir por la naturaleza. Puede que algunos de los planos cenitales de “Godland” nos hagan pensar en una mirada divina, y que su protagonista sea un sacerdote danés con una misión casi imposible -cruzar una tierra ignota, hermosa y hostil, para construir una iglesia- sirva para elaborar un discurso sobre la búsqueda de la fe y la trascendencia, pero es difícil imaginar una película más agnóstica que “Godland”, porque de lo que aquí se trata es de reivindicar la materia orgánica de los cuerpos y la naturaleza. Que el sacerdote esté obsesionado con fotografiar el mundo lo convierte en una suerte de protocineasta que ha olvidado conectarse con la vida, que quiere embalsamar el paisaje y sus habitantes como un conquistador de imágenes, y la película, ferozmente anticolonialista -podría leerse como un western, donde los daneses son los blancos y los islandeses, los indios-, quiere demostrar que las imágenes no se conquistan, que existen por sí mismas, que son tan bellas e implacables como el ciclo de las estaciones, como esa naturaleza majestuosa y punitiva que impone sus leyes ante la arrogancia de los hombres, abrumados por la venganza y la culpa.

Lo mejor: El rigor de su puesta en escena, que busca rimas y fricciones entre el paisaje y el alma de sus personajes sin limar asperezas.

Lo peor: Es todo lo contrario de lo que entendemos por una película veraniega, y corre el peligro de ser ninguneada en la cartelera.