El maestro de Dante resurge del Infierno de los sodomitas
Einaudi rescata en Italia la obra del humanista que más influyó en el autor de la “Divina Comedia”, quien no dudó en arrojarlo a las llamas por presunto homosexual
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Einaudi rescata en Italia la obra del humanista que más influyó en el autor de la “Divina Comedia”, quien no dudó en arrojarlo a las llamas por presunto homosexual
Si la "Divina Comedia"es el ajuste de cuentas literario más excelso y completo de la historia se debe exclusivamente al genio arrogante, clarividente y desprejuiciado de Dante Alighieri, un tipo que no se corta un pelo a la hora de elegir un cicerone de lujo (Virgilio) para darse una garbeo ("Nel mezzo del camin della nostra vita...") tan solemne como paródico por todos los vicios y estratos de las sociedades pretéritas y, ahí está su modernidad, actual. El "Infierno", particularmente, es un continuo azote en soberbios tercetos en el que, junto a la mordacidad y la condena, no faltan la empatía y la redención. Ahí están la complicidad de Dante con célebres condenados al fuego como Paolo y Francesca ("Noi leggevamo un giorno per diletto...") o el trato delicado que dispensa a Brunetto Latini, su maestro, en el círculo de los sodomitas.
La editorial Einaudi ha rescatado ahora de las ascuas a este oscuro notario y filósofo que influyó decisivamente en Dante y en otro de sus compañeros de armas literarias, Guido Cavalcanti. El sello italiano publica el "Tesoretto", una obra didáctica de corte humanista que acerca la figura de un Latini, un hombre que, a pesar de todo, es condenado al Infierno en la obra magna de su alumno más inmortal, Dante Alighieri.
¿Por qué situó Dante a Latini en el Círculo XV, aquel de los sodomitas? Y, de hecho, ¿por qué lo hizo si tenemos en cuenta que no ha llegado a nuestros días ninguna evidencia de que el filósofo practicara el "pecado nefando"? Llegados a este punto hay que decir la verdad: Dante no ubica en el Canto XV sólo a los sodomitas, sino a "coloro che fanno forza ne la deitade, spregiando natura e sua bontade, sì como sono li soddomiti", es decir, a aquellos que han hecho fuerza contra la divinidad, despreciando la Naturaleza y su bondad, entre ellos, dice, los sodomitas. Por tanto, Latini puede ser o no ser sodomita en el sentido en que hoy en día lo entendemos, ya que el sentido medieval del término es mucho más difuso e incluso, para varios estudiosos, el pecado de Latini podría haber sido meramente intelectual o literario “contra Dios y la Naturaleza de las cosas”, según Ann Marie Conolly, de la Universidad de Boston, debido a sus ideas. Para otros, en cambio, el maestro de Dante fue lisa y llanamente un homosexual en aquella Florencia del siglo XIII dividida entre güelfos y ghibelinos. Incluso algún testimonio contemporáneo habla de él como “hombre mundano”.
En cualquier caso, una lectura somera del Canto XV muestra a las claras que, a pesar de situarlo en el Infierno, Dante observa veneración y respeto hacia Latini, a quien incluso se sorprende de ver en aquel círculo del Averno (“Siete voi qui, ser Brunetto?”), lo que podría representar incluso cierta parodia contra el “stablishment” del otro Infierno, el de la sociedad, y sus reglas. Desde el verso 22 hasta el final de canto, Dante permitirá que Brunetto le acompañe a él y al inmortal Virgilio por aquel desierto ardiente del decimoquinto círculo, con lo cual ofrece otro ejemplo de gran consideración hacia su maestro en vida. Es más, Latini predecirá en estos tercetos el exilio de Dante de su Florencia natal.
Aunque la publicación en Italia del “Tesoretto” por Einaudi permite adentrarse en la figura de un humanista altamente influyente en su época, el misterio de por qué Dante lo ubicó en el círculo de los sodomitas sigue siendo materia de debate erudito. Y es que la “Divina Comedia” admite lecturas y relecturas de lo más variopinto.