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La RAE zanja la guerra de la tilde

La Academia reitera en una sesión plenaria que «solo» puede llevar tilde en caso de que exista ambigüedad y asegura que en este asunto «no ha habido ni vencedores ni vencidos»

Una tilde no es para nada un asunto nimio. Y si no, que se lo digan a los miembros de la Real Academia Española, que, días después de introducir una matización en la norma general de la Ortografía de 2010 -que dejaba «a juicio del que escribe» la posibilidad de tildar o no la palabra «solo»-, han vuelto a debatir sobre esta cuestión en su pleno semanal, que, en esta ocasión, se anunciaba en las redes que sería «tormentoso», lo que, sin duda, ha aumentado todavía más las expectativas existentes.

Para huir de los malentendidos, sobreentendidos y posibles guerras de interpretaciones, como en jornadas anteriores, el director de la institución, Santiago Muñoz Machado, compareció en rueda de prensa «para evitar que haya diferentes voces y conclusiones sobre lo dictado por la Academia y hacerlo como máximo representante institucional». Subrayó que si hace siete días se acordó una solución por «consenso, pero no por unanimidad, porque un académico no la refrendó, en esta ocasión el acta ha sido aprobada por unanimidad».

La conclusión es que no ha cambiado nada respecto a la semana pasada, cuando se determinó que:

«a) Es obligatorio escribir sin tilde el adverbio "solo" en contextos donde su empleo no entrañe riesgo de ambigüedad.

b) Es optativo tildar el adverbio "solo" en contextos donde, a juicio del que escribe, su uso entrañe riesgo de ambigüedad».

En esa ocasión se especificaba que «lo único que se añade es "a juicio del que escribe". Este inciso no modifica la norma».

Para Santiago Muñoz Machado, «como estaba redactada hasta ahora, un profesor o un examinador podía poner falta a un alumno si, consideraba, hacía un mal uso». Al introducir esa última adición, lo que se pretende es «que las personas tengan absoluta seguridad a la hora de poner una tilde o no. Si existe o no ambigüedad será siempre a juicio del que escribe y no del que controla. Esto puede llevar a los escritores a usar la tilde si consideran que existe esa ambigüedad. La Academia permite que se pueda tildar en ese supuesto». Después precisó: «Con esto la RAE aclara o resuelve una crítica interna y una crítica externa. Porque sobre este asunto no solo han debatido los académicos, también los escritores y lingüistas de toda clase y condición. De todas maneras, ha habido una tendencia a ir eliminando la tilde cuando se consideraba que no era necesaria y, este es el paso definitivo y conclusivo».

También especificó que «la RAE ha tratado de resolver un problema y una polémica que era antigua y que venía replanteándose con frecuencia en los plenos. Algunos académicos recuerdan que hace diez años empezó a debatirse. Es una cuestión que han recogido los medios y ha puesto en posiciones diferentes a los gramáticos y a los escritores. Los primeros están, mayoritariamente, a favor de la eliminación de la tilde mientras que los escritores han recordado siempre la importancia del énfasis de la tilde para la redacción de sus novelas, cuentos y poemas. No discutimos tanto sobre la regla sino sobre las aplicaciones de la regla y si esa regla general debe tener excepciones o no».

Santiago Muñoz Machado quiso remarcar, y subrayó en varias ocasiones, que jamás se ha debatido la norma, que se mantiene. Solo se ha procedido a una «aclaración de la redacción de la norma. Ayer por la mañana, convoqué a todas las academias del mundo para comunicarles lo que habíamos decidido y les expliqué el sentido de esta nueva redacción para saber si alguna Academia consideraba que era una modificación de la norma ortográfica o si deberíamos proceder a la modificación de la norma». La respuesta fue negativa. Todas consideraron de manera unánime que se había procedido a una «redacción mejor de la regla estableciendo un inciso mínimo: la posibilidad de tildar cuando existe riesgo de ambigüedad».