El crimen más antiguo de España tuvo lugar en San Fernando (Cádiz)
La construcción de un campo de hockey sobre hierba nos ha devuelto 59 camilla imprevistas y ha dejado sobre la mesa del forense un asesinato olvidado, el crimen más antiguo de España, con permiso de Atapuerca.
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La construcción de un campo de hockey sobre hierba nos ha devuelto 59 camilla imprevistas y ha dejado sobre la mesa del forense un asesinato olvidado, el crimen más antiguo de España, con permiso de Atapuerca.
En San Fernando de Cádiz ha salido a la luz una necrópolis que confirma lo que imaginábamos: que en este país nos hemos estado matando antes, incluso, de que fuéramos un país. Después del fútbol y el café de sobremesa, el cainismo es el entretenimiento nacional. La tradición literaria asignaba un pecado a cada país y en ese reparto a España le tocaba la envidia. Pero aquí lo que ha desenterrado la arqueología es el crimen de los abuelos, el cadáver que se había metido debajo de la alfombra de la historia y que al limpiar la casa ha reaparecido con toda su podredumbre.
En otras naciones, el peligro de abrir una carretera o levantar un edificio es toparse con un palacio sasánida, un templo dedicado a Zeus o una villa romana, lo que supone un fastidio para los que custodian el erario público y vigilan el despilfarro de las arcas municipales. En la Península Ibérica lo que asoma cuando se clava una pala en la tierra son los muertos, porque aquí hasta las zanjas tienen fiambres.
La construcción de un campo de hockey sobre hierba nos ha devuelto 59 camilla imprevistas y ha dejado sobre la mesa del forense un asesinato olvidado, el crimen más antiguo de España, con permiso de Atapuerca. Pero como los muertos nunca vienen solos, aquí lo que se han encontrado son dos calaveras, y no una sola, con los huesos fracturados por supuestas causas violentas (la más antigua pertenecería a un hombre de 30 años y la otra a uno de 45). Lo malo que tienen los difuntos es que no se conforman únicamente con reaparecer, que ya bastante fastidio es, sino que con ellos vienen más fantasmas.
El hallazgo ha invitado a más de un Sherlock Holmes a especular por el posible móvil que motivó que les dieran matarile a esa infausta pareja y aquí es donde sale a relucir otro de nuestros súcubos históricos. Este cementerio se remonta al neolítico, que es la encrucijada donde comenzaron a arraigar las desigualdades sociales y económicas, o sea, donde empezó a fraguarse Marx, porque se ve que esto de los privilegios no viene del siglo XIX, sino que tiene más arraigo.
Estos restos han aparecido con todos los lujos de un rajá de la época, esto es, con mucho adorno funerario y pieza exuberante, lo que invita a pensar que eran gentes de privilegio y estatus. Lo que se viene a insinuar con esta teoría es que aquí ya teníamos latente ese rencor atávico entre el señorito y el campesino, entre el patrón y el trabajador, que son categorías sociales que nos han dado mucha guerra en el pasado y que más que una cuestión de tradición o costumbre parece pura genética.