El misterioso museo de la Policía de Londres abre sus puertas por primera vez
Dos siglos después de su creación, el misterioso museo privado de la Policía Metropolitana londinense, que reúne objetos de algunos de los crímenes más conocidos del Reino Unido, abre sus puertas al público por primera vez en el Museo de Londres.
Desde 1875, Scotland Yard guardó con recelo pruebas y evidencias que formaron parte de los delitos más notorios de la historia de Gran Bretaña.
Así, la Policía fue creando un museo para formar a oficiales y detectives y al que solo había tenido acceso un reducido grupo de invitados.
Sin embargo, desde el próximo 9 de octubre al 10 de abril de 2016 la exposición "El museo del crimen al descubierto"mostrará al público unos macabros artefactos que convirtieron en leyenda a sus ejecutores y cambiaron los procesos policiales para siempre.
"Queremos que los visitantes entiendan, tras ver la exposición, que todos estos son casos reales, muchos de ellos son muy famosos, como Jack el Destripador, y queremos recordar a la gente que hubo víctimas envueltas en todos estos crímenes", afirmó a Efe la comisaria de la exposición, Jackie Keily.
Para ello, el Museo de Londres, con ayuda de la Policía Metropolitana (MET, conocida como Scotland Yard) y la Oficina contra el crimen del Ayuntamiento de la ciudad, ha seleccionado cerca de seiscientos objetos significativos.
"La Policía nos dio libre acceso a los objetos para elegir los que queríamos enseñar en nuestra exhibición, pero nos dejamos asesorar por el departamento ético; su ayuda fue muy importante para nosotros porque queríamos asegurarnos de incluir las evidencias adecuadas", agregó Keily.
Por su parte, el museo resaltó en un comunicado que era determinante "proteger a las víctimas de los crímenes"y no detallar ningún caso que se hubiera producido después de 1975.
Armas blancas con restos de sangre, recortes de periódico, imágenes en blanco y negro y recreaciones en miniatura, dan vida a veinticinco grandes crímenes que la exhibición muestra de forma cronológica en un amplio marco de color naranja.
Antes de llegar a este espacio, los organizadores han recreado en dos salas el Museo del Crimen original, tal y como era cuando empezó a tomar forma a mediados del siglo XIX.
En esas habitaciones la Policía guardaba, entre otros objetos, un pequeño cojín blanco bordado con pelo humano, cuya autora, Annie Parker, compareció más de 400 veces ante el juzgado de guardia de Greenwich, acusada de embriaguez.
También, una recreación de una carta falsa que una persona (se cree que fue un periodista) envió en 1888 a la Agencia Central de Noticias de la ciudad en tinta roja y firmada por "Jack, el Destripador", de donde el famoso descuartizador recibió su nombre.
Entre abril de 1888 y febrero 1891, once mujeres fueron brutalmente asesinadas en la zona este de Londres por un criminal desconocido.
El pánico generalizado puso en marcha la mayor investigación desplegada por la Policía en la historia del Reino Unido para atrapar al sanguinario asesino que nunca fue identificado, mientras, la prensa competía por vender la historia más sensacionalista.
La muestra cubre 140 años de historia del crimen dividida en temáticas como el terrorismo, el espionaje, el aborto (legalizado en 1967), el fraude o el tráfico de drogas.
Entre los objetos más significativos, están las máscaras utilizadas por los hermanos Stratton, los primeros delincuentes en ser condenados en Gran Bretaña por asesinato gracias al uso de las huellas dactilares (1905).
O un maletín con una jeringuilla en su interior que los hermanos Krays, los mafiosos que controlaban cada esquina del este de Londres en los años sesenta, pretendían utilizar contra un testigo, para imponer así la ley del silencio. Beatriz Díaz/Efe