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Los Backstreet Boys desatan la locura en Madrid

larazon

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La euforia se sentía en las inmediaciones del WiZink Center horas antes de que comenzara el concierto. Algunas fans llevaban incluso días aguardando a las puertas del Palacio de los Deportes de Madrid para conseguir la primera fila. Sus ídolos de la adolescencia regresaban a Madrid 25 años después de saltar a la fama para presentar su nuevo disco, DNA, y por supuesto, rescatar los temas que hicieron vibrar a todos en los noventa. Los Backstreet Boys regresaron ayer a Madrid, 21 años después de su primer convierto en España. Más de dos décadas después del “boom” de la “Boy band” ni ellos son los de antaño ni sus fans las jóvenes que empapelaban sus carpetas con los rostros de A.J, Howie, Brian, Nick Carter y Kevin.
“Qué nervios, no me puedo creer que vuelva a verlos”, gritaba emocionada Verónica que llevaba estampada en su pecho una foto de los cinco cantantes estadounidenses. Sin embargo, el entusiasmo de unos y otros parecía intacto, al igual que las camisetas de antaño que rescataron para la ocasión los 15.000 asistentes al concierto, que colgó el cartel de completo. Los ya cuarentones artistas (casados y padres de familia) no dejaron de lado su poder de seducción y fundieron sus voces con una precisión digna de reloj suizo. No faltaron las coreografías que todos llevamos grabadas a fuego en nuestra memoria ni por supuesto unas voces por las que pareció no haber pasado los años. Sí, está claro que los BSB fueron un producto de marketing ideado por Lou Pearlman, primero su padrino y después su perdición, pero si hay algo que los distinguió de otras bandas de “chicos malos” es que ellos sabían cantar. Y ayer lo demostraron.
“¡Buenas noches, Madrid, muchos besos”, fueron las palabras de Nick Carter que bastaron para que los asistentes, un 80% mujeres, estallaran. Dieron buena cuenta de su característico pop comercial por el que parecen no pasar los años y unos reconocibles falsetes típicos del quinteto. Repasaron todos sus grandes éxitos al tiempo que se cambiaban de vestuario a una velocidad de infarto. Lejos quedaron las gorras y los chándal de estudiantes (recordemos que cuando saltaron a la fama alguno no llegaba ni a los 18 años) y ahora lucen pitillos desgastados, chupas y lentejuelas. Ni rastro de la melenita de Nick Carter con hachazo en medio ni de las gorras de A. J, que ahora ha cambiado por sombreros de ala en todos los colores posibles. En el “top five” del repertorio el mítico “Everbody”, por supuesto con “total white outfit”, con el que los asistentes entraron en éxtasis, y el nostálgico “I want it that way”. Sin duda, la banda sonora de toda una generación que parece resistirse al paso de los años y que cerraron el “show” con uno de sus temas fetiche de DNA, “Dont’ go breaking my heart”, el primer single de su último disco. Próxima parada: el viernes en Barcelona.