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Dani Muriel : "Nerón fue un hortera de bolera"

La historia del emperador romano, escrita por Eduardo Galán y estrenada en el último Festival de Mérida, ocupa el escenario del Teatro Bellas Artes hasta el domingo.
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La historia del emperador romano, escrita por Eduardo Galán y estrenada en el último Festival de Mérida, ocupa el escenario del Teatro Bellas Artes hasta el domingo.
Si pone Nerón en Google lo primero que le saldrá es «el reino del terror» y «la mala fama», ganada a pulso, que siempre ha tenido el emperador. Difícilmente desaparecerá esa etiqueta de ser el hombre que mandó incendiar Roma, entre otras maldades. Pero dice Dani Muriel, sin justificarlo, que hay que profundizar en la figura para empatizar «algo» con él; buscar los motivos que le llevaron a hacer todo lo que hizo, asesinatos incluidos. Una investigación que el actor ha hecho para protagonizar «Nerón», la pieza de Eduardo Galán que se estrenó en el pasado Festival de Mérida y que hasta el domingo ocupará el escenario del Teatro Bellas Artes de Madrid.
–Deduzco que habrá indagado en la figura histórica.
–Sí, claro. Y esta obra nos da a conocer nuevas aristas y recovecos de este personaje que todos conocemos por ese Peter Ustinov maravilloso de «Quo Vais?» (1951) En la cinta no sabemos las razones de por qué hace lo que hace, y esta función te lo cuenta. Es un hombre que tiene una cabeza complicada, desquiciada, sobre todo, por su madre, Agripina, que abusa de él sexualmente desde que es niño y que le obliga a ser emperador cuando lo único que quiere es ser artista. Todo lo que le rodea le lleva a unos extremos que le obligan a ser un tirano y un déspota. Yo intento defenderle todo lo que puedo porque creo que no era un mal tipo. Solo que le colocan en un sitio en el que no debe estar. No tiene armas para dirigir y, entonces, hace lo que puede, y lo hace muy mal.
–Eso puede recordar a algunos dirigentes actuales...
–No hablamos de nada en concreto, pero la gente cuando nos ve sí reconoce a políticos, tiranos y otros déspotas históricos porque, al final, todos hacen lo mismo. Cuando consiguen el poder no saben gestionarlo y van a sus caprichos y a lo que, a su juicio, es bueno. Y el fin no siempre justifica los medios. Pero aquí también vemos a un Nerón con un lado muy humano y muy filantrópico con el que desea una Roma moderna y presidida por las artes. Lo que pasa es que para conseguirlo deja que toda la ciudad arda y muchas otras cosas.
–Pero ni siquiera los estudiosos se ponen de acuerdo en que Nerón fuera el responsable del incendio del 64.
–En este montaje hemos terminado dejando una teoría. Ahí sí ha habido un pequeño cambio porque no quedaba claro del todo cuál era la postura de Nerón. Yo creo que para él fue una tragedia grande e inesperada y que no lo hizo, como opinión personal. De hecho, los historiadores dicen que bajó a intentar apagar el fuego. Pero cuando ve que todo arde decide que es la oportunidad para crear esa nueva Roma y, entonces, opta por que no se apaguen las llamas. Podía haber salvado la mitad de las casas y a mucha gente; sin embargo, deja que todo continúe. Gestiona mal las circunstancias que le vienen y termina yendo a lo que es su capricho personal.
–Bueno, hace no mucho hemos visto en España a gente que, a la vez, que apagaba las llamas las encendía por otro lado.
–Sí, en los incendios del norte de hace unas semanas. Ahí está lo interesante, poder meterte en la psique de este personaje para intentar entenderle. Yo creo que el espectador termina empatizando con lo que ve en escena.
–Lo defiende bastante, ¿no fue, como pasado a la historia, ese emperador desquiciado?
–No, no. Estaba absolutamente loco, pero en «Nerón» vemos lo que le lleva a esa locura. No es un chaval que está de manicomio desde que nace. No. Es una persona que puede tener sus limitaciones, pero son las circunstancias lo que le llevan a estar loco. De hecho asesina a su madre a su primera y segunda mujer, a Séneca, a todo el mundo... Cuando realmente quieren prescindir de él es cuando su locura le lleva a creer que cantando a los enemigos va a conseguir calmarlos. Piensa que puede ir al campo de batalla, cantar y tranquilizar a todos. Ahí los senadores dicen: «Hasta aquí». Lo que sirve como referencia de quién es toda esa gente que está detrás del que parece que dirige, cuando son ellos los que manejan el cotarro.
–Vemos que para máximo dirigente no valió, pero, por su amor al arte, ¿hubiera sido un buen ministro de Cultura?
–Diría que sí, porque tiene una dedicación al arte plena y quiere ser artista a toda costa, aunque no tuviera talento. Ni canta ni compone como debería.
–Eso le facilita la interpretación, aunque usted haya cantado.
–Sí, estuve en el musical de «Cabaret». Llevamos al personaje al extremo, y siempre voy a desafinar. Realmente es un hortera de bolera. Es un cantante sin gusto musical, no sabe, no trasciende, no llega, no tiene talento... Aunque prepara sus cuerda vocales desde niño.
–Estado «Quo Vadis?» (novela y película) en la mente de todos, ¿qué referencias ha tomado?
–Leí mucho y vi la cinta, pero, sobre todo, me dejó muy impactado una interpretación de Michael Sheen («Master of Sex») en un capítulo de la BBC sobre los emperadores. Él hace de Nerón y muestra esa locura de la que hablo. Es maravilloso ver cómo va volviéndose loco.
–Aprovechando la cercanía de las elecciones, ¿encajaría su forma de gobernar en algún partido?
–Esperemos que Nerón no tenga cabida en ningún partido porque si no estaríamos todos perdidos.